Crítica: Sombras en la Oscuridad (House of Dark Shadows) (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1970: Jonathan Frid (Barnabas Collins), Grayson Hall (Dra Julia Hoffman), Kathryn Leigh Scott (Maggie Evans), Nancy Barrett (Carolyn Stoddard), John Karlen (Willie Loomis), Joan Bennett (Elizabeth Collins Stoddard), Thayer David (Profesor T. Eliot Stokes), Louis Edmonds (Roger Collins), Roger Davis (Jeff Clark), Ronald Briscoe (Todd Jennings), Dennis Patrick (Sheriff George Patterson)

Director: Dan Curtis, Guión: Dan Curtis, Musica – Robert Cobert

Trama: El desequilibrado Willie Loomis cree haber dado con la pista de un tesoro perdido que la acaudalada familia Collins mantenía en secreto. Excavando en el cementerio familiar termina por liberar a un vampiro que lo ataca y lo convierte en su esclavo. Muy pronto el ser recobra su aspecto humano y se presenta ante la familia como Barnabas Collins, un primo lejano de Inglaterra. Ante el excepcional parecido físico de Barnabas con los retratos ancestrales de los Collins, estos deciden albergarlo en la vieja casona detrás de la mansión. Pero Barnabas ha descubierto a Maggie Evans, la institutriz de la familia, que es la viva imagen de su amor perdido Josette Du Prez y que pereciera en la vispera de su boda. Mientras Barnabas intenta acercarse a Maggie, los ataques continúan y las sospechas se fundan sobre la existencia de un vampiro asolando el lugar. La Dra Julia Hoffman ha descubierto el secreto de Barnabas Collins y le ofrece una cura contra el vampirismo, lo que le permitiría pasearse a la luz del día y llevar una vida normal. Pero la noticia de la propuesta de casamiento de Barnabas a Maggie produce sentimientos encontrados en Julia, y entre la traición y el cerco de sospechas que se cierra, pareciera que el fin estuviera cerca para el vampiro.

House of Dark Shadows Sombras en la Oscuridad (o La Casa de las Sombras Tenebrosas, como quiera llamarle) es la versión para la pantalla grande de la tira de culto que se emitiera en la TV norteamericana entre 1966 y 1971 (otro nombre alternativo con que se conoció a la serie fue Malditos hasta la Ultima Generación). La particularidad es que no se trataba de una serie standard sino de una telenovela. Dark Shadows comenzó como el proyecto matutino del legendario Dan Curtis, el procer del horror televisivo de los años 70 con joyas posteriores en su haber como The Night Stalker y The Night Strangler (donde hacía su aparición en público Carl Kolchak, nuestro héroe de la infancia) y la famosa Trilogía del Terror; pero a decir verdad, las metas de Curtis eran mucho más modestas desde un principio. Su intención era simplemente hacer una soap opera gótica, cargada de misterio, y nada más que eso. La historia se basaba en la llegada de una institutriz a Collinwood, donde empezaba a descubrir el pasado turbulento de la acaudalada familia Collins. Pero los ratings no ayudaron.

Decidido a un salvataje desesperado Curtis comenzó a incluír elementos sobrenaturales en la telenovela como fantasmas y ocultistas. Si bien eran ingredientes casuales, con la aparición de ellos la telenovela pasaba al frente de sus competidoras. No sería hasta el segundo año de emisión en que Curtis apostaría el todo por el todo, e introduciría a Barnabas Collins, el vampiro de 175 años que regresaba a la mansión en busca de su viejo amor reencarnado. Lo que seguiría es historia: la telenovela desarrollaría un rating impresionantemente alto, comenzaría a generar merchandising, sería vista por público de todas las edades y sexos (al contrario de las tradicionales soap operas reservadas para las amas de casa), e incluso se vendería al exterior (y se conocería por estos pagos). Un éxito inaudito, considerando que las telenovelas norteamericanas son realmente malas y eternas (Hospital General lleva más de 30 años en el aire).

A partir del giro de la serie, Curtis empezaría a incluir desde clones de Frankensteins hasta científicos locos, hombres lobo, brujas y zombies, todos relacionados con el clan Collins. Pero sin duda el personaje fuerte de la serie, la estrella, era Jonathan Frid: su Barnabas Collins se transformó en una figura de culto, aún recordada 30 años después de la emisión de la telenovela.

En otro paso inaudito para una telenovela, los estudios le ofrecerían a Curtis llevar la historia a la pantalla grande. Lo haría en House of Dark Shadows (1970) y que es la que comentamos ahora, y en Night of Dark Shadows (1971). Pero la última película carecía de la presencia de Frid y tuvo una tibia respuesta. En 1991 la NBC le daría luz verde a Curtis para reflotar la serie, ya que su re emisión por sindicación seguía levantando excelentes ratings. El resultado fue una nueva Dark Shadows, más pulida y oscura, con un elenco de primeras figuras de horror y culto como Barbara Steele (la scream goddess de la Hammer de los 60), Roy Thinnes (de la serie Los Invasores) y Ben Cross, que encarnaba a Barnabas Collins. Pero problemas en la programación, marketing erróneo y la guerra del Golfo terminaron por matar a la serie antes de tiempo, con tan solo 12 capítulos emitidos además del piloto. Y en el 2004 la Warner produciría una nueva versión con Alec Newman (de la miniserie Dune) como Barnabas Collins, pero también esta presentación obtuvo una tibia respuesta. Una lástima, ya que toda la idea de un revival parecía interesante (se comenta que Johnny Deep tiene los derechos y quiere hacer una versión, encarnando a Barnabas Collins; algo que sería digno de ver).

Pero volviendo con el tema del film que nos ocupa, lo que hace Curtis aquí es comprimir los elementos más importantes de las tres primeras temporadas. Toda la galería de personajes bizarros que poblaba la telenovela ha sido directamente podada, y se mantiene la trama central con Barnabas apareciendo en la mansión de los Collins y enredándose con la reencarnación de su viejo amor. Obviamente toda la historia de fondo es esencialmente Drácula disfrazado, con vampiro que ha sido maldecido y un amor sin consumar que perdura en el tiempo. En este caso el vagabundo desquiciado del lugar termina por hacer las veces de Renfield, la instituriz es la nueva Mina, y hay un profesor Stokes que hace las veces de Van Helsing. Lo que añade Curtis de su propia factoría es el personaje de la Dra Hoffman, una ambiciosa científica que le ofrece una cura al vampiro pero termina enamorándose de él. Mientras que en la TV esto era más evidente, aquí los sentimientos de Hoffman no son tan claros y, cuando sumo, le sobreviene un ataque de consciencia, lo que sirve para desencadenar los sucesos.

Pero a pesar del maquillaje de una historia tan rutinaria, es un filme logrado. La diferencia estriba en Dan Curtis, que lograr crear más atmósfera aquí que en 20 filmes de la Hammer juntos. La mansión Collins posee una formidable belleza siniestra, enclavada en un océano de árboles, donde las distancias parecen enormes, y es verdaderamente una protagonista más en el film. Todo lo que muestra la película acerca de Collinwood se ve gigantesco: la casona es tan grande que tiene enormes dependencias abandonadas y en ruinas. Los personajes vagan tanto por elegantes ambientes goticos como por habitaciones derruidas y plagadas de telarañas. A pesar de estar ambientada en el siglo XX, son pocos los indicios de la época – los policías, algunos autos -, pero la mayor parte del tiempo se respira una atmósfera gótica. Todo el excelente escenario sirve para crear un clima único.

A esto se suma la dirección de Curtis. Es ágil, con primeros planos, sombras siniestras, y una excelente seguidilla de escenas de tensión. Es notable ver como un argumento tan común es utilizado hábilmente para generar un momento de suspenso tras otro. Los ataques iniciales, los celos de la perversa Carolyn – que terminará siendo presa de Barnabas y tendrá un horrendo final -, las apariciones de ésta como vampiro (en especial la excelente escena en la piscina abandonada donde se le presenta al joven David), o la venganza de Barnabas después que los experimentos con la sangre fallaran miserablemente.

Pero si Curtis hace su parte con creces, el que se roba la escena es Jonathan Frid. Frid era un actor canadiense desconocido hasta la epoca de la serie, y que lamentablemente no quiso capitalizar todo el suceso de Dark Shadows (decidió volcarse a su vocación teatral). Su Barnabas Collins es una mezcla de monstruo y héroe romántico; si bien como galán no posee belleza, si tiene una carismática presencia que lo hace atractivo. Físicamente parece un pequeño demonio (diría Homero Simpson), pero gracias a su performance Frid lo transforma tanto en agradable como en maligno. A mi juicio es un intérprete desperdiciado; del mismo modo que pasó con Robert Quarry (el Conde Yorga), Jonathan Frid merecía haber sido probado como figura del cine de horror ya que posee la presencia, la voz y el carisma que requieren dichos papeles. Hubiera podido alzarse a la estatura de un Vincent Price o un Christopher Lee. Lamentablemente su carrera posterior fue bastante opaca.

Es un muy buen filme, más que recomendable. Quizás Curtis se excede un poco de shocks en algún momento que otro, y a veces la trama presenta algún que otro agujero, pero buenos intérpretes y un buen clima de horror aseguran una buena película. Un film que debería aún ser más popular, y no sólo en los círculos de fans.

LOS FILMES DE DAN CURTIS

Sombras en la Oscuridad (1970) – Kolchak: El Cazador Nocturno (1972) – Las Cintas de Norliss (1973) – Kolchak: El Estrangulador Nocturno (1973) – Trilogía del Terror (1975) – Pesadilla Diabólica (1976) – Trilogia del Terror II (1996)