Crítica: La Casa que Chorreaba Sangre (The House That Dripped Blood) (1970)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1970: historia central: John Bennett (inspector Holloway), John Bryans (Stoker), John Malcolm (sargento).

Método para matar: Denholm Elliott (Charles Hillyer), Joanna Dunham (Alice Hillyer), Tom Adams (Dominick), Robert Lang (siquiatrat).

Trabajos en cera: Peter Cushing (Philip Grayson), Joss Ackland (Neville Rogers), Wolfe Morris (propietario).

Dulces para la dulce: Chloe Franks (Jane Reid), Christopher Lee (John Reid), Nyree Dawn Porter (Ann Norton).

La capa: Jon Pertwee (Paul Henderson), Ingrid Pitt (Carla), Geoffrey Bayldon (conde Von Hartmann)

Director: Peter Duffell, Guión: Robert Bloch

Trama: Un conocido actor de cine ha desaparecido y el inspector que investiga el caso comienza a escuchar espeluznantes historias acerca de la casa que éste había rentado pocos días antes. Método para matar: un escritor de novelas de terror ha inventado un siniestro asesino para sus historias … pero el personaje de ficción parece ser mucho más real de lo que parece. Trabajos en cera: Phillip Grayson se obsesiona con una figura de un museo de cera, la que se parece demasiado a la desaparecida esposa del dueño del establecimiento. Dulces para la dulce: una joven es contratada como institutriz para una pequeña niña, a quien su padre mantiene encerrada y sometida a férreas normas. Y es que la chica no resulta ser tan inocente como parece. La capa: la estrella del cine de horror Paul Henderson se encuentra rodando una película de vampiros y, decidido a darle autenticidad al rol, ha comprado una capa en la tienda de un anticuario. Pero cada vez que se pone la capa, le salen colmillos y siente una inagotable sed de sangre.

The House That Dripped Blood The House That Dripped Blood (La Casa que Chorreaba Sangre) es otro de los compilados de historias de horror que le dieron renombre a la productora inglesa Amicus durante los años 60 y 70. En lo personal siempre he preferido el terror contemporáneo de la Amicus por encima del acartonado horror gótico de la Hammer, amén de que contaban con Robert Bloch (uno de mis autores favoritos y el padre de Psicosis) entre su staff de libretistas. Además de horror la Amicus rodó películas de aventuras y ciencia ficción, con titulos baratos y bizarros como La Tierra Olvidada por el Tiempo y Daleks Invasion Earth 2150 A.D.

Y si bien los compilados de terror fueron la especialidad de la casa, The House That Dripped Blood es una de las producciones más flojitas de la Amicus. El problema pasa porque las historias son de factura barata y el director Peter Duffell no entiende lo que es crear clima. El primer cuento es el de un novelista que inventa un asesino para sus cuentos, el que termina por transformarse en real… ¿o no es así?. Simplemente es soso. El segundo – con cadáveres convertidos en muñecos de cera – repunta un poco, pero los baratos efectos especiales liquidan su efectividad. En el tercero (Dulces para la dulce) al menos hay un poco de clima ominoso – uno tiene la sensación de que los terribles mandamientos que impone Christopher Lee sobre la pequeña tiene una aberrante razón de ser – y la resolución es efectiva. Pero sin dudas la mejor de todas las historas es La capa: aquí figura Jon Pertwee (futuro Doctor Who y padre de Sean Pertwee, a quien hemos vimos en parvas de títulos serie B como Equilibrium o Doomsday), que hace de actor petimetre y maniático, y que consigue una capa tan auténtica que lo convierte en vampiro cada vez que se la pone. Lo acompaña Ingrid Pitt, actriz horrible si las hay, pero que en aquel momento estaba teniendo su cuarto de hora gracias al suceso de su protagónico en The Vampire Lovers (1970). Ambos juegan la historia en tono de comedia negra y resulta divertida de a ratos, aunque el clímax (de la historia y el de toda la película) es mucho más serio de lo que correspondía.

The House That Dripped Blood está ok. Como las historias no son largas, si uno se empieza a aburrir a los pocos minutos llega otra. Pero no hay nada aquí que le quite el sueño a nadie, ya que sus capítulos apenas llegan a tibio.