Crítica: Gatúbela (2004)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2004: Halle Berry (Patience Phillips / Gatúbela), Benjamin Bratt (detective Tom Lone), Sharon Stone (Laurel Hedare), Lambert Wilson (George Hedare), Alex Borstein (Sally), Frances Conroy (Ophelia Powers)

Director: Pitof, Guión: John Brancato, Michael Ferris & John Rogers, basado en el personaje de la DC Comics creado por Bob Kane

Trama: Patience Phillips trabaja como diseñadora gráfica para la corporación Hedare. Urgida por el lanzamiento del último producto de la empresa – la revolucionaria crema rejuvenecedora Beau Line -, se ve obligada a entregar un boceto publicitario a altas horas de la noche; pero al ingresar a las oficinas descubre una reunión secreta de los altos jerarcas de la corporación, quienes se encuentran discutiendo los devastadores efectos colaterales de Beau Line – que incluyen la degradación de la piel y la muerte de quien se la aplique… a menos que use de manera ininterrumpida la crema durante el resto de su vida -. Descubierta la presencia de la chica, los dueños de la empresa mandan a sus esbirros a liquidarla, y el cuerpo de Patience es lanzado al río, siendo arrastrado por la corriente hasta una isla cercana. Una vez allí, es revivida gracias a los poderes mágicos de un gato milenario, el cual ha venido observando a la muchacha durante días. Y aunque la chica cree que todo lo que pasó ha sido un sueño, pronto descubre que posee la agilidad y resistencia de los felinos. Ahora, en posesión de sus nuevos poderes – los cuales han comenzado a desinhibir su tímida personalidad – Patience ha decidido investigar su propia muerte y hacer pagar a los responsables… los cuales están decididos a eliminar a los testigos de la nefasta verdad de Beau Line a cualquier precio.

Gatubela Si hay una película de superhéroes que vivirá permanentemente en la ignominia, sin dudas es Gatúbela. La crítica norteamericana salió en estampida a pegarle, el público la despreció y los jueces de los Razzies (los Oscar de las malas películas) se hicieron un festín con ella. Imaginen un filme bochornoso protagonizado por una belleza ganadora del Oscar como es la sobrevalorada Halle Berry.

Que la crítica yanqui la empalara sin miramientos es algo que no me preocupa en lo más minimo; en general en USA hay 3 o 4 criticos principales (los únicos que saben realmente de cine) y 99 millones de criticuchos palurdos que salen a reproducir sus opiniones (o agrandarlas hasta el infinito y mas allá). Si Roger Ebert dice que un filme es malo, sale inmediatamente una horda de incompetentes imitadores de tercera categoría a disparar los epitetos más altisonantes que encuentren en el diccionario en ese día, como si se tratara de un concurso de insultos (o el infame jurado del Bailando por un Sueño). Estoy convencido que hay gente que ha criticado decenas de películas enteras sin haber visto siquiera el trailer de ellas.

Aunque suelo ser defensor de causas perdidas, me veo obligado a admitir que Gatúbela dista mucho de ser una buena película. Ciertamente no es un filme horrible – hay otras peliculas de superhéroes que son más intolerables que ésta, como la mayoría de las copias series B y Z surgidas en los años 90 a la sombra del Batman de Tim Burton (por ejemplo, Capitán América 1990), y que dan ganas de tirar al director y al elenco a una jauría de lobos salvajes, amén de incendiar el cine y prenderle fuego a todas las copias de la cinta -, pero es terriblemente bobo e incompetente. No hay nada original en él – todo es un reciclado de otras peliculas anteriores, incluido el esqueleto de la historia que está tomado directamente de Batman Returns y que explica el origen del personaje: empleada boba que ve algo que no debe, la matan, es revivida con super poderes por parte de los gatos, y se transforma en una especie de sicótica fetichista adicta al látex y el cuero – y, para colmo, los guionistas (responsables de la potable Terminator 3!) han metido una sarta de pavadas de su propio pecunio, tales como poner a Halle Berry devorándose toneladas de latas de atún, teniéndole fobia al agua y gruñiéndole a los perros (faltaba que escupiera bolas de pelos y defecara en una caja con piedritas sanitarias, y la hacíamos completa). Aún cuando la Berry no es una gran actriz, tampoco se merecía semejante humillación pública. Grande debió ser el cheque para que la morena agarrara viaje en semejante ridiculez.

Pero además de eso no hay mucho más. El resto parece una película de superhéroes rodada para cable, sólo que hecha con un presupuesto obscenamente grande – lo que da pie para contratar directores europeos, efectos especiales en abundancia y costosas estrellas -. La historia en sí es simple y rutinaria, el romance es soso y los efectos especiales son poco creíbles. Súmese a esto la desabrida performance de la Berry – que funciona mejor en dramas y comedias, pero carece de carisma como para cargarse al hombro una película entera (y, mucho menos, ésta!) -, y obtendrán un show boboncho y chato por los cuatro costados.

Sin dudas el otro punto de repudio es el enfoque de la historia. Es como si los productores hubieran adquirido los derechos de utilizar el nombre del personaje, no así el resto de los componentes de su universo o que hacen a su historia de origen. Gatúbela siempre ha sido una ladrona de guante blanco dotada de un claro fetichismo por los gatos, y que siempre ha obrado como una villana en la tira de Batman. Por ser mujer y tener una identidad dual como la del encapotado, el destino fue llevando al personaje a empardarlo con el hombre murciélago, pasando de ser menos mala a ser una especie de anti héroe (o socia eventual de aventuras), Para mí Gatubela ha sido siempre Lee Merriwether – o en su defecto Julie Newmar, las protagonistas (por turnos) del papel en la serie clásica de 1966 -; luego vino Batman Regresa y apareció Michelle Pfeiffer, la que le puso tanta garra al rol que terminó por encandilar a los directivos de la Warner, quienes lanzaron al ruedo la idea de un filme en solitario que derivó con el tiempo en este engendro. Pero, a decir verdad, la historia de Gatúbela siempre me sonó a un emparche metido con calzador dentro del contexto general de Batman Returns, y sólo la performance de la Pfeiffer terminó por salvarlo de ser un cameo extendido. Tampoco me sedujo el rol de Anne Hathaway en El Caballero de la Noche Asciende. Da la impresión que ni Burton ni Nolan han sabido escribir un personaje femenino fuerte en un universo plagado de testosterona y mallitas de caucho, y quizás en un caso así se requeriría a alguien especializado en esas lides, tipo una Diablo Cody (Dios me libre y me guarde, pero es cierto!). Si lo de Burton y Nolan ha sido falta de dedicación, lo de los guionistas de Gatúbela 2004 entra en el terreno de la falta de perspectiva. Esta gente no sólo no saben escribir un rol femenino ni tampoco conocen las reglas mínimas de credibilidad como para hacer que un superhéroe no se vea ridículo. Porque aquí la dichosa ladrona de guante blanco es una vulgar boba que regresa de la muerte por culpa de un gato mágico venido de Egipto, el cual la ha elegido por sus cualidades excepcionales (¿su estupidez?), y cuyo trauma la ha dejado como una loquita con doble personalidad, ninguna de las cuales puede hacer un acto medianamente inteligente

El CGI de la Berry es patético, terriblemente falso, una Barbie movida por la Commodore 64 que jamás se ve como un ser humano. La Berry es una pésima protagonista, y ni siquiera el libreto le da espacio a Sharon Stone como para que saque a relucir sus garras en el castrado rol que le ha tocado en suerte. Incluso el brillante director francés Pitof – el mismo de Vidocq – parece haberse perdido en este circo de tres pistas saturado de malos efectos especiales y mediocres diálogos. Aún con todo eso Gatúbela se deja ver, simplemente porque tiene un buen ritmo – con lo cual las escenas duran poco y avanzan rápido – pero tampoco es de esas abominaciones con las cuales uno se divierte despellejándola por lo mala que es. Simplemente es una tontería sobreproducida que no indigesta demasiado, pero que tampoco resulta recomendable consumirla más de una vez en la vida.