Crítica: Domingo Negro (Black Sunday) (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 5/5: excelenteRecomendación del EditorUSA, 1977: Intérpretes: Robert Shaw (Kabakov), Bruce Dern (Lander), Marthe Keller (Dahlia), Fritz Weaver (Corley), Steven Keats (Moshevsky), Bekim Fehmiu (Fasil), Michael V. Gazzo (Muzi)

Director: John Frankenheimer – Guión: Ernest Lehman, Kenneth Ross & Ivan Moffat, basados en la novela homónima de Thomas Harris

Trama: Luego de una incursión clandestina a la base de la organización terrorista Septiembre Negro en Beirut, el agente del Mossad David Kabakov cree haber descubierto la pista de lo que puede ser un masivo atentado en suelo norteamericano. Kabakov se contacta inmediatamente con el FBI y muy pronto los servicios de inteligencia norteamericano e israeli comienzan a trabajar en conjunto para desarticular el golpe. Pero el mismo está siendo orquestado por la terrorista Dahlia Iyad, quien ha reclutado al norteamericano Michael Lander para ejecutarlo. Lander pilotea uno de los dirigibles de la Goodyear – que la televisión contrata regularmente como plataforma aérea para sus cámaras, y que sobrevuela los estadios durante la temporada de futbol americano -, y planea utilizarlo como base para detonar una bomba de dispersión con más de 200.000 dardos disparados hacia los 80.000 espectadores que asisten al encuentro del SuperBowl en Miami. Ahora Kabakov deberá correr contra el tiempo para descubrir el lugar del atentado y detener a sus responsables antes de que masacren a decenas de miles de personas.

Domingo Negro (1977)Hoy cualquier idiota escribe un guión recargado de efectos especiales e inmediatamente consigue el visto bueno y la financiación de los estudios. Pero hubo un tiempo no muy lejano en que Hollywood hacía películas decentes, simplemente porque éstas se basaban en libros. Al tomar un best seller como base, los productores se aseguraban un mínimo de calidad: no sólo la gente había aprobado el libro con su popularidad en ventas, sino que la historia había pasado por el riguroso tamiz de los dueños de las editoriales, los que no se entusiasmaban tan fácilmente como sus pares de Hollywood. En el caso que nos ocupa, Domingo Negro es el primer hit editorial de Thomas Harris, el mismo que años más tarde se llenaría de oro escribiendo la saga del canibal sibarita más famoso de todos los tiempos. Así es; Harris es el padre de Hannibal Lecter, El Silencio de los Inocentes, y toda su parentela.

Pero si a usted le parecía que Harris era bueno escribiendo sobre asesinos seriales, espere a ver la impecable intriga internacional que elabora aquí. Para tener una idea del refinamiento y calidad de la obra, me atrevería a decir de que, por sí sola, Domingo Negro resulta ampliamente superior a una docena de títulos de Frederick Forsyth juntos (y eso que Forsyth fué el que puso de moda el género de las conspiraciones internacionales en la década del 70). No sólo Harris explora con gran profundidad a los personajes, sino que los humaniza. Ciertamente la terrorista que compone Marthe Keller es expeditiva y despreciable cuando actúa pero por otra parte, cuando conocemos su historia, entendemos cómo ha llegado a convertirse en esta figura siniestra. A su vez, estos terroristas están montando un acto sanguinario de proporciones épicas pero uno no deja de admirar la valentía de estos individuos, y las terribles presiones morales a las que se ven expuestos y que deben resistir para llevar adelante su venganza. El espectador no justifica los medios pero entiende las motivaciones de estas personas. No son robots asesinos, sino individuos de carne y hueso que se han enredado en un conflicto ancestral marcado por el odio entre pueblos – es difícil saber quien provocó la primera muerte; sólo sabemos que ha sido una escalada sangrienta e indetenible -. Incluso el renegado demente de Bruce Dern tiene su costado de tragedia y misericordia, desde el momento que entendemos que su vida ha sido una porquería desde el regreso de la guerra, y que sólo ha encontrado desprecio por parte de su familia y de la sociedad.

En ese sentido la trama le presta tanta atención a los terroristas que éstos terminan siendo más humanos que la gente que actúa del lado de la ley. El agente del FBI que interpreta Fritz Weaver no deja de ser un anónimo burócrata; y los agentes israelíes que componen Steven Keats y Robert Shaw están más próximos a ser una dupla de sicarios profesionales que una pareja de oficiales del orden. Shaw es tanto o más expeditivo que los terroristas; son dos fuerzas antagónicas e implacables, destinadas a chocar frontalmente durante el megapartido del SuperBowl.

Tanto los héroes como los villanos son inteligentes y extremadamente hábiles, y toman enormes riesgos para obtener la iniciativa. Nunca había visto una trama de este estilo, construida de manera tan sólida e intensa – generalmente los oficiales de la ley detienen a los terroristas por alguna estupidez cometida a último momento, o hay algún Deus Ex Machina que suele aparecer en los libretos… pero aquí todo es creíble y sobre la hora -. El suspenso que elabora John Frankenheimer sobre el climax es sensacional y bordea lo insostenible – aún con sus primitivos efectos especiales, la sucesión de planos cortos que hace el director en la escena del estadio bombea la adrenalina de los espectadores al máximo -. La secuencia entre el helicóptero y el dirigible es simplemente excepcional. Es una lástima que Frankenheimer decidiera cometer un suicidio artístico al tomar un bodrio monumental como Profecía (1979) como su siguiente filme.

No hay alabanzas que alcancen para describir las cualidades del filme; es un thriller sobresaliente e injustamente archivado en el olvido. Hay un montón de filmes de intriga – como los de la saga de Jack Ryan – que quisieran ponerse sus zapatos. Las perfomances, la acción, los diálogos, la trama … funciona como un mecanismo de relojería, y a las mil maravillas.

5 CONNERYS: Formidable intriga, grandes personajes, un director realmente inspirado a la hora de manejar la acción. Una conspiración internacional de alto vuelo y resolución impecable, y un filme altamente recomendado.