Crítica: Los Locos del Cannonball (The Cannonball Run) (1981)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1981: Burt Reynolds (J.J. McClure), Roger Moore (Seymour Goldfarb, Jr.), Farrah Fawcett (Pamela Glover), Dom DeLuise (Victor Prinzim / Capitan Caos), Dean Martin (Jamie Blake), Sammy Davis Jr.(Morris Fenderbaum), Jack Elam (Doctor Nikolas Van Helsing), Adrienne Barbeau (Marcie Thatcher), Terry Bradshaw (Terry), Jackie Chan (como él mismo), Bert Convy (Bradford Compton), Jamie Farr (Sheik), Peter Fonda (jefe de los motociclistas), George Furth (Arthur J. Foyt)

Director: Hal Needham, Guión: Brock Yates, Musica – Al Capps

Trama: Se organiza la carrera ilegal conocida como Cannonball, donde los participantes deben recorrer en tiempo record Estados Unidos de costa a costa. Entre los participantes se encuentra J.J. McClure y su amigo Victor Prinzim, que corren en una ambulancia preparada; Seymour Goldfarb Jr. que se cree ser James Bond y compite en un Aston Martin DB5; el dúo de Morris Fenderbaum y Jamie Blake quienes se disfrazan de curas y corren en un Ferrari rojo. Los participantes deberán sortear el acecho de la policía, que ha sido alertada de la competencia y que les ha preparado numerosas trampas para apresar a los infractores.

Los Locos del Cannonball Siempre el público americano se ha mostrado fascinado por los autos, y eso se tradujo con el correr del tiempo en dos tipos de filmes: los de carreras y las road movies. Mientras que las road movies suelen ser de corte existencialista – los individuos viven experiencias a lo largo del viaje que los terminan por transformar -, los de carreras se circunscriben al deporte y el placer de escuchar el rugido de los motores, amén de todos los clisés propios de este tipo de filmes – chico pobre / desvalido lucha contra todos los obstáculos y triunfa a último momento -. Hay claros exponentes en ambos subgéneros: en el primer caso se puede citar a Vanishing Point, mientras que en el segundo está el clásico Grand Prix (1966).

Pero desde mediados de los 60 comenzaron a haber experimentos que mezclaron ambos géneros. En el caso de la comedia, el antecedente es It´s a Mad Mad Mad Mad World (1963), donde distintas parejas se lanzaban a una carrera desenfrenada para buscar un tesoro oculto. Lamentablemente después del film de Stanley Kramer este breve subgénero se descarrilaría hacia la idiotez total, con chistes malos y destrozos de autos a raudales, con algunas excepciones como The Great Race.

The Cannonball Run es el aporte del insípido Hal Needham al tema. El antecedente inmediato es sin dudas The Gumball Rally (1976). En realidad The Gumball Rally y The Cannonball Run están inspirados en hechos reales: Brock Yates – que aquí escribe el guión – era el editor de la revista Car & Driver y organizó entre 1973 y 1978 una serie de carreras de costa a costa (precisamente las de Cannonball). De hecho, Needham y Yates participaron en una de ellas con una ambulancia modificada – que es la misma que se ve en el film -, con un falso doctor y la esposa de uno de ellos como paciente.

Pero más allá de la anécdota, esta es una obvia película de fin de semana hecha con amigotes actores. Needham venía del éxito de Smokey and the Bandit (1977), y Burt Reynolds le dió carta blanca para los siguientes proyectos, una decisión bastante siniestra ya que con el tiempo los siguientes trabajos de la dupla terminarían por sepultar la carrera del astro. Antes del fin de la década Reynolds estaría haciendo bodrios como Rent A Cop y Malone, que terminarían de ponerle una lápida si no fuera por el suceso de Boogie Nights (1997).

En realidad el trabajo de Brock Yates es meramente nominal, estableciendo algunas pautas y dejando que todo el mundo improvise. Dentro de toda la tontería general se deja ver – es el mejor trabajo de Hal Needham, lo cual no significa demasiado -. Allí está Reynolds haciendo cualquier pavada con tal de mostrar una acrobacia de los stunts, como aterrizar una avioneta en medio de un pueblo, o mandar a la banquina un impecable Porsche. Lo que eleva al film sobre otros de Needham es que la comedia funciona – aunque son más los disparos errados que los aciertos -, y en gran parte se debe a que los actores se saltean el inexistente guión. Como el caso del dúo de Burt Reynolds y Dom DeLuise, amigos en la vida real, que suelen sacar el mejor partido de sus escenas. Y hay algunos momentos de Roger Moore, parodiando su imagen de estrella y agente secreto. Pero después el resto es bastante patético, en especial la desilusionante performance de Dean Martin y Sammy Davis Jr. (de quien uno esperaba mucho más; y aquí Martin se pasea como un zombie todo el film), el cameo extendido de Jackie Chan (aquí presentado como un japonés y corriendo un Subaru en vez de su habitual Mitsubishi), o la fugaz aparición de Peter Fonda (sólo para cobrar el cheque).

El libreto no existe, solo hay escenas pensadas para los gags que no siempre funcionan. Incluso el libreto es bastante inconsistente, con personajes que desaparecen y reaparecen de la nada, como el médico de Jack Elam, y a veces roza el mal gusto (sin mencionar al papel descerebrado de Farrah Fawcett). Sin dudas la cosa mejora sobre el final, gracias a la aparición del alter ego de DeLuise, el capitán Caos, que consigue arrancar unas cuantas risas. Es cierto que uno no pide una trama profunda cuando ve un título como este, pero al menos pide que el guionista haya quemado algunas neuronas para armar siquiera chistes nuevos o una comedia pareja.

Es un film ameno si pone el switch del cerebro en off; no es siquiera una buena película, pero entretiene a costa de la simpatía del elenco, que logra superar la ineptitud del director.

THE CANNONBALL RUN

Los Locos del Cannonball (1981) – Los Locos del Cannonball II (1984)