Crítica: Invasion of the Neptune Men (1961)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japón, 1961: Sonny Chiba (Iron Sharp), Kappei Matsumoto, Shinjiro Ebara, Mitsue Komiya, Ryuko Minakami

Director: Koji Ota, Guión: Shin Morita

Trama: El profesor Tachibana es un brillante científico que trabaja para el programa espacial japonés. En su tiempo libre da clases de astronomía en una escuela, en donde sus jóvenes alumnos lo admiran con profunda veneración. Pero la vida de Tachibana no es lo que se dice excitante, y sus alumnos fantasean que él es una especie de superhéroe espacial en sus ratos libres. Las cosas cambian cuando los chicos divisan con sus telescopios la llegada a la Tierra de un Objeto Volador No Identificado, el cual resulta ser una nave espacial procedente del planeta Neptuno. El encuentro pone en peligro a los niños, los cuales son rescatados por Iron Sharp la imaginaria versión heroica de Tachibana, la cual maneja un auto volador repleto de gadgets y posee una estrafalaria arma de rayos cósmicos -, quien ahuyenta a los invasores y se lanza al espacio a perseguirlos. Los niños advierten a las autoridades de su escuela sobre el descubrimiento, pero nadie les cree… hasta que las ciudades se quedan sin electricidad y los ataques alienígenas comienzan. Y si bien los científicos han construido un campo de fuerza que repele los ataques, la barrera no resistirá el peso de tantos embates… a menos que Iron Sharp reaparezca y logre destruir a los agresores antes de que sea demasiado tarde.

Invasion of the Neptune Men ¡Cómo extraño las antiguas películas de ciencia ficción japonesa!. Después de haber visto decenas de especímenes, los titulos inexplorados ralean y son realmente difíciles de conseguir. Pertenecen a una época de ingenuidad pura y auténtico entusiasmo, una era en donde la gente creía en argumentos delirantes, maquetas de cartón, tipos enfundados en trajes de goma, y miniaturas colgadas de hilitos mas que visibles. Toda esa ridiculez se transformó en objeto de culto, con la Toho como ariete del género y llegando a cimentarse un nombre a nivel internacional. Pronto otros estudios quisieron imitar su éxito, y surgieron los Ultramanes y Gameras como exponentes mas visibles del rubro, seguidos de un inmenso pelotón de fracasos y mediocridades que se perdieron en el olvido (Gappa, Girara, etc). Entre todas esas bizarreadas se encuentra Invasion of the Neptune Men, título de la Toei que data de 1961 y que tiene la novedad de ser el primer protagónico del idolo de culto Sonny Chiba. Es un disparate de alta alcurnia – movido, fumado y divertido -, el cual es injustamente denostado por los adictos a la ciencia ficción japonesa. Ok, no le llega ni a los talones a The Mysterians o Battle in Outer Space, pero la sci fi japonesa de aquél entonces tampoco era lo que se dice Shakespeare. Con toda su locura y su ritmo, Invasion of the Neptune Men es una gozada por los niveles intoxicantes de delirio que exuda en cada uno de sus fotogramas.

Desde ya, hay que ver el original japonés (y no la versión castrada rearmada por los yanquis en 1964). No hay que ser un ingeniero nuclear para entender la historia: alumnos de una escuela admiran a su profesor de astronomía – un prominente cientifico que ha diseñado un satélite de exploración del espacio profundo – e imaginan que, en vez de ser un aburrido solitario enfundado en una bata blanca, es en realidad un super héroe espacial que se la pasa combatiendo al mal a lo largo de toda la galaxia. Le hacen una marchita, se lo imaginan volando por el aire en su super auto y haciendo piruetas heroicas de todo tipo. La macana es que, cuando en realidad aparece en escena el tipo, maneja un cajón de verduras con 4 ruedas, porta un ridiculo casquito con dos antenitas y utiliza una pistola de plástico para amenazar a sus enemigos. Es tan patético el auto que le armaron que parece una versión sicotrónica del Trencito de la Alegría, plagado de abolladuras y chapas mal dobladas, y que carretea a los saltos como si fuera un sulky sin amortiguadores.

Siguiendo el razonamiento inicial, uno podría argumentar que todo lo que pasa es fruto de la imaginación de los chicos – ni la invasión ni el superhéroe existen y todo es una fantasia de una acalorada tarde de verano -, ya que la explicación lineal no tiene mucha coherencia que digamos. Chiba e Iron Sharp (¿Acero Filoso?; nombre ridículo para un super héroe!) actúan como si fueran dos personas diferentes, ignorantes del accionar y la existencia del otro; pero cómo este tipo se volvió superhéroe es una cosa que el filme omite olímpicamente. A final de cuentas, lo que importa es ir a los bifes rápido y la película lo hace sin mayores demoras.

Invasion of the Neptune Men es una superproducción hecha con dos pesos. Digo: la visión del director es ambiciosa y épica, lástima que no tiene la guita para concretarla como se debe. Hay muchos decorados, vastos y fastuosos, hechos con lucecitas de neón y paredes de cartón pintado. El interior de la nave invasora, la sala de guerra, el laboratorio de Chiba se ven extensos, estilizados y, a la vez, plagados de incongruencias (el Ovni de los invasores tiene sillas plegadizas, o el laboratorio acumula cualquier aparatito que tenga un medidor en el frente y se vea medianamente científico). Algo similar ocurre con la historia. Uno puede asumir que el satélite enviado por Chiba ha alertado a los alienigenas de nuestra existencia, y por ello han venido a invadirnos; los científicos de turno mandan fruta a lo grande (ondas Sigma, metales inexistentes como Logium y Pagium, etc) y, cuando los extraterrestres logran detonar un par de centrales nucleares en Rusia y Estados Unidos, todos hablan de una inminente Cuarta Guerra Mundial (¿lo qué? ¿Y qué pasó con la Tercera?). Por suerte el filme se da maña para verse mas costoso de lo que realmente es gracias a que afana stock footage de otro filme de la Toei, World War III Breaks Out (1960), un drama sobre una inminente guerra mundial cuyo paradero es desconocido. Como sea, las cosas se disparan en gran forma cuando llega el final, en donde Iron Sharp le da caña a los extraterrestres con su mamotreto volador y, en el interín arrasan varias ciudades enteras (incluyendo un sicodélico edificio con una gigantografia de Adolf Hitler; si World War III Breaks Out trataba de una crisis entre Rusia, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, ¿dónde diantres figuraba ese edificio?). Los malvados – que no hablan mucho, portan un enorme casco de metal con forma de bala (que los hace ver como supositorios ambulantes) y manejan una nave que larga humito – son derrotados sin muchos miramientos, e Iron Sharp parte hacia el atardecer luego de salvar a la humanidad justo sobre la hora del Juicio Final. Chim, Pum, este cuento se acabó!.

Honestamente, no creo que Invasion of the Neptune Men merezca la calificación tan baja que le dan en la IMDB. Hay bodrios peores, mas incoherentes y aburridos. Ok, todo aquí es mediocre – hasta Chiba pelea mal (siglos antes de volverse un arma letal en la saga de The Streetfighter) – pero desborda de entusiasmo. La barra de chicos no es insufrible como en los filmes de Gamera, e incluso se da maña para resolver un par de misterios por su cuenta. Y aunque la historia nunca vaya a ganar un Oscar, yo la pondría en la misma categoría de Plan 9 del Espacio Exterior; otro de esos filmes tan ineptos como hiperkinéticos, los cuales terminan por convertirse en objetos de culto debido a sus historias pasadas de mambo… las cuales hacen las delicias de los adictos a las peliculas malas.