Crítica: Esto es un Desastre (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: David Cross (Glenn Randolph), Julia Stiles (Tracy Scott), Rachel Boston (Lexi Kivel), America Ferrera (Hedy Galili), Erinn Hayes (Emma Mandrake), Blaise Miller (Pete Mandrake), Kevin M. Brennan (Buck Kivel), Jeff Grace (Shane Owens), Todd Berger (Hal)

Director: Todd Berger, Guión: Todd Berger

Trama: Tracy lleva a Glenn – un cuarentón con el cual comenzó a salir hace poco – a un brunch organizado por sus exóticos amigos de toda la vida. La reunión transcurre sin problemas hasta que la luz, el teléfono, la teleivsión e Internet se cortan. Mientras que los anfitriones se echan mutuamente las culpas sobre si pagaron o no las cuentas, un vecino – enfundado en un traje protector NBQ – se les acerca para avisarles que un grupo terrorista ha detonado una bomba radiactiva “sucia” en el centro de la ciudad y que la radiación pronto llegará al barrio, razón por la cual deben sellar la casa y encerrarse en ella. Pronto los rumores se multiplican, y el gobierno informa que la bomba estaba cargada de un poderoso gas nervioso, el cual produce la muerte en cuestión de minutos. Con el fin del mundo cerca, este grupo de gente piensa mas en pasarse facturas que en el perdón y el arrepentimiento… y la locura generalizada pronto terminará por estallar en crisis cuando vean que los transeúntes caen abatidos en la calle, fruto del arma biológica diseminada por los terroristas.

Es un Desastre Esto es un Desastre es un filme independiente. Se podría decir que es la versión indie de This is the End (2014), mas cerebral y menos zarpada. He aquí otro puñado de personajes disfuncionales que se ven obligados a permanecer encerrados mientras, afuera, estalla el fin del mundo. El problema es que aquí el stock de caracteres va de lo maniático a lo insufrible y, salvo algunos escasos momentos, no hay nada que resulte demasiado inspirado. Es mas un estudio de caracteres que una comedia de raza, por lo cual funciona mejor en modo dramático que como escenario (paródico o no) de un posible apocalipsis de la civilización humana.

Hay pocos nombres conocidos en el cast, y los que sobresalen son Julia Stiles, América Ferrera y el insoportable David Cross, el cual está en modo restringido y por ello funciona mejor que nunca. Cross aquí es el hombre común (the straight man), el tipo normal que sirve como lienzo para contrastar a todos los maníacos que son amigos de la Stiles y los cuales se reunen para un brunch de parejas como hacen todos los domingos. Hay una pareja de swingers, otro par de histéricos que se están a punto de divorciar, un nerd liado con una enfermera latina, y Cross que hace de aburrido cuarentón, el cual comenzó a salir hace poco con la apetitosa Stiles. Quien se lleva las palmas de insoportabilidad es Rachel Boston, una adolescente en el cuerpo de una mujer, la que está llena de salidas extrañas, vive como pasada de Valium, y tiene la sexualidad a flor de piel. Curiosamente uno termina por acostumbrarse a esta gente después de un rato e, incluso, se hace tolerable al momento que estalla la crisis. Quizás el momento mas gracioso del filme es cuando se le presenta el exótico vecino que tienen (el director Todd Berger en un cameo), el que aparece en traje de contención radiactiva y les informa que un grupo de terroristas ha atacado la ciudad y ha detonado varias bombas “sucias” (explosivos comunes unidos a material radiactivo), lo cual ha comenzado a contaminar el resto de la urbe. Mientras el grupo le saca el cuero al vecino – porque es un paranoico, no presta cosas, no saluda todos los días, etc -, se aviva que tienen que sellar la casa y, en el caos de la operación, comienzan a pasarse facturas mutuamente y a hacer balance. El detonante es el inminente divorcio de los anfitriones de la casa, los cuales parece que se han acostado – cada uno por su lado – con los amigos swinger que conocen desde hace tiempo. El resto se solidariza o choca con ellos, y pronto comienzan a hacer cuitas de sus propias situaciones personales.

Los diálogos están bien, pero podrían haber estado mas inspirados. En general todo esto se reduce a gente chocandose entre sí, y sincerándose de manera descarnada; como la pareja que llega tarde – cuando la casa ya está sellada – y, en vez de dejarlos pasar porque el fin del mundo es inminente, se reducen a acusarse mutuamente por la impuntualidad, las malas ensaladas preparadas por la dueña de casa, o la falta de contacto de uno hacia otro cuando uno de ellos estuvo en crsis. Todas las cosas se reducen a trivializar la situación y a echarse en cara las diferencias – calladas, ocultas – que han mantenido todo el tiempo con el otro. Algunas cosas están ok, otras son desesperantes – como la tonelada de clisés cinematográficos que vomita el nerd (desde que se volverán zombies a que esto es la avanzada de una invasión extraterrestre), el cual se vuelve pronto un personaje molesto -, y en general el balance es pasable, ya que hay algunas cosas logradas. El nivel de performances es dispar – de bueno para abajo – y me parece que lo que se precisaba era una dirección mas ajustada y un libreto mas afilado.

Es dificil recomendar Esto es un Desastre, simplemente porque es chata. No hace nada horrible, tampoco es tremendamente cómica y como drama zafa apenas. Es mas una excusa para ver cómo actúa la gente cuando se libera de inhibiciones y puede sincerarse de manera brutal, pero tampoco saca todas las chispas que debiera. Simplemente es un drama indie que sirve para pasar el rato, siempre y cuando no haya otra cosa mas interesante para ver en cable.