Crítica: Hellraiser (1987)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorGB, 1987: Clare Higgins (Julia Cotton), Andrew Robinson (Larry Cotton), Ashley Laurence (Kirsty Cotton), Oliver Smith (Frank despellejado), Sean Chapman (Frank Cotton), Doug Bradley (Pinhead)

Director: Clive Barker, Guión: Clive Barker basado en su cuento The Hell-Bound Heart

Trama: Los Cotton intentan superar su crisis matrimonial, mudándose a la casa que fuera de los padres de Larry y que le adquiriera hace poco a su hermano Frank. Pero Julia Cotton es sumamente infeliz en su matrimonio y, en una revisión del ático de la casa, encuentra a Frank – que en su momento era su amante y se suponía que había desaparecido -. Pero Frank ahora es prácticamente un cadaver viviente, ya que en su desenfrenada búsqueda del placer ha activado la llave que abre un portal hacia mundos poblados de demonios, los cuales han depredado su carne. Frank ha conseguido escapar de ese infierno pero, para recuperar su condición humana, le pide a Julia que atraiga a incautas víctimas a la casa para matarlas y alimentarse de sus cuerpos. Con cada nuevo asesinato, el cuerpo de Frank se fortalece y reconstituye; pero Kirsty, la hija de Larry, ha comenzado a sospechar de las extrañas actividades diurnas de su madrastra y se encuentra a punto de irrumpir en el ático.

Hellraiser Antes de 1987 Clive Barker era conocido por su obra literaria de terror, la cual atrajo la atención de la crítica inglesa. Semejante repercusión terminó por seducir a los estudios, quienes aceptaron financiar la adaptación a la pantalla grande de uno de sus cuentos, aún cuando la condición fuera que Barker – con una experiencia cinematográfica casi nula, a excepción de algunos cortos caseros – asumiera el sillón del director. El resultado final fue Hellraiser, que le daría una fama cinematográfica efímera a Barker, se convertiría en objeto de culto y dispararía siete secuelas hasta el 2005. El mismo Barker junto con los estudios terminarían por encargarse de fundir la aureola de innovador del género con la terrible Razas de Noche.

Pero si Razas de Noche era atroz, en Hellraiser Barker daba muestras de tener buena mano para dirigir y escribir terror. Quizás aquí el tema pase porque Hellraiser posee una estructura más convencional que Nightbreed. Aquí Barker pareciera fusionar ideas de H.P. Lovecraft con toda una imaginería sadomasoquista y mezclarlas con algunos conceptos que son propios del subgénero de los vampiros. Lo notable es que semejante mescolanza cohesiona muy bien – hay algunas fallas menores, pero tienen que ver con lo estético y los FX – y dan una historia realmente sólida.

Usualmente en los relatos de vampiros, los humanos que se alían al lado oscuro suelen movilizarse por poder o el deseo de eternidad. Aquí las cosas son mucho más terrenales, y todo pasa por el deseo sexual y la perversión. Julia termina por convertirse en la Reinfeld de su cuñado simplemente por una cuestión de sexualidad insatisfecha – su vida es opaca y la pasión de los encuentros amorosos con Frank han sido irrepetibles con su actual marido -. Llevando víctimas a su casa para que Frank las masacre y se reconstituya es sólo una labor de amor para recrear a su amante perfecto. Lo que al principio le plantea repulsión y temor – está violando sus propios límites -, termina por transformarse en rutina. Es tan buena la performance de Clare Higgins que sin ella el relato sería simplemente una historia hueca – su Julia pasa por todos los estadíos hasta llegar a la amoralidad absoluta -. Si se quiere, Hellraiser no es más que una historia de adicciones – Frank buscando el placer supremo; Julia movilizada por el incontrolable deseo hacia Frank -, en donde el orgasmo no es el fin sino el principio. Nadie tiene sus deseos satisfechos – la vida sexual de Julia no es para nada excitante; y Frank ya se ha pasado de rosca de manera tal que sólo puede encontrar placer en el dolor extremo, razón por la cual se aventura a abrir puertas hacia dimensiones que esconden horrores inimaginables -, y en su carrera por aplacar el deseo violan todos los límites posibles.

Quizás el detalle de Hellraiser pase porque intelectualmente es brillante, pero resulta algo tibia en otros aspectos. Es una historia de terror muy inteligente, donde uno asiste como espectador a la creación y evolución del mal, pero carece de un héroe u oponente válido con el cual identificarse. En el apartado sustos es muy blanda – no hay un momento memorable en el cual uno salte de la butaca -, y se decanta más por un festival del espanto. Toda la imaginería de desmembramientos es inquietante, en especial el linchamiento del final, pero termina por funcionar a la distancia del espectador. Desde mi punto de vista, el terror que se queda con uno es aquel que se vincula a experiencias que pudieron haber sido las nuestras. Desde el horror de la gestación del bebé monstruo de It´s Alive hasta las noches de pesadilla del campamento de El Proyecto Blair Witch. Hellraiser termina resultando horror inteligente y sofisticado, pero no uno visceral que se encarne en la audiencia.

El otro punto flaco es la parafernalia de demonios que viven en esos portales dimensionales propios de Lovecraft. El diseño es terrible y a veces patético – eran necesarios más caracteres como el famoso Pinhead de Doug Bradley, seres humanos flagelados en vez de una galería de prótesis y muñecos ridículos mal animados -. El bicho que castañetea los dientes es una decisión creativa abominable.

Hellraiser es terror sólido e inteligente, más allá de sus fallas. El gore en abundancia impacta a los más sensibles, pero no asusta a la audiencia veterana del horror. Funciona mucho más en un sentido intelectual que visceral. Pero al menos plantea nuevos escenarios y opciones en un género bastante quemado de ideas.

HELLRAISER

Algunos de los filmes de la saga, comentados en este portal: Hellraiser (1987) – Hellraiser: Revelations (2011)