Crítica: Dia Uno (Day One) (1989)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1989: Brian Dennehy (general Leslie Groves), David Strathairn (J. Robert Oppenheimer), Michael Tucker (Leo Szilard), Hume Cronyn (James F. Byrnes), Richard Dysart (presidente Harry S. Truman)

Director: Joseph Sargent, Guión: David W. Rintels, basado en el libro de Peter Wyden

Trama: Los años 30. Leo Szilard es un exiliado europeo que expone su teoría sobre la división del átomo – y la enorme energía que ésto genera -, pero nadie en la comunidad científica le toma en cuenta. Asociado con Enrico Fermi, produce la primera reacción atómica… y pronto sale a convencer a los académicos norteamericanos que es necesario construir una bomba nuclear en vista del avance del poderío nazi sobre toda Europa. Convencido de que los alemanes les ganarán de mano, Szilard obtiene una carta de recomendación de Albert Einstein, quien le presenta su idea al presidente Franklin Delano Roosevelt, y el cual decide armar un pequeño comité. Pero las cosas se aceleran en 1941, con el aatque japonés a Pearl Harbor y la entrada de los Estados Unidos en la guerra. Es por ello que el Pentágono pone al general Leslie Groves a cargo del proyecto… pero Groves pronto descubre que los fisicos son individuos tremendamente ególatras, y pronto busca a alguien que lidere la investigación hablando el lenguaje de la ciencia. Así es como recluta a Robert Oppenheimer, quien queda a cargo del Proyecto Manhattan, y quien dispone de menos de dos años para construir una bomba atómica viable. Pero la comunidad política y militar norteamericana se resiste al uso del artefacto, ya que entienden que no hay nada de honorable en evaporar una ciudad desde el cielo. El punto es que la presión de la sociedad por terminar la guerra es inmensa, y el último bastión de resistencia – el Japón – es un territorio tan vasto como sobrepoblado, con lo cual su invasión devendrá en una segura masacre para las fuerzas norteamericanas. ¿El dispositivo nuclear deberá ser usado como método de disuación, detonándolo en una zona descampada?. ¿O los japoneses sólo entenderán un mensaje salpicado con sangre, arrasando sus ciudades y obligándolos a firmar de inmediato una rendición incondicional?.

Day One (1989) Era inevitable; después de ver un tratamiento mediocre de un tema tan transcendente como es la creación de la primera bomba atómica (cosa que me ocurrió con Fabricantes de Sombras), mi curiosidad me llevó a rastrear este telefilme de 1989, el cual ofrece un enfoque mucho mas profundo y serio de la misma historia. No es perfecto y, por momentos, parece un docudrama de History Channel plagado de nombres famosos, pero al menos tiene el punto de vista adecuado y se centra en las grandes ideas y los debates que precedieron a la creación y posterior lanzamiento del primer dispositivo atómico fabricado en 1945.

Dejando de lado un par de explosiones atómicas, no hay nada cinemático en Día Uno. De hecho, el filme podría funcionar como una obra de teatro ya que lo que vemos es gente discutiendo en aulas universitarias, laboratorios y salones de conferencias. Tampoco se centra exclusivamente en la relación del general Groves – administrador militar del Proyecto Manhattan – y el científico Robert Oppenheimer, sino que da el pantallazo general de todo el escenario. Cómo Leo Szilard impulsó la idea, como rechazó el control militar posterior y, por último, cómo intentó instalar algún tipo de debate al momento en que el dispositivo atómico estaba creado y listo para utilizarse. No es una épica de un solo hombre sino un encadenamiento de voluntades, muchas de las cuales caen en la cuenta de lo que han liberado al momento de que la bomba es armada. El elemento apremiante fue la carrera armamentista con la Alemania Nazi, de quien se sospechaba que obtendrían un dispositivo nuclear en el corto plazo. Toda la historia (tratada apretadamente en Fabricantes de Sombras) obtiene una enorme cuota de oxígeno en este telefilme de 2 horas 20 de duración. Vemos cómo los militares rastrean Europa en busca de científicos reclutados por Hitler, llevando un físico al campo de batalla para estudiar los papeles de trabajo capturados, y chequeando los avances hechos por los nazis en la materia. No hay romances ni elementos distractivos; sólo la disección fáctica del proceso que generó la bomba, y después el debate sobre su uso. Japón estaba desarmado en 1945, y carecía del desarrollo científico de los alemanes. ¿Habría que cobrarse una grosera revancha por la masacre de Pearl Harbor de 1941?; ¿o debía apelarse al sentido común, amenazando a los nipones con la bomba y exhibiendo su poder destructivo en un sitio descampado?.

El enfoque es mucho mas realista. Brian Denehy es un general Groves mucho mas creible que Paul Newman. Aquí Groves no es es un burócrata bruto y prepotente, sino un individuo con estudios universitarios, el cual habla el lenguaje científico de manera elemental con los genios de la física que ha contratado. Oppenheimer es su interfase para coordinar y disciplinar; en el interín vemos el desarrollo y, cuando se arma y se usa, vemos el remordimiento. La teoría ha dado lugar a un monstruo capaz de masacrar personas de la peor manera posible; es movilizante la sesión de fotos de los supervivientes de la explosión de Hiroshima, momento en el cual los cientificos de Los Alamos sienten cómo se les da vuelta el estómago. Y, por otra parte, vemos la ceguera racista de algunos de los políticos mas encumbrados – en especial, el secretario de Estado que compone Hume Cronyn -, quienes consideran a los japoneses como simios salvajes que deben pagar por su locura. El último estamento es Harry truman, quien cree en el pragmatismo por encima de todas las cosas.

Day One es un gran filme sobre el Proyecto Manhattan. Es eminentemente discursivo, pero es para lo que da el tema. No se desvía del objetivo, y toca todos los puntos de vista – el rechazo de Eisenhower y otros militares a la solución atómica; el dolor de Einstein y el resto de los científicos por haber disparado una carrera armamentista suicida que podría culminar con el exterminio total de la raza humana sobre el planeta -, lo cual le da profundidad y dignidad a un asunto de importancia transcendental para el destino de la humanidad.