Crítica: Los Elegidos / Cielos Misteriosos (Dark Skies) (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2013: Keri Russell (Lacy Barrett), Josh Hamilton (Daniel Barrett), Dakota Goyo (Jesse Barrett), Kadan Rockett (Sam Barrett), J.K. Simmons (Edwin Pollard), L.J. Benet (Kevin Ratner)

Director: Scott Stewart, Guión: Scott Stewart

Trama: Los Barrett están pasando por un momento difícil de sus vidas. Daniel es un ingeniero sin trabajo y Lacy es una agente inmobiliaria a la cual le escasean las ventas. Sus hijos no se quedan atrás con los problemas – el pequeño Sam es muy retraído, y Jesse está entrando en la adolescencia, comenzando a coquetear tanto con el sexo como con las drogas -, con lo cual el panorama familiar se ve complicado. Pero Lacy empieza a notar un comportamiento inusual en Sam, el cual ha comenzado a dibujarse en companía de figuras oscuras a las cuales llama “los hombres de arena”. Mientras que al principio parece ser una manifestación sicológica del niño frente a la crisis que sufre la familia, pronto comienzan a ocurrir una serie de extraños fenómenos – incursiones de algún extraño en la cocina, dejando todo desordenado a media noche y sin que suenen las alarmas; bandadas de pájaros estrellándose contra las ventanas de la casa; diversos casos de sonambulismo entre los niños y los adultos; extrañas erupciones que les han aparecido en la cabeza, etc – que los inquietan profundamente. Y cuando Lacy comienza a buscar información en Internet, descubre el sitio web de Edwin Pollard, un especialista que dice entender lo que está pasando. Y es que Pollard les advierte que ellos están en la mira de extraterrestres, los cuales están preparando el terreno para abducirlos. Aunque al principio creen que Pollard está loco, las manifestaciones se siguen sucediendo… y ahora los Barrett deberán entender que se encuentran solos frente a una amenaza de origen desconocido, la cual planea abordarlos en el corto plazo y sin que ellos tengan manera alguna de defenderse.

Dark Skies Dark Skies (rebautizada aquí como Cielos Misteriosos o Los Elegidos, según el país) no es una gran película; ni siquiera es una original, ya que uno advierte retazos de influencias, escenas calcadas de filmes previos, e incluso el curso general de la trama es – por momentos – previsible. Pero todo ello se compensa con una sólida dirección, la cual tiene un par de momentos inspirados a la hora de asustar a la platea. En todo caso es una típica película serie B, chiquita y efectiva, y de esas que uno puede alquilar tranquilo en el video club porque cumple con la mayoría de lo que promete.

Los Elegidos viene de la mano de Scott Stewart, un tipo que venía con malos antecedentes después de las ridículas Legión de Angeles y Priest, el Sicario de Dios. Bah, las ideas de base de esos filmes no eran malas, sólo que en un momento decidían descarriarse y tiraban todo por la borda. Curiosamente Stewart – un tipo cuyo metié son los efectos especiales, lo cual suele caracterizar a toda una camada de nuevos directores que resultan tan espectaculares como superficiales – ha decidido dar un giro de 180 grados y se ha despachado con un relato prácticamente minimalista: 4 personajes, una casa y un par de decorados. Los efectos especiales son mínimos – los justos y necesarios para cumplir con la premisa del relato – pero, por el resto, es un drama humano con tonos sobrenaturales. No, no; esto no Bergman pero está escrito de manera bastante potable.

En sí el filme sigue de cerca el mismo patrón de Poltergeist. La dueña de casa – Keri Russell, una gran actriz a la cual se le pasó la oportunidad del estrellato y que se ve bastante avejentada – descubre una noche que montaron una estructura imposible en la cocina de su casa, armada con latitas de gaseosas, platos, frutas, etc. A la noche siguiente siguen pasando cosas raras, incluyendo al más chico de sus hijos que comienza a tener visiones sobre un “hombre de arena” que lo visita. Por otra parte la situación familiar no es la mejor – a ella le va mal como agente inmobiliaria, y él no consigue trabajo desde hace rato, razón por la cual están al borde de la quiebra -, con lo cual volvemos a encontrar (otra vez) la excusa sicológica para que ocurran cosas raras (de que la gente, en situaciones de extrema tensión, se le dispara algún oculto resorte mental y genera fenómenos paranormales, moviendo cosas de lugar, etc). La diferencia es que, en vez de que estos flacos estén viviendo encima de un cementerio indio, aquí la cosa va de preámbulo de una posible abducción extraterrestre. Mientras que en Poltergeist había fantasmitas juguetones que después se ponían pesados, acá no se entiende el por qué una brillante inteligencia extraterrestre – que ha viajado miles de años luz a través del universo – decidió armar un castillito con latas de gaseosa en la cocina de Keri Russell. El especialista de turno (J.K. Simmons) más tarde ensayará una explicación bastante traída de los pelos – que los aliens quieren enloquecerlos y aislarlos del resto de sus amigos para poder abordarlos – que no convence a nadie.

En realidad la gracia de Dark Skies consiste en un buen clima de suspenso y algunos sustos bien logrados. El filme no resiste demasiado un análisis post mortem, pero a medida que uno la va viendo se hace muy pasable y llevadera. Hay momentos en que Dark Skies parece decantarse por la onda de cámaras ocultas tipo Actividad Paranormala final de cuentas aquí figura el mismo productor, Jason Blum -, sólo que con una narración más tradicional en vez de la remanida vista en primera persona. Y si bien el enfoque es algo menos efectivo, no por ello deja de ser crispante: en un momento Josh Hamilton descubre interferencia electromagnética en cada una de las cámaras instaladas en las habitaciones de su casa y, cuando avanza la grabación cuadro a cuadro, termina por descubrir una presencia aberrante.

Dark Skies es una peliculita linda y chiquita. No hace nada nuevo, no le quema el cerebro a nadie, no tiene una historia brillante. Tiene un buen clima, muy buenas actuaciones, y un par de momentos de shock que resultan efectivos. A mí eso me sirve, especialmente si se trata de una aburrida noche de sábado; y, como creo que a usted también, por lo tanto se la recomiendo, siempre que la vea sin muchas pretensiones.