Crítica: Patria (Fatherland) (1994)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1994: Rutger Hauer (Mayor Xavier March), Miranda Richardson (Charlie Maguire), Peter Vaughan (Artur Nebe), Michael Kitchen (Max Jaeger), John Woodvine (Franz Luther), Rory Jennings (Pili March), Jean Marsh (Anna Von Hagen), John Shrapnel (General Obilo Globus)

Director: Christopher Menaul, Guión: Ron Hutchinson & Stanley Weiser, basado en la novela homónima de Robert Harris

Trama: 1963, en donde la historia humana ha seguido un trayecto alternativo. Hitler ha ganado la Segunda Guerra Mundial luego que los americanos desistieran de apoyar la guerra en Europa, y ahora la mayor parte del continente europeo está en manos de los alemanes. Sin embargo el enorme Tercer Reich mantiene abierto el agrio conflicto con los soviéticos desde hace 20 años, y necesitan sellar una alianza diplomática con los Estados Unidos – bajo el mando del presidente Joseph Kennedy – para garantizar el triunfo en el frente ruso. Sin embargo un acontecimiento inesperado cambiará el curso del destino. Un hombre ha sido hallado ahogado en un lago en las afueras de Berlin y el oficial de la SS Xavier March se ha encargado del caso. Sin embargo las cosas se complican cuando el único testigo muere en extrañas circunstancias y March descubre que la víctima se trata de un altisimo jerarca nazi, encargado del plan de reubicación de los judíos dentro del Reich. Con la Gestapo pisándole los talones, March deberá correr contra el tiempo para revelar el secreto que ocultan los altos mandos alemanes… un secreto tan atroz cuyo descubrimiento podría alterar el curso de toda la historia.

Fatherland El género de Historia Alternativaescenarios ficticios en donde se juega con “que hubiera pasado si…” un determinado hecho o personaje de la historia se hubiera comportado de manera diferente, lo que hubiera producido un presente completamente distinto al actual – ha sido muy prolífico en la literatura, y se trata de un género nerd por naturaleza. No todo el mundo maneja la historia al dedillo, lo cual restringe el radio de acción del género a unos escasos círculos intelectuales que se prestan a este fascinante juego de ficción: la simulación de escenarios históricos. Entre su infinita gama de posibilidades existen escenarios obvios (y considerados ya como un cliché del género) como Hitler Gana, el que resulta bastante popular debido a que la mayoría de gente tiene idea sobre lo que fué la Segunda Guerra Mundial y de qué se trataba el nazismo (aunque los adolescentes de hoy en día posiblemente desconozcan quiénes eran Himmler o Goebbels, por mencionar un dato medianamente profundo sobre el tema); pero hay otros que son de una exquisitez tal y que requieren un estudio histórico previo para entenderlo (o un muy buen narrador que nos lo explique) como, por ejemplo, qué hubiera podido pasar si el Imperio Romano no se hubiera desvanecido y hubiera llegado hasta nuestros días, o si los Sureños hubieran ganado la Guerra de Secesión norteamericana.

Quizás lo mas apasionante de la Historia Alternativa sea la yuxtaposición de elementos impensados por la mente humana en el actual contexto histórico – imaginen un Jumbo 747 con la Svástica Nazi en pintada en sus alas, por poner el primer ejemplo que se me ocurre -. El caso de Hitler Gana, aunque remanido, no deja de ser rico precisamente porque el nazismo era un artefacto histórico fascinante. No sólo era el imperio del mal perfecto en cuanto a amoralidad, construcción intelectual estoica y despiadado salvajismo en su accionar, sino que era una fábrica brillante de soluciones de ingeniería avanzadas a su tiempo. Desde los descomunales proyectos arquitectónicos de Albert Speer para la reconstrucción y engrandecimiento de Berlin, hasta la fabulosa maquinaria de guerra inventada por los germanos, que incluía bombas a control remoto, misiles de mediano alcance, tanques de 50 metros de largo, cohetes tierra – aire, jets intercontinentales, y una vasta galeria de armas que no pasaron del papel debido a la inminente derrota germana en la guerra. Bastaba que Hitler hubiera tomado un par de decisiones diferentes – no declararle la guerra a Estados Unidos; invadir Inglaterra; o no empezar nunca la guerra con la Union Sovietica – para que la Alemania Nazi no hubiera perdido la guerra y el mundo habría sido diferente – comenzando por el surgimiento de una superpotencia germana, equiparable a la URSS y Estados Unidos -. Y dicho esto, con absoluta objetividad.

En el cine la historia alternativa ha visto la luz en escasisimas ocasiones (Watchmen es uno de los pocos que se me ocurre); y con la excepción de La Invasión de Inglaterra, Fatherland es el segundo y único exponente conocido del escenario Hitler Gana (por contra, las series de TV y la literatura han explotado el género en numerosas oportunidades, desde episodios de Star Trek hasta las novelas de Harry Turtledove). Acá hay una cuidada reconstrucción digital de lo que sería la mega Berlin diseñada por Albert Speer, y hay un escenario medianamente plausible; Hitler gobierna media Europa – rebautizada como Germania -, la guerra con la URSS se mantiene desde 1941, y el padre de John Fitzgerald Kennedy está al mando de los Estados Unidos. Ver soldados nazis a bordo de Mercedes Benz modelo 1960, y circulando alrededor del gigantesco Domo del Pueblo (proyectado y nunca construido) vale de por sí el ticket de alquiler de la película.

El problema con semejante escenario – riquísimo en detalles y connotaciones -, es que el autor Robert Harris se engolosina con la simulación histórica y no resulta tan inspirado y original en lo que al thriller se refiere. La historia es puro cliché conspirativo visto en decenas de filmes previos – desde Todos los Hombres del Presidente hasta Los Archivos de Odessa y siguiendo con medio millón de filmes paranoicos rodados a finales de los años 70 bajo la sombra del escándalo Watergate -, en donde hay una muerte extraña que no encaja, hay un investigador empecinado, hay un periodista involucrado, los testigos desaparecen, y está el soplón de turno que revela el misterio … justo cuando le pegan un balazo. En sí todo esto no está tan mal – el tema es que uno ya conoce de sobra la mecánica -, pero el otro punto que atenúa el impacto de la película es que uno puede anticipar cuál va a ser la gran revelación del filme a los 5 minutos de empezado el mismo. Si la victima era el responsable del re-asentamiento de judíos en el Este… ¿por qué lo habrán “suicidado”?

Ciertamente ése es un punto flojo importante; luego hay otros detalles menores, que van desde el poco creíble final hasta el perfil del personaje de Rutger Hauer, que es bastante ingenuo y demasiado religioso para ser un oficial de la SS. Si la Alemania Nazi tuvo una fuerte maquinaria de publicidad y adoctrinamiento cuando se encontraba activa (en la vida real, en los años 30 y 40), imagínense lo que hubiera sido luego de 20 años de actividad ininterrumpida en tiempo de paz. Resulta dificil pensar que los habitantes de Germania tuvieran margen de decisión y pensamiento por sí mismos.

Fatherland es un muy buen filme por la riqueza del escenario que plasma en la pantalla. El resto de la historia está ok, aunque no deja de ser rutina. Quizás la cuestión pase porque el secreto de la conspiración no debería haber sido tan obvio, o porque se podría haber usado el mismo tema pero camuflándolo mediante otros pases de prestidigitación cinematográfica.