Crítica: Capricornio Uno (1978)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1978: James Brolin (Charles Brubaker), Elliott Gould (Bob Caulfield), Hal Holbrook (Dr James Kelloway), Brenda Vaccaro (Kay Brubaker), Sam Waterston (Peter Willis), O.J. Simpson (John Walker), David Huddleston (Congresista Hollis Peaker), David Doyle (Walter Loughlin), Telly Savalas (Albain), Karen Black (Judy Drinkwater), Robert Walden (Elliott Whitter)

Director: Peter Hyams, Guión: Peter Hyams, Musica – Jerry Goldsmith

Trama: La misión Capricornio Uno se prepara para ser lanzada al espacio, en viaje directo a Marte. Pero a ultimo momento los astronautas son retirados de la cápsula, y el cohete despega vacío. Los astronautas son alojados en un complejo militar abandonado cerca de Houston, donde se les informa que la misión era imposible debido al equipo defectuoso y los recortes gubernamentales. Ahora, en un estudio cerrado de TV, deberan simular el amartizaje. Mientras tanto, un operador de la NASA ha tenido lecturas erróneas de las transmisiones de la misión, y se lo informa a su amigo, el periodista Bob Caufield. Pero cuando el operador desaparece y comienzan a sucederse atentados contra la vida del periodista, Caufield comienza a investigar la realidad oculta tras las apariencias de la misión Capricornio Uno.

Capricornio Uno La idea de que las misiones espaciales norteamericanas eran un engaño no resultaban nuevas para mediados de los años 70. Ya en Los Diamantes son Eternos (1971), James Bond irrumpía en un estudio de TV donde se simulaba un alunizaje. Y por supuesto siempre existió la sospecha de que las misiones Apollo eran falsas, teorías que aún rondan hasta el día de hoy (desde la posición externa de la cámara de video hasta la comparación y triangulación de la luz en las fotos tomadas en la Luna, que demuestran teóricamente que las imágenes son imposibles o fotomontadas).

Pero todas esas sospechas cobraron fuerza después del escándalo de Watergate. A decir verdad, los setenta fueron una decada bastante paranoica para los norteamericanos, donde empezaron a ver conspiraciones por todos lados y comenzaron a cuestionar ácidamente la veracidad de hechos históricos recientes. Desde tonterías como que Elvis / Marilyn estaban vivos, pasando por el asesinato de Kennedy (que quizás sea la teoría más potable), hasta los OVNIs, el libro azul y las misiones espaciales. En plena decada paranoica Hollywood no escaparía a la moda y se despacharía con títulos como La Conspiración de Francis Ford Coppola, Todos los Hombres del Presidente o La Amenaza de Andromeda.

Capricornio Uno es el aporte de Peter Hyams al tema. Desde la llegada del hombre a la Luna que Hyams venía barajando la idea, pero recién con el escándalo de Nixon y el auge de los filmes de conspiraciones pudo obtener luz verde para el proyecto. Aquí Hyams hace un tiro por elevación a la misión Apollo 11. Todo el setup es brillante y está construído con precisión suiza, montando el lanzamiento espacial que será guiado por control remoto, transportando en secreto a los astronautas a una base y armando una teatralización de toda la misión.

Es un film decididamente cinico. Si uno compara los parlamentos de Hal Holbrook con los discursos idealistas de John Fitzgerald Kennedy (el propulsor de la carrera espacial), hay un fuerte choque de ideas contrapuestas. Todo lo que tenía de heroico ha quedado aplastado por una amalgama de intereses económicos y políticos, en donde la mentira es la única manera de mantener las operaciones en movimiento. La película ilustra a los políticos como palurdos que cuidan su quinta y movidos por sus intereses sectoriales.

Pero mientras que el Acto I es definitivamente una obra maestra, los Actos II y III son mucho más desparejos. El descubrimiento de errores en las lecturas de la misión (la señal proviene de la Tierra en vez del espacio) está ok, así como la desaparición del personaje de Robert Walden. El problema es que la película se va a los bifes directamente en vez de realizar un trabajo mucho más sutil, que es lo que precisan los filmes de conspiraciones. Cuando Elliot Gould no encuentra a Walden en su departamento, en vez de mantener el suspenso termina por despacharse con el atentado contra su vida (cortar los frenos del auto), lo cual arruina las apariencias que se querían mantener (¿para que disfrazar algo a alguien que se va a matar?).

El otro grave problema de Capricornio Uno es que es un desastre en cuanto al manejo de los tiempos. Toda la misión dura seis meses, pero después de que el periodista termina con el auto en el río, pasan varios meses más hasta seguir investigando. Las transmisiones a Marte tardan 21 minutos (en ir o volver), pero los astronautas mantienen un diálogo fluído con sus esposas. Cuando el trío de astronautas logra escapar, todo pasa en 48 hs aunque del lado de la historia del periodista parecieran semanas. Notablemente en el caso del funeral en ausencia de los pilotos, la escena dura de un día para el otro pero mientras tanto Elliot Gould fue a Arizona y volvió varias veces.

Si los atentados son patéticos (como los disparos al periodista en Flat Rock) y los tiempos están mal manejados, al menos la película no evidencia esos errores ya que mantiene un buen nivel de acción y suspenso. Los papeles están muy bien escritos, en especial el trío de Elliot Gould, Karen Black y David Doyle (que parodian los clisés de los periodistas audaces de las películas de los años 40) que posee una química brillante. El trío bien podría haber tenido su propia serie de films.

Pero el Acto III es definitivamente desastroso y artificial. Es excitante y da cierre a la historia, pero la sucesión de hechos que culminan la trama es de una artificialidad colosal (una increíble cantidad de coincidencias y corazonadas). Y aún así, con todos sus problemas narrativos, Capricornio Uno es un film que se deja ver y es recomendable. La excelencia de su primer acto y el pulso de Hyams como director logran mantener a flote la historia y entretienen por encima de su gran cantidad de defectos.