Crítica: Cherry 2000 (1987)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1987: David Andrews (Sam Treadwell), Melanie Griffith (E. Johnson), Ben Johnson (Jake Seis Dedos), Tim Thomerson (Lester), Pamela Gidley (Cherry 2000), Harry Carey Jr (Snappy Tom)

Director: Steve De Jarnatt, Guión: Michael Almereyda

Trama: El futuro, año 2017. Las mujeres han levantado tantas barreras personales y legales para relacionarse con los varones que éstos prefieren adquirir robots sexuales. Sam Treadwell posee uno de los modelos más avanzados, la Cherry 2000, la que los espera todos los días en su casa. Pero luego de una noche de pasión el androide de Treadwell hace cortocircuito y explota, dejándolo devastado sentimentalmente. Como dichos robots no se hacen más, Treadwell se ve obligado a viajar hasta el interior de la zona prohibida para llegar hasta los restos de la fábrica que manufacturaba las Cherry y apropiarse de alguno de los ejemplares remanentes. El tema es que la zona prohibida es un lugar extremadamente peligroso, regido por Lester y sus implacables pandilleros. Pero como Treadwell está decidido a todo, termina por contratar a una bella exploradora para que lo guíe por el lugar. El tema es que, en medio de las discusiones, las persecuciones y las balaceras, Treadwell ha comenzado a enamorarse de la chica … aunque el romance sufre serios riesgos de ser cortado en seco debido a los constantes ataques de los pandilleros de Lester.

Cherry 2000 Hay títulos que nadie ha visto, y Cherry 2000 es uno de ellos. Este filme de Steve De Jarnatt (el mismo de Miracle Mile) reune condiciones de sobra para ser una joya de culto – el argumento es original y delirante, la dirección y los diálogos son muy buenos, y hay un puñado de escenas memorables -. Nadie dice que Cherry 2000 sea un clásico, pero es injusto que haya quedado en el olvido.

Después del éxito de Terminator (1984) los robots se pusieron de moda; y luego de Mad Max 2 (1981) pasó lo mismo con los futuros post apocalipticos y las road movies. Cherry 2000 es una mezcla de ambos géneros, con la diferencia de que no está muy interesada en las escenas de acción – que las hay y son competentes aunque no excitantes -, sino que prefiere utilizar la premisa para despacharse con una sátira sobre la sociedad de finales de los 80.

Acá el protagonista es un exitoso profesional que prefiere tener relaciones sexuales con un androide antes de probar suerte con una mujer de carne y hueso. El tema es que las mujeres se han puesto bravísimas en todo sentido – por ejemplo, para poder seducir a una mujer un hombre debe mostrarle el registro en video de sus últimos encuentros sexuales, y llegar a un acuerdo (abogado mediante) de la cantidad y tipo de encuentros y prácticas sexuales que ejecutarán… si es que llegan a ir a la cama esa noche! -, con lo cual las relaciones románticas prácticamente han dejado de existir. Como en una noche de pasión la esclava sexual electrónica se le rompe, nuestro héroe se ve obligado a buscar un reemplazo… el cual sólo puede hallarse en una fábrica abandonada que se encuentra en medio de una zona postapocaliptica. Al libreto le importa un pepino intentar dar algún tipo de explicación sobre la mayoría de las situaciones – ¿por qué dejaron de fabricar los robots sexuales si todo el mundo los usa?; ¿cómo es que se reproduce la gente si practicamente nadie vive en pareja?; ¿que pasó que la mitad del planeta está sumida en los restos de lo que parece haber sido una guerra nuclear? -, con lo cual éstas terminan existiendo per se. El protagonista debe meterse en territorio desconocido y, como es lógico, precisa un guía. La persona en cuestión resulta ser Melanie Griffith – más bonita que nunca, aunque hace 25 años era tan incapaz de actuar como lo es ahora -, quien termina por convertirse en el cantado interés romántico del héroe.

Lo que sigue no es mas que un western transplantado de manera más que decente a un entorno futurista. Lo que resulta increíble es lo bien escrita que está la película, la que tenía oportunidades de sobra para desmadrarse en cualquier momento. No sólo la relación entre los protagonistas es humana y real, sino que tiene su cuota de momentos emocionantes. Hasta una tontería monumental como la relación del protagonista con su robot – o con el chip de memoria de éste, el cual activa a cada momento para volver a escuchar su voz – está desarrollada con gran calidad.

Pero las palmas del filme se la lleva Tim Thomerson como el villano de turno. Acá los malos no son más que una pandilla de tipos de clase media que no quieren que nadie les arruine las parrilladas de los domingos y los picnics de fin de semana. El personaje de Thomerson es tan amigable y corriente que resulta memorable por la sencillez de sus propósitos. Simplemente el tipo no quiere que nadie lo moleste en su rancho.

Cherry 2000 es una agradable sorpresa. No se deje engañar por el poster berreta ni por la terrible descripción de la caja de video; aquí hay una buena película y una muy disfrutable.