Crítica: Fantomas (1964)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Francia / Italia, 1964: Jean Marais (Fantômas / Fandor), Louis de Funès (comisario Juve), Mylène Demongeot (Hélène), Jacques Dynam (inspector Bertrand), Robert Dalban (director del diario)

Director: André Hunebelle, Guión: Jean Halain y Pierre Foucaud sobre caracteres creados en la saga de novelas de Pierre Souvestre y Marcel Allain

Trama: El cerebro criminal conocido como Fantomas asola a toda Francia. El único que sostiene la teoría de la existencia de Fantomas tras numerosos asesinatos y atentados es el comisario Juve, a quien la mayoría de la opinión pública ridiculiza. El periodista Fandor, buscando sensacionalismo que potencie su carrera, genera una nota sobre una falsa entrevista al criminal. Pero Fantomas se enfurece con las calumnias, secuestra a Fandor y decide perpetrar nuevos atracos con el rostro del periodista. Decidido a ir a por el todo con su venganza, ahora Fantomas también se ha disfrazado como el comisario Juve, y genera nuevos atentados. Con las fuerzas del orden tras sus pisadas, Juve y Fandor deberán aliarse para combatir a Fantomas y probar su inocencia.

Fantomas Ya habíamos comentado acerca de los orígenes de Fantomas en nuestra reseña de Fantomas vs Scotland Yard. Era un personaje de novelas seriales de gran popularidad, publicadas entre 1911 y 1963, que terminaría por ejercer gran influencia sobre el modelo de villanos que nacería en la década del sesenta. Sin ir más lejos, Diabolik es una adaptación italiana de Fantomas (aunque con más onda); y los enemigos de James Bond tomarían discursos directamente de este personaje. Con el auge de la Bondmanía generado por el mega éxito de Goldfinger, los franceses desarrollaron una trilogía sobre Fantomas, compuesta por la dupla de Jean Marais (en el doble rol de Fandor y Fantomas) y el cómico Louis de Funes, dirigidos por André Hunebelle. Este es el primer film de la saga.

En un principio Fantomas es una película mucho mejor de lo esperado, y ello se debe a que Louis de Funes está controlado – la saga derivaría hacia el humor nervioso del cómico, convirtiéndose más en un vehículo de comedias ridículas para el bufo -. Habiendo maniatado a de Funes, el film se centra en la aventura al estilo de los viejos seriales, y Jean Marais es un protagonista más agradable y equilibrado para llenar la pantalla. Ciertamente los trucos que daban resultado en los tiempos de ingenuidad del serial se ven anticuados – el primer robo de Fantomas es una compra de joyas mediante un cheque, cuya tinta desaparece y muestra la firma del criminal -, y el film intenta vendernos una sofisticación criminal que no se cumple o se ve tonta en pantalla. Si uno compara a Fantomas con otros villanos memorables del cine y la literatura – como Goldfinger o su clon más directo, Diabolik -, puede apreciar que sus planes son de una artificialidad enorme, generando complejos complots para cumplir con objetivos sencillos, y con ejecuciones que no sorprenden a nadie. Ni siquiera Fantomas en sí posee demasiado carisma o emana una gran sagacidad que deslumbre al espectador. Es como traspasar los trucos que daban resultado en los años 40 a un público moderno y más cínico que exige mayor inteligencia en las tramas.

Así como Fantomas, todos los personajes parecen envueltos en una especie de burocracia verbal que complican hasta las cosas más simples. En sí, la trama es fundamentalmente tonta pero intenta disfrazarse de inteligente haciendo complicado lo que no es. En cambio, donde el film funciona mucho mejor es como cine de aventuras, en especial el duelo entre Fandor y Fantomas. La película tiene un par de muy buenas escenas de acrobacias – la secuencia del coche sin frenos es realmente original, y prueba nuevas recetas para una escena tan trillada como esa; y la persecución final es larga e intensa -. Y la gran sorpresa es Jean Marais, actor de carácter y que provenía del cine de aventuras, que acá hace la mayoría de sus propias acrobacias en escenas realmente arriesgadas (algo realmente loable, más considerando que para esa altura Marais contaba con 51 años! – compárenlo con Dean Martin en los filmes de Matt Helm, con la misma edad y que ni siquiera podía tirar una trompada de manera decente -). Las piruetas de Marais salvan a la película de ser chata y la convierten en algo destacable.

Con la excepción de Jean Marais, no hay nada revolucionario o demasiado interesante en Fantomas. Pretende vender una imagen que no la cumple, y termina despachándose con trucos viejos. Pero al menos le pone ganas en las escenas de acción, las que terminan siendo filmadas con gusto.

FANTOMAS

La trilogía de Fantomas se compone de: Fantomas (1964), Fantomas se Desencadena (1965) y Fantomas contra Scotland Yard (1967)