Crítica: Doc Savage: El Hombre de Bronce (1975)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1975: Ron Ely (Clark ‘Doc’ Savage Jr), Michael Miller (Monk Mayfair), Darrell Zwerling (Ham Brooks), William Lucking (Renny Renwick), Eldon Quick (Johnny Littlejohn), Paul Gleason (Long Tom Roberts), Paul Wexler (Capitán Seas), Pamela Hensley (Mona Flores), Bob Corso (Don Rubio Gorro)

Director: Michael Anderson, Guión: Joe Morhaim & George Pal, basados en las novelas creadas por Lester Dent (Kenneth Robeson), Henry Ralston & John Nanovic

Trama: Nueva York, 1936. El millonario y aventurero Clark “Doc” Savage recibe la noticia de que su padre ha fallecido de una enfermedad tropical mientras se encontraba en la república centroamericana de Hidalgo. Sin embargo un indígena intenta matar a Savage, y el aventurero comienza a sospechar sobre las causas reales del fallecimiento de su padre. Doc Savage y su grupo de brillantes amigos – compuesto por un innovador ingeniero, un sagaz abogado, un genio de la electrónica, un renombrado arqueólogo y un notable químico – viajan a Hidalgo, en donde descubren que el siniestro capitán Seas desea apoderarse de los terrenos que unos indígenas le habían donado a su padre, y en donde yace un pozo de oro líquido. Muy pronto Doc Savage y los Fabulosos Cinco se encontrarán combatiendo al capitán Seas y su banda para impedir que se apoderen del oro y lo usen para financiar sus siniestros planes.

Doc Savage, El Hombre de Bronce En 1933 Henry Ralston y John Nanovic se encontraban al mando de Street & Smith Publicationsuna editorial especializada en novelas pulp – y estaban analizando la posibilidad de crear otro personaje de corte similar a La Sombra, el que era el éxito de ventas de la empresa. Ralston y Nanovic pergueñaron la historia de un aventurero criado desde su niñez para combatir el mal, que tuviera tanto la sagacidad de Sherlock Holmes como el físico de Tarzán, y decidieron bautizarlo como Doc Savage. Pero el verdadero padre del personaje sería Lester Dent, un escritor a sueldo que trabajaba para la editorial y que utilizaría el seudónimo colectivo de Kenneth Robeson (un nombre ficiticio por el cual pasaron muchísimos autores y que servía de excusa para que la editorial retuviera los derechos sobre sus personajes). Dent haría de Doc Savage un hombre renacentista – era científico, músico, cirujano, inventor, físico y explorador -, lo convertiría en un heredero millonario y lo haría acompañar por un grupo de luminarias (conocidas como los Fabulosos Cinco), los que harían de coro griego cada vez que Doc razonaba sobre la resolución de un intrigante caso. El personaje fue todo un éxito y se publicaron 181 novelas entre 1933 y 1949.

Pero sería en los años sesenta cuando Doc Savage comenzaría obtener una gloria mayor que en su época original. La editorial haría un revival del personaje, y todas sus aventuras serian reimpresas, amén de generar adaptaciones radiales y su propia tira de comics. Con el furor de la reaparición de Savage, comenzaron a surgir proyectos para llevarlo al cine. El primero provino de los herederos de Lester Dent (los cuales habían podido hacerse con la mitad de los derechos sobre el personaje), quienes interesaron tibiamente a los productores de Hollywood, y en 1967 se barajó la posibilidad de rodar una serie de TV con Chuck Connors (El Hombre del Rifle) como protagonista. La propuesta fracasó, y no sería sino hasta 1975 que el otrora dios de los efectos especiales George Pal pondría su ojo sobre el personaje, animándose a desarrollar la que sería – a la postre – su última película.

Pero el proyecto de George Pal tuvo serias complicaciones desde el vamos. La idea de Pal era generar una saga, al estilo de James Bond, y precisaba que el primer filme fuera exitoso. De acuerdo a si daba muchas ganancias o pocas, el paso siguiente habría sido una nueva película para el cine o desarrollar una serie de TV. Lo cierto es que a mitad de camino la Warner Brothers le retiró la confianza al proyecto y le recortó los fondos a Pal. El atribulado productor se vio obligado a contratar un director barato (Michael Anderson), y a reemplazar la prevista banda sonora por temas musicales de dominio público como las composiciones de John Phillip Sousa (el mismo de Bandas y Estrellas para Siempre, la marcha patriótica que hace de companía al himno norteamericano). Los sets y los efectos especiales se vieron resentidos por el limitado presupuesto, con lo cual todo el filme terminó pareciéndose más a una barata película semanal para la TV que a una superproducción de un estudio major.

Sin dudas ello afectó la efectividad de la película, pero el otro punto negativo fue el rechazo de la crítica y el público, ya que fueron a ver al héroe que los ilusionó en su niñez y se toparon con una aventura camp muy en la onda del Batman 1966 de Adam West. De más está decir que el fracaso fue total, y Pal no pudo ni terminar de rodar la secuela (anunciada en los títulos finales, “Doc Savage vs el Archienemigo del Mal”) ni le alcanzó para impulsar la serie de TV que tanto perseguía. Acto seguido, el otrora mago de los efectos especiales se vio forzado al retiro ya que el fracaso del filme terminaría por sepultar una parva de proyectos que venía impulsando en Hollywood desde hacía años, incluyendo una posible secuela de Cuando Los Mundos Chocan. Jubilado y sin la credibilidad de la industria, George Pal fallecería en 1980.

Yo no estoy tan seguro de que Doc Savage: El Hombre de Bronce sea el bodrio que todo el mundo asegura (además de que a la crítica norteamericana le encanta hacer astillas del árbol caído). Es un filme dispar, pero tiene su puñado de aciertos. El principal de ellos es el casting de Ron Ely (el Tarzán televisivo de 1966 – 1968), quien la pasa bomba haciendo poses heroicas con su cabellera rubia y su cuerpo bronceado, y recitando discursos deliciosamente ridículos. Tal como en las novelas y comics, Ely tiene graves problemas con la vestimenta y siempre está hecho harapos, luciendo su físico descomunal. El filme ambienta la aventura en 1936 (tres años después del nacimiento editorial del personaje), respeta la presencia de la troupe de los Fabulosos Cinco, e incluso toma elementos de la primera novela del héroe. A esto se suma una parva de detalles concebidos para los fans de la tira, que van desde gadgets de época (aviones a hélice radiocontrolados, prototipos de helicópteros, contestadores telefónicos que usan discos de pasta, etc) hasta elementos de la mitología del héroe como la Fortaleza de la Soledad (que es un invento de Doc Savage, y que la DC Comics transplantaría a la historia de Superman en 1958), el fabuloso penthouse en el piso 86, o el pozo de oro liquido que terminará financiando las aventuras posteriores de Savage. Nadie puede negar que la producción ha sido muy respetuosa con el personaje.

Pero con excepción del personaje principal, el resto del filme deja que desear. A la hora de filmar la acción, Michael Anderson (un tipo especializado en arruinar todas las películas que ha hecho – desde Fuga en el Siglo XXI hasta La Vuelta al Mundo en 80 Dias -, y que es el equivalente sesentista de Joel Schumacher) es lento y torpe. La persecución al indígena en la cima del edificio Craymore (un rascacielo que ha aparecido en toneladas de peliculas, como Depredador 2 p.ej) demora una eternidad. Mientras que Ely resulta formidable en pantalla, los Fabulosos Cinco son una troupe de personajes molestos y sin gracia. El villano que compone Paul Wexler es patético y sobreactuado, y la historia en sí se hace muy cansina y lineal en el medio, como si los guionistas hubieran perdido la energía inicial. Pero aún en medio de todo el desastre artístico que supone, Doc Savage: El Hombre de Bronce deja un sabor agradable que permanece en la boca al terminar el filme (o será que uno tiene cierta simpatía piadosa por los fracasos). Reconozco que hay un desperdicio de esfuerzos y que el filme tiene su gracia, aunque sea de manera irregular. Para los puristas esta versión camp debe ser un sacrilegio, pero hay que admitir que es ridículo creer que pueda existir en la realidad un tipo millonario, de físico perfecto y mentalmente brillante (y con seis títulos academicos encima). Bah, hay gente que no sólo compra todo eso sino que, además, el tipo se vista con disfraz de murciélago. Sacre bleu!

Es una lástima que a Doc Savage: El Hombre de Bronce no le hayan dado una segunda oportunidad, porque realmente se la merecía. Ron Ely haciendo proezas de todo tipo, siempre vestido de marrón y con marchas de John Phillip Sousa de fondo es sencillamente impagable. Actualmente sigue rodando por allí la idea de llevar a Doc Savage a la pantalla grande como corresponde, pero aún no hay nada concreto. Lo cual es triste, ya que es un personaje que ha inspirado a una parva de imitadores no oficiales, los que van desde Derek Flint hasta Buckaroo Banzai. Pero, ¿para cuándo un filme sobre el héroe original?.

GEORGE PAL

Algunas de las producciones de George Pal comentadas en este portal: Destino: La Luna (1950) – Cuando los Mundos Chocan (1951) – La Guerra de los Mundos (1953) – Marabunta (1954) – La Conquista del Espacio (1955) – La Máquina del Tiempo (1960) – Atlantida, el Continente Perdido (1961) – El Poder (1968) – Doc Savage, el Hombre de Bronce (1975)