Crítica: La Guía del Autoestopista Espacial (The Hitchhiker´s Guide to the Galaxy) (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 2005: Martin Freeman (Arthur Dent), Sam Rockwell (Zaphod Beeblebrox), Zooey Deschanel (Trisha ‘Trillian’ McMillan), Mos Def (Ford Prefect), Bill Nighy (Slartibartfast), Stephen Fry (narrador de la guía), Warwick Davis (Marvin), Alan Rickman (voz de Marvin), John Malkovich (Humma Kavula), Anna Chancellor (Questular), Richard Griffiths (voz de Vogon Prostetnic Jeltz), Helen Mirren (voz de Deep Thought), Steve Pemberton (Prosser)

Director: Garth Jennings, Guión: Douglas Adams & Karey Kirkpatrick, basados en la novela y la serie radial de Douglas Adams, Musica – Joby Talbot

Trama: A Arthur Dent le están por demoler su modesta casa en la campiña inglesa. Arthur se interpone entre el inmueble y las topadoras, pero llega su amigo Ford Prefect a sacarlo del lugar, y le advierte que el planeta entero desaparecerá en 12 minutos, gracias a que la raza Vogon tiene un edicto que los autoriza a construir una autoestopista espacial y la Tierra se interpone en su camino. Prefect resulta ser un alienígena a quien accidentalmente Arthur le ha salvado la vida, y ahora Ford le retribuye el gesto, iniciándolo en el arte del autoestopismo espacial. Haciendo dedo, Ford y Arthur son rescatados por una nave espacial, terminando por dar con Trisha McMillan – la única terrestre superviviente de la destrucción del planeta – y el alienígena Zaphod Beeblebrox, que dice ser el presidente de la Galaxia. Trisha es un ex amor de Arthur; y ambos se ven envueltos en la locura desatada de Zaphod, que se ha autosecuestrado para dar con el paradero de la Maquina Pensante, una supercomputadora creada hace millones de años y que tiene la respuesta sobre el significado de la vida, el universo y todo lo demás.

La Guia del Autoestopista Espacial Douglas Adams (1952 – 2001) era un conocido escritor inglés de sátiras, cuyos trabajos se remontan a algunas colaboraciones en la serie Dr. Who y para el show de TV de la célebre troupe Monty Python, además de varias obras escritas. A mediados de los 70 Adams se encontraba en Austria, terriblemente borracho, y comenzo a desvariar sobre los problemas que había tenido en el viaje, el inconveniente de darse a entender con los austríacos… toda una serie de reflexiones mientras se encontraba tirado sobre la hierba, contemplando el cielo nocturno. De allí en más, comenzó a imaginar lo terrible que sería la vida de alguien que tuviera que vagar por las estrellas, topándose con miles de civilizaciones con culturas e idiomas distintos. Así se plantó la semilla de loa que sería su obra más celebrada, La Guía del Viajero Galáctico (o The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy).

Adams desarrolló la obra, la que fue emitida en una serie de episodios radiales en la BBC en 1977. Inmediatamente obtuvo gran repercusión en el Reino Unido, y la BBC se interesó en llevarla a la TV. En 1981 se emitió una miniserie de 6 capítulos de 35 minutos, que pronto devinieron en objeto de culto. A partir de entonces, Adams encontraría un nicho y generaría toda una industria basada en su obra, además de escribir cinco novelas sobre el universo del autoestopista galactico: The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy (1979), The Restaurant at the End of the Universe (1980), Life, the Universe and Everything (1982), So Long, and Thanks For All the Fish (1984) y Mostly Harmless (1992).

A mediados de los ochenta, Adams comenzó a hacer una activa campaña para llevar la obra al cine. En su momento Hollywood se interesó e Ivan Reitman quedó atachado al proyecto, pero terminó por abandonarlo para ir a filmar Ghostbusters (1984). Después habría una larga sucesión de idas y venidas, y en el 2000 todo parecía listo para que Jay Roach (Meeting The Parents) se hiciera cargo del proyecto, pero la imprevista muerte de Douglas Adams en el 2001 congelaría todos los planes. Sus sucesores reanudaron la iniciativa de la adaptación filmica como manera de rendirle homenaje, pero para esa altura Jay Roach y Spike Jonze (Quieres ser John Malkovich?) dieron un paso al costado. Al final, Jonze terminó por recomendar a un amigo de él y también director de videoclips, el británico Garth Jennings.

Y aún con toda una cocina de veinte años para el proyecto, la adaptación al celuloide de The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy se puede definir con una sola palabra: desastrosa. Uno no conoce el libro, ni la miniserie o el serial de radio, pero da la impresión de ser una obra enorme que debería ser graciosa. En el film hay destellos de lo que debería ser una satira genial. Pero así como resulta la película, da la impresión que es un compendio de excelentes chistes contados por el peor comediante del mundo. De ese modo, uno se ve obligado a permanecer encerrado durante 90 minutos con un tipo que arruina constantemente la comicidad del libreto. Error del director, error del guionista Karey Kirkpatrick que es demasiado fiel y respetuoso al libreto original desarrollado por Adams. El producto es una oportunidad desperdiciada, una muerte lenta del espectador durante el transcurso de la exhibición del film debido a mal timing de director y actores, un libreto sobrecargado de información, y falta de feeling por cualquiera de los personajes. Termina siendo detestable.

No es que The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy sea apestosamente malo, pero sí es indignante cuando se ve que la historia original exudaba imaginación y termina siendo terriblemente orquestada. Yo supongo que la obra de Adams no trata en realidad de las desventuras de Arthur Dent en el espacio, sino que es un largo monólogo satírico sobre clisés de la ciencia ficción así como las costumbres británicas, y que ocasionalmente esa narración es interrumpida por las acciones de los personajes, que sólo sirven para que el autor pueda ejemplificar lo que quiere parodiar. Dicho de esta manera, en el libro lo que menos importa es la historia y sí los comentarios sarcásticos del narrador. El problema es que en la adaptación cinematográfica esto figura al revés, y de hecho la historia del exterminio del planeta, Arthur perseguido por los Vogons, la búsqueda de la Maquina Pensante … es soberanamente aburrida y sin demasiado sentido. De hecho el final del film es absolutamente anticlimático, lo cual demuestra que lo de los personajes en realidad eran para Adams puro relleno. Donde The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy sobresale es cuando la voz de Stephen Fry empieza a relatar todas las ridículas reglas que ha imaginado Adams para su universo de sci fi, en forma de secuencias animadas. Uno piensa que si hubieran podado todas las secuencias con actores, dejando sólo las partes de la Guia con Fry, hubiera resultado en un cortometraje excelente.

Pero no sucede eso. Comenzando con el casting, que es malo. Martin Freeman es totalmente anónimo como Arthur Dent, cuando debería emanar patetismo o simpatía. Como Zaphod, Sam Rockwell es particularmente irritante, y el Ford Prefect de Mos Def es otro que pasa sin pena ni gloria. Como la voz del robot deprimido Marvin, Alan Rickman está ok, y lo de John Malkovich es un cameo extendido.

Después seguimos con el guión, que no entiende lo que significa sobrecarga de información. No da tiempo para entender a los personajes, dispara mil cosas por minuto, e intenta desarrollar una historia de amor con protagonistas que tienen química cero. Luego vienen los errores de dirección, donde todos los chistes caen mal, a destiempo o sin gracia. Por ejemplo, uno imagina que podría haber hecho Terry Gilliam con la escena de la burocracia Vogon (que debería ser una de las más comicas del film, satirizando a la flema inglesa), que por momentos tiene reminiscencias a Brazil. Pero Jennings no es Gilliam, ni siquiera tiene el 5% del talento de éste. Entonces todo lo que sigue es un bombardeo de efectos especiales vacío de contenido, con chistes a mitad de camino – nunca se explica toda la importancia de que los autoestopistas deban llevar una toalla, por ejemplo -, absoluta falta de atmósfera, y personajes que nos resultan indiferentes. Uno ya sabe al principio que el film tiene problemas cuando la escena de la demolición de la casa – y su contraparte burocrática a nivel sideral por parte de los Vogons – no arranca ni una sonrisa, debido al pésimo timing comico del director y del guionista.

Es un gran desperdicio de talento. Estoy seguro de que la obra vale la pena, pero no en esta adaptación. Así como está es una larga tortura de malos chistes (o chistes mal contados) que se hace eterna. Y estoy convencido de que la visión original de Adams debía ser infinitamente más graciosa que este producto.