Crítica: Hangar 18 (1980)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1980: Gary Collins (Steve Bancroft), Darren McGavin (Harry Forbes), Robert Vaughn (Gordon Cain), James Hampton (Lew Price), Tom Hallick (Phil Cameron), Joseph Campanella (Frank Lafferty), Pamela Bellwood (Sarah Michaels)

Director: James L. Conway, Guión: Steven Thornly

Trama: Un grupo de astronautas recibe la misión de utilizar el transbordador espacial para colocar un satélite en orbita. Pero al momento del lanzamiento el satélite impacta contra un Objeto Volador No Identificado que se encontraba en las cercanías, produciendo serios daños al transbordador y matando a uno de sus tripulantes. Ahora el comandante Steve Bancroft ha sido culpado por el fracaso de la misión y la muerte de su compañero, y pronto el astronauta comienza a realizar su propia investigación para encontrar pruebas que demuestren su inocencia. Pero pronto Bancroft descubre que todo es parte de un gigantesco operativo para encubrir la captura del OVNI impactado por el satélite que él mismo había lanzado, el cual se encuentra celosamente custodiado en el Hangar 18. Y mientras Bancroft se abre paso hacia el Hangar 18, los científicos que investigan el OVNI han comenzado a revelar sus inquietantes secretos… los cuales tienen que ver con el pasado (y el futuro) de la raza humana.

Hangar 18 Paranoica, mediocre y barata. Así se podría definir a Hangar 18, un producto televisivo que tuvo la suerte de ser estrenado en cines por estos lares en la era post Star Wars / post Encuentros Cercanos del Tercer Tipo y post Watergate. Hay OVNIs, muchas conspiraciones gubernamentales y algunos delirios propios de Erich von Daniken – el cual estaba muy en boga en aquellos años a través de Recuerdos del Futuro y sus derivados -, con la idea de astronautas prehistóricos extraterrestres que interfirieron con el origen y evolución de la raza humana. El problema es que la puesta en escena transpira berretez por los cuatro costados, y el cast esta compuesto por actores televisivos en su peor hora. Aún cuando Darren Mc Gavin sea mi ídolo de toda la vida por Kolchak, The Night Stalker, jamás he visto un filme potable suyo después de que se cancelara su serie de culto en 1974, y ésta no es la excepción. Mal día para dejar la pajarita de rafia y los sucios trajes blancos con zapatillas.

Aún con toda su mediocridad, Hangar 18 se deja ver. Si uno examina bien, en realidad no hay nada demasiado original en el filme – sólo un catálogo de los temas de boga en aquel momento -, pero sirve como cápsula del tiempo de su época. Desde gobiernos paranoicos intentando secuestrar (o hacer desaparecer) testigos, hasta OVNIs encerrados en instalaciones secretas, conteniendo mensajes escritos en lenguajes mayas (!) sobre el origen alienígena de la humanidad y un posible regreso de los extraterrestres en un futuro medianamente cercano. Mientras que el encubrimiento es típico de Conspiraciones 101, lo más interesante del filme es el análisis del OVNI y los inquietantes descubrimientos que los científicos realizan… los cuales son medianamente arruinados por los paupérrimos efectos especiales que dominan todo el filme. Y, para colmo, cuando la película comienza a hacer revelaciones importantes, al guionista se le ocurre explotar (literalmente) todo por los aires, ya que su neurona era incapaz de darle un cierre más adecuado.

Hangar 18 es entretenida si uno deja de lado su pobrísima producción, los malos efectos especiales y los terribles actores. Es como ver un episodio de bajo presupuesto de Los Expedientes Secretos X, con autopsias extraterrestres, hombres de negro y valientes investigadores dispuestos a revelar toda la verdad. El problema son los detalles y la dirección, que a veces lo hacen a uno rechinar los dientes. La performance de McGavin, por ejemplo, quien parece dispuesto a hacer las muecas más ridículas y fuera de lugar en los momentos más serios de la trama, o el transbordador espacial que parece armado con piezas Lego, o el inadecuado casting de James Hampton, el cual se vería más creíble como Winnie the Pooh que como experimentado astronauta (¿dónde se vió a un cosmonauta gordito y con tupé?); y eso sin contar al horrendo OVNI, que parece una carpita de camping a la que le pusieron un par de heladeras y una cocina. Aún con ello, Hangar 18 tiene su ritmo y rebosa de ideas, aún cuando todas ellas no estén cocinadas cómo se debe, y eso es – en definitiva – lo que termina por hacerla entretenida.