Crítica: Batalla Bajo la Tierra (1967)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1967: Kerwin Mathews (Comandante Jonathan Shaw), Peter Arne (Dr Arnold Kramer), Martin Benson (General Chan Lu), Edward Bishop (Comandante Vance Cassidy), Robert Ayres (Admiral Felix Hildebrand)

Director: Montgomery Tully, Guión: Lance Z. Hargreaves

Trama: El Dr. Arnold Kramer es encerrado en un siquiátrico ya que grita a todas voces que hay fuerzas siniestras excavando bajo tierra. El Comandante Jonathan Shaw – jefe de la hermana de Kramer – accede a verlo a pedido de ésta. Las teorías de Kramer suenan disparatadas pero los sucesos que muestran las noticias – minas que se derrumban, temblores de tierra en las zonas que predijo Kramer – empiezan a darle sentido a sus conjeturas. Y en la investigación de uno de dichas zonas de desastre, Shaw descubre una impresionante red de túneles excavados con avanzada tecnología. Shaw terminará por enterarse que un enorme ejército renegado de la China Roja – a las órdenes del General Lu – se ha internado en territorio americano a través de dicha red de túneles, con el fin de plantar bombas atómicas bajo las principales ciudades y desatar una masacre en suelo estadounidense.

Batalla Bajo la Tierra (1967) Habitualmente Batalla Bajo la Tierra es considerada una película sideralmente idiota. No hay columna de crítica de cine fantástico que no la termine de defenestrar de una manera u otra. Pero después de haberla visto, resulta ser un filme mucho mejor de lo esperado. No deja de ser un delirio, pero en el sentido pulp del género resulta fascinante.

Ciertamente Batalla Bajo la Tierra es una película paranoica y xenófoba en extremo. La idea de que los chinos han excavado miles de kilómetros bajo la tierra para infiltrarse en suelo americano y detonar bombas atómicas por doquier es propia de una mente con resaca después de una noche de borrachera y malas drogas. Pero por el otro lado, el ritmo y la ambientación hacen al delirio más que pasable. Es que en realidad la película puede verse muy bien como una aventura pulp propia de los años 30. De hecho, uno podría decir que el guionista Lance Z. Hargreaves pareciera haberse inspirado en la saga de novelitas de Operator Nº 5, escritas entre 1934 y 1939, y que narraban infinidad de invasiones sicodélicas a Norteamérica por parte de fuerzas comunistas de todo tipo y color. Lavados de cerebro masivos, invasiones desde fortalezas volantes, cortes de energía, ataques químicos y nucleares, y todo tipo de amenazas coloridas surgían de las páginas escritas por Curtis Steele – seudónimo editorial para un staff de escritores compuesto por Frederick C. Davis, Emile C. Tepperman, y Wayne Rogers que se alternaban según los números -. Ciertamente en los sesentas la paranoia de la Guerra Fría era más intensa que en los años 30, cuando en aquel entonces la amenaza comunista era una rareza y se reducía en realidad a una paranoia xenofóbica – desde el temor al marxismo soviético hasta el famoso peligro amarillo -.

Lo otro realmente destacable es la dirección de Montgomery Tully, que maneja todo como si fuera un capítulo doble de El Agente de CIPOL. Desde la música, los planos hasta el cambio de escenas son dignas de la serie interpretada por Robert Vaughn. Eso no quita de que Batalla Bajo la Tierra tenga sus momentos bizarros, empezando por los maquillajes ultra falsos de actores occidentales haciendo de chinos, siguiendo por sobreactuaciones varias – como la de Peter Arne, que va más en sintonía a sus participaciones en la saga de La Pantera Rosa que con esta película -, y otra tanda de delirios varios (por ejemplo, en el final, los americanos deciden excavar su propia red de túneles desde un volcán apagado en Hawaii). Para el clímax, la credibilidad se va directamente a los caños, en especial el escape de los héroes de turno (¿cómo encuentran una salida en un islote en medio del Pacífico?); pero en el medio se deja ver, ya que tiene ritmo y es bastante movida.

Hay muchas curiosidades para la trivia. La primera es que semejante película paranoica proviene de un estudio británico, aunque toda la trama se centre en Norteamérica. Después hay una tanda de conocidos de culto: está Kerwin Mathews de Sinbad y la Princesa como el héroe de turno (dicho sea de paso, Mathews no puede disimular que era un gay enclosetado en la vida real); el mencionado Peter Arne; el villano es Martin Benson (Mr. Solo de Goldfinger; el mafioso que reclama su oro a Gert Frobe y termina siendo masacrado por Harold Sakata); y en un rol menor está Edward Bishop años antes de platinarse para protagonizar Invasion UFO.