Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 1990, miniserie: Harry Anderson (Richie Tozier), Dennis Christopher (Eddie Kaspbrak), Richard Masur (Stanley Uris), Annette O’Toole (Beverly Marsh), Tim Reid (Mike Hanlon), John Ritter (Ben Hanscom), Richard Thomas (Bill Denbrough), Tim Curry (Pennywise)
Director: Tommy Lee Wallace, Guión: Tommy Lee Wallace & Lawrence Cohen, basados en la novela Eso! de Stephen King
Trama: Pueblo de Derry, 1960. Varios niños han desaparecido o han sido asesinados, pero los pobladores mantienen un hermético silencio sobre los sucesos. Un grupo de chicos – autodenominados los Perdedores – es liderado por Bill Denbrough, y ellos han descubierto que el causante de las muertes es una entidad demoníaca que se presenta frente a sus víctimas como Pennywise el payaso. Bill está decidido a vengar la muerte de su hermano Georgie – a quien el payaso le arrancara un brazo -, y conduce una expedición con el grupo a una vieja fábrica abandonada, en donde reside la criatura. Tras un valiente enfrentamiento Pennywise es derrotado pero los chicos – convencidos de que el demonio regresará, tal como lo ha hecho cada treinta años – hacen el juramento de regresar a destruirlo cuando sean adultos. Ahora han pasado tres decadas y seis niños han muerto en Derry. Mike Hanlon ha comenzado a llamar a los otros integrantes del grupo de los Perdedores, para terminar con la tarea comprometida en su infancia; pero Pennywise se encuentra esperándolos, decidido a vengarse de ellos.
Eso! está basada en el bestseller homónimo de Stephen King. King había comenzado una excelente racha con la primera de las adaptaciones de sus libros, Carrie (1976) y para los 90 se había establecido cómodamente también en el formato televisivo con la miniserie La Hora del Vampiro (Salem´s Lot – 1979). It! terminaría por consolidarlo en la pantalla chica, en un reinado del género de terror que continúa hasta nuestros días.
Pero adaptar un enorme libraco de más de 1.100 páginas al aséptico formato televisivo, aún cuando sea una miniserie, tiene su costo y eso queda en evidencia. Un montón de barbaridades del payaso diabólico han quedado filtradas, y la historia se ve comprimida y ajustada con calzador. Y al meter una tonelada de información en un formato muy chico, no hay buena manera de generar el clima que la historia precisa, lo cual podría disimular las falencias de la novela. Aquí, empeñados en vomitar toneladas de subhistorias y personajes – y de ser fiel al autor -, quedan en evidencia los enormes problemas del libro.
Hay uno de ellos que es fundamental, y que consiste en la naturaleza de la amenaza. Hay reglas que a esta altura Stephen King debería conocer de sobra, pero aquí las descarta olímpicamente. Si hablamos de criaturas mutantes, una bala o un objeto (místico o no) puede detenerlos. A los vampiros los mata el Sol y las estacas de madera, y a los hombres lobo las balas de plata – detalles estúpidos si los hay, pero al menos uno los ha aceptado por una cuestión folklórica con el paso de los años -. Pero cuando un autor decide inventar una nueva clase de demonio, al menos debería crear una serie de reglas claras de cómo combatirlo. El payaso Pennywise podría ser un asesino serial disfrazado de clown que hubiera hecho algún pacto diabólico o alguna mezcla alquímica prohibida (como aparecía en los escritos de H.P. Lovecraft), que se pudiera matar con una cruz, agua bendita, o un ritual que lo devuelva a su dimensión original. Pero en It!, es una ensalada de incoherencias que el autor maneja a piacere según las conveniencias del relato. Es un payaso demoníaco; es un espíritu de luz que deambula por los caños; es una araña gigante que absorbe almas… es cualquier cosa. Es un monstruo estúpido y mal definido por naturaleza.
Eso no quita de que cuando Tim Curry aparece en escena las cosas se pongan realmente feas – apelando a los temores inconscientes infantiles de cada uno respecto a los payasos -, pero a medida que avanza el relato y empieza a explicar la naturaleza del payaso demoníaco, la credibilidad de la historia se empieza a ir a los caños. El otro defecto enorme de la miniserie (y de la historia en sí) es que debería haberse restringido a la batalla épica entre los niños y Pennywise en 1960. La primera parte es realmente buena, y hay momentos estremecedores como el acoso de Pennywise a Georgie Denbrough desde la alcantarilla (que debe ser el momento más recordado del filme). La camaradería de los chicos es notable, aunque King ya venía probando ser un experto en el tema – como la excelente Cuenta Conmigo (1986) -. Además las performances de los chicos está más que ok – entre la camada de actores infantiles está Seth Green (Buffy, la Cazavampiros) y Emily “Ginger Snaps” Perkins -; y el combate final tiene su tensión, aún cuando el monstruo sea combatido con algo tan idiota como juramentos de amistad y hondas tirachinas. Si It! hubiera terminado allí, habría quedado como una película muy buena y hubiera sido medianamente satisfactoria.
Pero no; King es ambicioso (o le pagan centavos por palabra escrita) y decide estirarse medio libro más. Y allí es donde se hunde mal la miniserie. No solo el cast de adultos va de lo mediocre a lo directamente malo, sino que la miniserie cae en un show de efectismos idiotas – globos que explotan con sangre; la secuencia con las galletas de la suerte que se convierten en arañas, ojos, garras y un montón de otras cosas non sanctas -, y el nuevo combate final es aún más penoso que el anterior.
Lo mejorcito de Eso! queda en la primera mitad; eso es lo que salva la miniserie ya que el resto es terrible o mediocre en el mejor de los casos. Se pierde la tensión, la gente habla pavadas, hace pavadas (¿ir a combatir un demonio con las manos peladas?), y las performances son muy blandas. Para ver otro grupo de amigos que desde la infancia estuvieron vinculados con lo paranormal y que estaba mucho mejor delineado, vean Dreamcatcher (también basado en una obra de King), aunque ese filme tenía sus propios (y severos) problemas en otros sentidos.