Crítica: La Caza al Octubre Rojo (The Hunt for Red October) (1990)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 4/5: muy buena Recomendación del EditorUSA, 1990: Intérpretes: Sean Connery (Capitan Marko Ramius), Alec Baldwin (Jack Ryan), Scott Glenn (Comandante Bart Mancuso), Sam Neill (Capitan 2do rango Vasily Borodin), James Earl Jones (Almirante James Greer), Joss Ackland (Embajador Andrei Lysenko), Richard Jordan (Dr. Jeffrey Pelt), Peter Firth (Oficial Politico Ivan Yurevich Putin), Tim Curry (Dr. Petrov), Courtney B. Vance (Ronald Jones), Stellan Skarsgård (Captain Tupolev), Jeffrey Jones (Oliver Wendell ‘Skip’ Tyler)

Director: John McTiernan – Guión: Tom Clancy, Donald L. Stewart y Larry Ferguson, basados en la novela homónima de Clancy – Productores: Larry DeWaay, Mace Neufeld y Jerry Sherlock – Musica: Basil Poledouris

Trama: El Capitán de la armada rusa Marko Ramius se apresta a desertar hacia Occidente, durante los últimos años de la Cortina de Hierro. Para ello, contará con el apoyo de parte de su tripulación, y lo hará a bordo del submarino Octubre Rojo, un poderoso sumergible nuclear que posee capacidades stealth. Pero apenas se desvía de curso, la Marina Roja se da cuenta de la maniobra y envía a lo mejor de su flota a cazarlo. Y por el otro lado, la armada estadounidense recibe el alerta de Moscú, diciendo que Ramius se ha vuelto loco y se apresta a lanzar un ataque nuclear contra Norteamérica. Preparándose para rastrear al submarino renegado y destruirlo, el analista de la CIA Jack Ryan es el único que cree que la maniobra es simplemente la fuga de Ramius a suelo norteamericano. Con escasa credibilidad y apoyo, emprenderá una misión desesperada de contactar a Ramius antes que la armada – rusa o americana – destruya al Octubre Rojo.

Critica: La Caza al Octubre Rojo (The Hunt for Red October) (1990)

Como hemos comentado alguna vez, lo peor que pudo pasarle al género del espionaje fué la asunción de Gorbachov. La Perestroika, el llamado a elecciones democráticas, la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Cortina de Hierro demolieron los cimientos de la literatura y del cine de espías – incluso 007 se vió afectado -, con lo cual se debió salir a buscar nuevos enemigos en otras partes del globo, ya que la Unión Soviética había desaparecido como tal.

Pero mientras aún existía, la URSS era fuente inagotable para los autores especialistas del género. Y de la última camada de novelistas del rubro, el más importante de ellos es sin duda alguna Tom Clancy. Considerado el padre del TecnoThriller, su obra es renovadora de un rubro que usualmente se movía en callejones oscuros e intrigas rutinarias, al estilo de Len Deighton o John Le Carré. Los textos de Clancy poseen una exquisita estructura cinematográfica, con historias paralelas concurrentes hacial el final de sus novelas, locaciones exóticas y el robo de tecnología militar como tema generalmente recurrente. La calidad de sus obras es innegable, y era una elección obvia para que productores de Hollywood pusieran su mirada sobre las mismas.

A diferencia de la mayoría de obras del género, el héroe de la mayoría de las novelas de Clancy es el analista de la CIA Jack Ryan. Vale decir, un burócrata que, por cosas del destino, siempre termina involucrado en la acción, realizando “trabajo de campo”. Ryan no es 007 ni parecido; es un hombre común de clase media, felizmente casado y con hijos, cuyo trabajo se limita de ir de su casa a Langley y viceversa. Si bien figura que Ryan fue Marine, lo cierto es que es un hombre no violento, dedicado a la tarea de estudio y analisis de posibles enemigos de USA, así como del planeamiento de estrategias y emboscadas para los mismos. Visto desde el punto de vista del habitual espía literario, raras son las veces en que Ryan entra en acción violentamente, y sólo lo hace cuando no existe nadie más que pueda realizar dicha tarea – su tarea es investigativa, y si debe actuar, es generalmente torpe -. En cambio, Clancy ha preferido crear un carácter muletto para Ryan, que es el agente Clark: un despiadado y eficiente operativo que suele aparecer en la mayoría de sus novelas, y que aporta la dosis de violencia que requiere el género (y que le falta al analista).

Sin duda Ryan es uno de los operarios del espionaje menos carismáticos que hay: no utiliza gadgets de alta tecnología, tampoco es mujeriego, rara vez frecuente ambientes lujosos, y es la total antítesis de Bond. Sin embargo, a efectos de nuestro sitio web, tanto Ryan como la obra de Clancy caben perfectamente en el área temática de nuestra página. En primer lugar está el enfoque de Clancy, así como su gama de temas. Si usted ha visto The Hunt for Red October, sin duda se dará cuenta que Goldeneye le debe más de un favor a la obra de Clancy. La estructura narrativa es similar, el tema de la Rusia desmembrada (mejor expuesto en el último film de la serie, The Sum of all Fears), el robo de armas e ingeniería militar, las historias paralelas, etc. Y en segundo lugar, está el enfoque político: en varias obras post Perestroika, americanos y rusos terminan trabajando juntos, y el agente de turno – Ryan – debe luchar contra intereses internos que desean evitar esto. Vale decir, las intrigas de cada organización y gobierno. Si Ryan no es Bond, al menos las historias y escenarios que desarrolla caben perfectamente en la onda del agente británico de la era Brosnan en adelante.

Mucha de la obra de Clancy es previa al fin de la guerra fría; y muchas de ellas son lo mejor de su cosecha. Por eso, con los escombros aún tibios del derribado muro de Berlín, los productores de Hollywood decidieron adaptar The Hunt for Red October situándolo en un pasado mediato al de la fecha del film. Pero gracias a Gorbachov, perdemos de ver llevados a la pantalla obras de Clancy tales como The Cardinal of The Kremlin, ambientados en la Afganistan ocupada por Rusia, y donde Ryan y Ramius continúan sus aventuras.

Cinematográficamente, las obras de Clancy llevadas al celuloide fueron cuatro: The Hunt for Red October, Patriot Games, Clear and Present Danger y The Sum of All Fears; y Ryan pasó por las manos (y caras) de Alec Baldwin (en el presente film), Harrison Ford (en Patriot… y Clear …), y Ben Affleck en la última. Notablemente flojas en cuanto a intensidad de la trama fueron Patriot … y Clear …, en buena parte por lo rutinario de sus desarrollos, y también porque el perfil del tímido burócrata Ryan no se condice con la imagen heroica y la dureza que despide Harrison Ford. Y en el último film de la saga, a Affleck le va algo mejor, aunque padece de la chatura interpretativa de su protagonista. Sin duda, a la hora de definir el mejor intérprete, Baldwin se lleva las palmas. Su Jack Ryan es un nervioso y brillante analista, y por decirlo del algún modo, un heroico cobarde que se involucra aterrado en tiroteos y acciones heroicas cuando nadie más las puede hacer por él. Es mucho más coherente con el perfil del Ryan literario que, por ejemplo, ver a Harrison Ford combatiendo terroristas del IRA en pleno Londres a puño limpio.

The Hunt for Red October fue un éxito de taquilla, y no es difícil saber el por qué. Por un lado, el director McTiernan (uno de los más brillantes directores de acción de los últimos tiempos, pero que no siempre cuenta con buen criterio para elegir sus obras) construye un esquema de escalada de suspenso de modo excelente. Cada paso del operativo de Ramius de deserción depende de detalles mínimos y de imprevistos (la dichosa Ley de Murphy), como cuando el dispositivo Stealth del submarino se rompe. Las mentiras oficiales intercambiadas entre los gobiernos; y especialmente, la misión salvadora de Ryan, quien parece ser el único aliado que Ramius tiene en tierra, ya que deduce – siempre por detalles – que el operativo es en realidad un fuga. Y luchando contra imposibles – y dependiendo de la suerte – es que Ryan consigue llegar a contactarse con el submarino. Pero todo siempre se apoya sobre frágiles castillos de naipes – los americanos, ante cualquier signo sospechoso, lo van a volar; los rusos que lo acechan en hordas; las intrigas internas en cada nave – y siempre con el tiempo justo. Sin duda es un film que sorprende a cada momento, y que siempre se encuentra en movimiento, sin enormes espacios de parlamentos que expliquen la situación ya que se sobre entiende con imágenes. Además, la presentación de tecnología y terminología que hace que los neófitos en la platea salgamos del cine conociendo de submarinos y torpedos. …

En el casting está el amigo de la casa y habitual ladrón de escena Sean Connery, en uno de sus primeros trabajos post – Untouchables, que le devolvía el brillo de super estrella. El escocés interpreta a Ramius con su habitual carisma, como un líder de su grupo por naturaleza y no por cargo, y con la sabiduría de un viejo lobo de mar . Connery desarrolla una linda química con Baldwin, el contrapuesto del guerrero endurecido con el intelectual de la guerra, una relación de descubrimiento y respeto. Y en el cast aparecen muchos otros nombres que serían en poco tiempo figuras en TV o cine, como Stellan Skarsgård o Courtney B. Vance.

Pero no todo en el film es brillo; la coincidencia – causalidad de la defección de Ramius con el aniversario de la muerte de su esposa perece ante la avalancha de acontecimientos que dispara el film, y no posee peso especial en la trama. Y el argumento es fundamentalmente militarista – estamos contentos porque le robamos a Rusia un arma que nuestros ingenieros no pueden crear, y así se equilibra el mundo libre -, que es propio de Clancy y de, por ejemplo, el marcial John Milius (que realiza un trabajo no acreditado como script doctor en el film), donde los americanos – politicos y militares – son grandes cowboys modernos con armas nucleares que, ante la duda, prefieren apretar el botón rojo. Además, muchos caracteres secundarios son caricaturas o clisés – los políticos pedantes de Washington, los militares irascibles -, donde sólo los personajes principales tienen alguna carnadura, y donde sólo los caracteres que trabajan para la inteligencia (Ryan, el Almirante Greer – su jefe -) parecen tener algo de dos dedos de frente -. Pero como thriller y como obra de espionaje es un entretenimiento sólido – la dirección es impecable, las actuaciones buenas, los rubros técnicos sólidos, y la música de Basil Poledouris es impresionante – , que le da nuevos aires al género, aunque si bien quede en la historia como el último film del género ambientado en la Guerra Fría.

4 CONNERYS: Llegada de las obras de Tom Clancy al cine. Una trama de intriga y acción brillantemente tejida por el director. Alec Baldwin interpreta a Jack Ryan por única vez, y resulta ser el mejor de la serie. Connery, como es habitual, roba escenas. Y una historia de robo tecnológico que planta muchos temas (y estilos narrativos) que serán reutilizados en la era Brosnan como base del aggiornamiento de 007 al siglo XXI

LA SAGA DE JACK RYAN

Hasta ahora, éstas han sido las adaptaciones a la pantalla grande del personaje creado por Tom Clancy: La Caza al Octubre Rojo (1990) – Juego de Patriotas (1992) – Peligro Inminente (1994) – La Suma de Todos los Miedos (2002) – Codigo Sombra: Jack Ryan (2014) –