Crítica: El Botín de los Valientes (Kelly´s Heroes) (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Yugoslavia, 1970: Clint Eastwood (soldado Kelly), Telly Savalas (sargento Big Joe), Don Rickles (sargento Crapgame), Carroll O’Connor (general Colt), Donald Sutherland (sargento Oddball), Gavin MacLeod (Moriarty), Hal Buckley (capitán Maitland)

Director: Brian G. Hutton, Guión: Troy Kennedy-Martin

Trama: Francia, durante la Segunda Guerra Mundial. El soldado Kelly atrapa a un oficial de la inteligencia alemana, y encuentra entre sus papeles de trabajo la documentación referida al traslado de un enorme cargamento de oro desde Claremont hacia los cuarteles centrales del Reich. Kelly convence al resto de la tropa y comienza a enrolar aliados para un asalto a Claremont con el fin de robar el banco antes que muden los 14.000 lingotes de oro. El problema es que el pueblo se encuentra 50 km detrás de las líneas enemigas, amén de que tres tanques Panzer Tiger custodian el lugar. Y sólo la osadía de Kelly y sus hombres puede llevar a cabo el robo con éxito.

  El Botin de los Valientes El Botin de los Valientes (o Los Violentos de Kelly, como se la conoce en España) es un raro experimento que mezcla al cine de guerra con los filmes de robos. Además, tiene la intención de ser una comedia. El resultado final es una película pasable de matineé, que debería haber sido mucho mejor si el libreto hubiera estado inspirado como corresponde.

Hay una enorme cantidad de talentos en todo el proyecto. Está el director Brian G. Hutton, el mismo de Donde las Aguilas se Atreven (otra bélica de 1968 con Clint Eastwood y Richard Burton); y a cargo del libreto está Troy Kennedy-Martin, que tiene una friolera de filmes y series en su haber como la versión original de The Italian Job (1969) y clásicos de la TV inglesa como The Sweeney, Reilly, As de los Espías y Z Cars. En el cast está Clint Eastwood, Telly Savalas, Carroll O´Connor, Donald Sutherland y un montón de conocidos en pequeños papeles como Harry Dean Stanton.

En cuanto a la producción es sencillamente espectacular. Siendo un fan de la Segunda Guerra Mundial, uno puede apreciar que aquí la reconstrucción de época es casi perfecta, en especial viendo a los Panzer Tiger, los tanques americanos Sherman, y una enorme cantidad de vehículos y armas utilizados durante el conflicto. A uno le da la impresión de que éstos son los equipòs reales, y no camuflajes improvisados como han utilizado otros filmes de guerra – si bien los Tiger son tanques rusos T-34 modificados -. Además, cuando se tratan de explosiones, la producción no escatima en pólvora y desata un verdadero infierno en pantalla. Simplemente es impecable.

El problema con El Botin de los Valientes es que semejante producción pristina no es acorde con lo que quiere narrar. Aquí hay una gran idea que se ve muy bien en el papel, pero en la puesta en escena deja bastante que desear. Es como si el libretista Kennedy-Martin no supiera bien cómo armarla. Con la excepción del clímax, el resto no funciona muy bien y está desbordada de relleno inútil. Los personajes hablan todo el tiempo diciendo sandeces o reprochándose los unos a los otros. Tanto en un filme de guerra como en uno de atracos debe haber un objetivo, una estrategia y un plan que no sale como es debido. Y si se trata de comedia, debe proveer situaciones graciosas. El plan es directamente omitido; sabemos que deben ir detrás de las líneas enemigas y que hay tres tanques alemanes custodiando el banco, nada más. Podría haber traiciones, cosas que salen mal, una contraparte – por ejemplo, que los mismos alemanes quisieran robarse el botín -, pero no ocurre nada de eso. Por supuesto el final compensa un poco estas carencias, y es allí cuando la película funciona como corresponde, en especial en el momento en que se quedan sin artillería y deben ir a negociar con los individuos menos pensados para aliarlos en el robo. Pero el resto es una catarata de cliches – sargento duro y de buen corazón, soldado osado, oficial corrupto que negocia todo – y a su vez el relato se dispersa entre un montón de personajes secundarios que dicen dos o tres frases como para identificarlos al momento que mueran cuando se lanza el ataque. Los diálogos y las situaciones podrían haber sido mucho mejores que lo que quedó en el filme. Por ejemplo, la escena del capitán ambicioso que piensa robarse un yate francés y despacharlo a Norteamérica en un B-17 podría haber sido graciosa pero no lo es.

Con El Botin de los Valientes pasa lo que suele suceder con la mayoría de producciones americanas; un fabuloso despliegue que es acompañado por ideas pobres. En cuanto a las interpretaciones, Clint Eastwood es completamente anónimo, Telly Savalas tiene algo más de peso, y el único que roba pantalla es Donald Sutherland con su comandante de tanque algo fumado y completamente hippie – un detalle anacrónico para la época, pero que no queda mal en el contexto -. Sutherland es el único que le pone ganas y hace algo fuera de lo rutinario; pero aparte de él, el resto es mucho más chato que lo esperado. Simplemente esto era una rutina que precisaba mucho más delirio.