Crítica: Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (2001)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2001: Chiharu Nîyama (Yuri Tachibana), Ryudo Uzaki (Almirante Taizô Tachibana), Masahiro Kobayashi (Teruaki Takeda), Shirô Sano (Haruki Kadokura)

Director: Shusuke Kaneko, Guión: Shusuke Kaneko, Kei’ichi Hasegawa y Masahiro Yokotani, Musica – Ko Otani

Trama: Año 2001. Japón ha vivido casi 50 años de total tranquilidad, pero existen avistamientos no confirmados de enormes monstruos, y en los militares existe aún el temor de que Godzilla (derrotado en 1954) pueda reaparecer. Pero las nuevas generaciones parecen haber olvidado la destrucción de la criatura gigante. El Almirante Tachibana se encuentra realizando denodados esfuerzos para montar una fuerza militar preparada para defender al Japon ante un eventual ataque, pero las autoridades desestiman sus reclamos. Mientras tanto su hija Yuri, que es periodista, ha comenzado a recibir visitas por parte de un misterioso anciano, que le advierte que el Japon había montado en su momento una serie de protecciones espirituales que lo han protegido de Godzilla hasta ahora… pero que se están perdiendo y que la aparición de la criatura es inminente. Solo los monstruos protectores Mothra, Baragon y Ghidorah podrán oponerse a Godzilla, que es la encarnación de miles de almas perdidas en la Segunda Guerra Mundial; pero el espíritu de Godzilla es tan poderoso y letal que su sendero de destrucción parece indetenible.

Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack Esta es la entrega numero 25 de la saga de Godzilla iniciada en 1954. En el primer film, Godzilla era una alegoría del horror atómico de la Segunda Guerra Mundial, pero después el personaje comenzó una serie de mutaciones (producidas por el estudio Toho y no por la radiación!), que lo llevaron a ser espectáculo infantil, protagonista de historias de ciencia ficción delirante, u homenaje respetuoso a sus raíces con diversas remakes camufladas en los 90. Después del enorme bodrio de la versión americana de 1998, la Toho impulsó – por enojo y por amor propio – una verdadera corriente revisionista de su principal estrella, lo que diera a luz algunos de los mejores títulos de la saga en sus cincuenta años de edad.

Entre esos intentos revisionistas está Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack. Y la verdad que es un film muy difícil de valorar. Mientras que GMK (como habitualmente se la conoce) realiza cosas formidables, por el otro lado da la impresión que toda esa enorme cantidad de virtudes no termina de cuajar como corresponde. Pareciera que hubiera varios elementos que, aislados son sobresalientes, pero en compañía de otros resultan incompatibles. El resultado es un film formidable pero insatisfactorio.

Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack es un proyecto de Shusuke Kaneko, el responsable del revival de la serie Gamera de la Daiei en los 90, y que aún muchos consideran hoy que son el exponente máximo del kaiju eiga. Usualmente Gamera era a Godzilla como la Pepsi a la Coca; un clon exitoso pero nunca tan popular como el original. Una dirección creativa errática hundió al personaje en los 70, pero Kaneko sacó a la tortuga gigante del ostracismo y la relanzó de manera brillante. Ahora Kaneko obtiene un cheque en blanco de la Toho para acometer con el ídolo de su infancia, Godzilla, y hacer por el gigante verde lo mismo que hizo con la tortuga mutante de la Daiei.

Lo primero que uno puede aseverar es que, sin dudas, no hay otro film de Godzilla como éste. Kaneko borra de un plumazo los 23 filmes anteriores, sólo reconociendo al original de Ishiro Honda de 1954. En todos estos años no hubo apariciones ni ataques. La película se toma a sí misma muy seriamente, y destila a su vez un montón de autoreferencias del género. Los militares se preguntan por qué siempre Godzilla ataca Japón. Hablan de una criatura (el Godzilla de Roland Emmerich, sin mencionarlo expresamente) que atacó Nueva York. Aluden al horror atómico. Aquí no hay tecnología disparatada, personajes cómicos ni referencias ridículas. Y cuando aparece Godzilla, el diseño del monstruo está muy cambiado, de manera de ser una versión aggiornada del traje usado en 1954. Incluso la apariencia del gigante es atemorizante, con unos ojos en blanco que le dan un aspecto demoníaco.

Kaneko intenta construir una auténtica secuela del film de Ishiro Honda. Aquí hay muertes a raudales, y Godzilla no se anda con chiquitas. Pisa gente, achicharra multitudes con su aliento radiactivo… es un auténtico exterminador. Incluso cuando comienza a enfrentarse con los monstruos guardianes, no escatima en brutalidad: a Baragon directamente lo fríe, y con los otros dos tampoco se porta de manera delicada. Kaneko retiene la aparición de los monstruos hasta la mitad del film, y allí empieza a desplegarlos lenta pero progresivamente. Evidentemente el director odia los clisés y cada combate o escena donde debe filmarse a una criatura está hecha de un modo totalmente original. Es brillante y brutal por donde se lo mire, como Godzilla incinerando aviones en pleno vuelo, partiendo en dos un hospital lleno de enfermos con su cola, o generando con su aliento un hongo nuclear que extermina varias manzanas a la redonda. (alerta: spoilers) No sólo las escenas de lucha son, por lejos, de los mejor que uno ha visto en la serie, sino que toman todo tipo de giros imprevistos, como el fabuloso climax donde criaturas gigantes, naves y personas se encuentran mezcladas flotando en las profundidades del mar (hay que verlo para creerlo). El grand finale en la bahía es fascinante y, además, provee una sorpresa real para la saga, donde un humano por fin logra derrotar a Godzilla. Dentro de sus intenciones realistas, Kaneko ha conseguido aggiornar al gigante al nuevo milenio. (fin de spoilers).

El apartado técnico es impecable. En especial con Mothra, que es uno de los monstruos más estáticos de la saga, y que aquí por fin se ve fabulosamente animado por computadora y totalmente real. Cada secuencia de acción es sencillamente impresionante.

Kaneko también lograr dirigir con efectividad el apartado dramático. El almirante Tachibana recuerda el ataque de Godzilla que vió en su niñez. Hay toda una remembranza de lo sucedido hace cincuenta años, visto desde puntos de vista interesantes. La relación entre el almirante y su hija Yuri está muy bien desarrollada, porque es el choque de dos generaciones: una que ha vivido con el acoso del recuerdo del horror, y la otra despreocupada que lo ha relegado al rol de leyenda.

El film podría haber sido un clásico si hubiera mantenido esa línea todo el tiempo. El problema pasa cuando Kaneko lanza al ruedo una explicación sobrenatural de Godzilla, aludiendo a que es un espíritu que devora almas y que es la reencarnación del mal. Hay mucho de filosofía New Age que no siempre cuaja, si bien es interesante y válida. Desde que Japón posee guardianes (en forma de puntos de energia – pequeñas estatuas que la gente ha ido destrozando con el tiempo, por desconocimiento -, o bien por los monstruos protectores Baragon, Mothra y Ghidorah, que están expectantes a que regrese Godzilla), hasta que el gigante verde es una especie de espíritu castigador que golpea a los japoneses simplemente porque han olvidado su pasado. Es un punto de vista muy interesante interpretar a Godzilla en términos místicos. Lo que choca aquí es la naturaleza bizarra de algunos de los guardianes como Baragon (que no aparecía desde Frankenstein Conquista el Mundo) o Ghidorah. Es como que Kaneko intenta abarcar demasiado: generar un Godzilla realista y exterminador, incluir monstruos de merchandising, vender filosofía barata New Age y desarrollar un drama humano. Como digo siempre, cuando un kaiju eiga se toma en serio a sí mismo – matando gente, por ejemplo – debe ser porque funciona en términos de alegoría. Aquí Godzilla realmente impresiona en cada masacre masiva, pero el único sentido que le encuentra Kaneko es de que se trata de un espíritu castigador; y cuando llega el final, la supuesta alegoría no tiene conclusión válida. No se llega a una respuesta certera del por qué. Además, al intentar abarcar tantos temas, Kaneko le hace perder personalidad a Godzilla, con lo cual el gigante queda como un monstruo letal pero anónimo. Al no darle mayor tiempo de pantalla, actitudes extrañas que provoquen el misterio, o bien una causa oculta que termine por revelarse al final, el Godzilla de Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack termina por ser un monstruo impresionante pero de stock.

Por todo esto uno puede concluír que GMK es una lástima. Tiene un guión brillante pero recargado de ideas, muchas de las cuales no están desarrolladas con toda la profundidad que corresponde. Es un fascinante reboot de la saga, pero con excesivas ambiciones para su limitado tiempo de duración, y que bien hubiera precisado un libreto más pulido, lo que podría haber devenido en un nuevo clásico. Hubiera resultado fabuloso que Kaneko hubiera seguido dirigiendo la saga para darle la oportunidad de corregir sus errores y pulir esta línea temática pero la Toho volvió a sus senderos más tradicionales de invasores alienigenas y criaturas fabulosas en Godzilla Against Mechagodzilla del año 2002.

LA SAGA DE GODZILLA

Los filmes de la saga de Godzilla son: Godzilla (1954), Godzilla Raids Again / Gigantis the Fire Monster (1955), Godzilla, Rey de los Monstruos! (1956), King Kong vs Godzilla (1962), Mothra vs Godzilla (1964), Ghidorah the Three-Headed Monster (1965), Monster Zero (1965), Godzilla contra los Monstruos del Mar (1966), Son of Godzilla (1968), Destroy All Monsters (1968), Godzilla’s Revenge (1969), Godzilla vs Hedorah (1971), Godzilla vs Gigan (1972), Godzilla vs Megalon (1973), Godzilla vs Mechagodzilla (1974), Terror de Mechagodzilla (1975), Godzilla 1985 (1984), Godzilla vs Biollante (1990), Godzilla vs King Ghidorah (1991), Godzilla vs Mothra: La Batalla por la Tierra (1992), Godzilla vs Mechagodzilla (1993), Godzilla vs Space Godzilla (1994), Godzilla vs Destoroyah (1995), Godzilla 2000 (1999), Godzilla vs Megaguirus (2000), Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (2001), Godzilla Against Mechagodzilla (2002), Godzilla: Tokyo SOS (2003), Godzilla: Final Wars (2004), Shin Godzilla (2016), Godzilla: Minus One (2023). Godzilla (1998) es la versión americana dirigida por Roland Emmerich; Godzilla (2014) es el reboot norteamericano dirigido por Gareth Edwards. Godzilla II: El Rey de los Monstruos (2019) es su secuela. Godzilla vs Kong (2021) completa la saga. – ¿Qué es el Kaiju Eiga? es un artículo que reseña los inicios y la historia del género japonés de monstruos gigantes.