Crítica: Diabólico (Evil Dead) (1981)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1981: Bruce Campbell (Ash), Hal Delrich (Scott), Betsy Baker (Linda), Sarah York (Shelley), Ellen Sandweiss (Cheryl)

Director: Sam Raimi, Guión: Sam Raimi

Trama: Cinco amigos deciden pasar unas vacaciones en una cabaña aislada que han alquilado. Explorando la casa terminan por encontrar en el sótano una vieja grabadora de cinta junto con un extraño libro. Aburridos por el asilamiento, deciden reproducir la cinta; pero la misma es la narración de un investigador anónimo acerca de los ritos para invocar demonios que figuran en el “libro de los muertos” que han hallado. Mientras que al principio lo toman como una broma, las cosas se ponen realmente serias cuando una de las chicas se transforma en un demonio y empieza a atacar al resto. Y a medida que pasan las horas, uno a uno de los amigos termina siendo poseído. El único superviviente es Ash; pero el joven debe esperar hasta el amanecer para poder encontrar una ruta de escape en medio de la intrincada geografía de las colinas. Y mientras tanto deberá librar una desesperada batalla por su vida hasta que salga el sol.

Arlequín: Crítica: Diabólico (Evil Dead) (1981)

El trío de amigos de Sam Raimi, Robert Tapert y Bruce Campbell venían experimentando con cortometrajes desde su adolescencia. Decididos a irrumpir en el mundo del cine, terminaron por rodar un corto de terror – Within the Woods – en 1978, lo que les serviría como carta de presentación para obtener apoyo financiero de posibles productores y así poder despacharse con un largometraje. Entre 1979 y 1981, con muchísimas complicaciones, pudieron terminar de filmar Evil Dead – la expansión a 90 minutos de la premisa de Within the Woods -. La película atrajo mucho la atención del público y recibió la bendición de Stephen King, lo cual fue un fabuloso e inesperado golpe de marketing. El resto es historia.

Obviamente Evil Dead es una película chiquita y competente. Pero hay una cuestión de perspectiva que me impide valorarla tal como debe ser. Sin dudas para una época tan casta y virginal como 1981 el filme debió haber sido ser un shock sangriento de aquellos; pero para el nuevo milenio – en donde uno ha visto atrocidades de todo tipo -, termina resultando sideralmente camp. Tampoco ayuda a la evaluación el hecho de conocer obras posteriores de Raimi y, especialmente, de Bruce Campbell. A pesar de toda la seriedad y empeño en shockear, Evil Dead termina siendo inintencionalmente cómica. Dos toneladas de sangre y malos efectos especiales no ayudan a que uno se orine en los pantalones de miedo, sino de risa.

La primera mitad del filme es mediocre. Las performances no son muy buenas, los diálogos parecen forzados, e incluso las tomas de Raimi se ven demasiado experimentales – cambiando de un plano a otro los ángulos de cámara, los colores, etc -. Está el ídolo de multitudes Bruce Campbell, aquí con una enorme y gruesa ceja única que lo hace ver como el hijo de Manolito, el amigo de Mafalda. Está el pedante de turno que lidera el grupo, encuentra la cinta y el libro, y mete la pata hasta el cuadril al reproducirla. Y allí la película encuentra realmente sus pies y empieza a correr a toda velocidad.

Desde el momento en que Shelley se adentra en los bosques para terminar siendo violada por las lianas y las raíces de los árboles, Evil Dead se dispara al delirio. Es cuando Raimi puede abandonar el guión y dedicarse a crear una imaginería visual salvaje. Demonios deformes y burlones, visiones de pesadilla, muertes realmente grotescas. Incluso cuando Ash se lleva al cuerpo de Cheryl al taller para atarlo y descuartizarlo se nota el estilo característico de Raimi – toda esa secuencia es Evil Dead de pura cepa y hace acordar a las secuelas Noche Alucinante (1987) y El Ejército de las Tinieblas (1992) -. Hay algo de heroico en el estilo de Raimi, como si fueran un comic de terror rodado por Sergio Leone – el mal se encuadra en planos torcidos; hace cortes rápidos en la edición, y hay primeros planos de los protagonistas cuando éstos se ponen en acción -. Y aún cuando en este filme Ash / Bruce Campbell juegue en serio y figure como que se encuentra en apuros, uno no deja de esperar que se despache con alguna frase canchera tan característica de las secuelas. Sin decir palabra, aún da la impresión que Campbell no se toma demasiado en serio el andar destrozando demonios a hachazos y escopetazos.

Lo que sigue es una orgía de sangre falsa y terribles muñecos. Es imposible tomarse en serio toneladas de hemoglobina, aún cuando las circunstancias sean apremiantes – es como un efecto cómico colateral, algo parecido a las matanzas que orquestaba Quentin Tarantino en Pulp Fiction -; y las exagerados (y poco creíbles) efectos especiales tampoco contribuyen. Los demonios hacen todas las maldades posibles habidas y por haber, pero no tienen capacidad de shock – para un espectador de hoy, difícilmente Evil Dead sea un filme que le provoque pesadillas -. En compensación, la película tiene un ritmo endiablado y contagioso que la convierte en pura diversión. Ver a Ash peleando con el cuerpo de un demonio mientras que su cabeza está rodando por allí y riéndose es delirante pero no terrorífico.

Evil Dead es una sólida película de culto. Sobreviviendo a la mediocre media hora inicial, es un show salvaje. Pero tantos han seguido la escuela de Raimi y han recargado las tintas sobrepasando sus límites de lo gráficamente tolerable, que para el día de hoy se ve como otra aventura de Ash con menos chistes en el libreto. Los gags son visuales, aunque en realidad en su momento eran shockeantes. Y aún así, sigue siendo puro entretenimiento en el sentido más visceral de la palabra.

LA SAGA DE EVIL DEAD

La saga de Evil Dead se compone de: Diabólico (Evil Dead) (1981); Noche Alucinante (Evil Dead II) (1987) y El Ejército de las Tinieblas (Army of Darkness) (1992). Within the Woods es el cortometraje precuela de 1978. Posesión Infernal (2013) es la remake del dilme de 1981.