Crítica: Las Aventuras de Buckaroo Banzai a Través de la Octava Dimensión (1984)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1984: Peter Weller (Buckaroo Banzai), John Lithgow (Dr Emilio Lizardo), Ellen Barkin (Penny Priddy), Jeff Goldblum (New Jersey / Dr Sidney Zwidell), Lewis Smith (Perfect Tommy), Clancy Brown (Rawhide), Christopher Lloyd (John Bigboote), Carl Lumbly (John Parker), Robert Ito (Profesor Hikita)

Director: W.D. Richter, Guión: Earl Mac Rauch

Trama: Buckaroo Banzai es un científico millonario y aventurero que ha creado un dispositivo que le permite traspasar a la octava dimensión – aquella que existe entre los atómos de la materia sólida -. Pero si bien la prueba resulta un éxito, la nave de Banzai choca con cuerpos alienígenas en su recorrido. Mientras el héroe investiga los restos orgánicos asidos a su nave, le llega un mensaje de los alienígenas del planeta 10, diciéndole que los criminales más peligrosos de la galaxia han sido encerrados por ellos en la octava dimensión. Y ahora el demente Dr. Lizardo se apresta a robar el transportador de Banzai para liberarlos y regresar a su planeta para tomar el poder. Por ello los aliens le han dado un ultimatum a Banzai: deberá detener a Lizardo y sus aliados antes que culminen con éxito su fuga, caso contrario provocarán un conflicto atómico con la URSS, con la consiguiente destrucción del planeta Tierra.

Arlequin: Critica: Las Aventuras de Buckaroo Banzai a Través de la Octava Dimensión (1984)

  Las Aventuras de Buckaroo Banzai es un rarísimo título de mediados de los ochenta. Fue escrito por Earl Mac Rauch, que tiene un prontuario tan disímil como ser el autor de una biografía sobre John Belushi así como el script de New York, New York de Martin Scorsese. Más extraño aún son los créditos de W.D. Richter, que van desde los libretos de Stealth, Amenaza Invisible, John Carpenter’s Big Trouble in Little China, la versión 1979 de Dracula hasta el de la nominada al Oscar Brubaker. Este es uno de los escasos casos en que Richter se pone en el sillón del director.

He aquí otra idea interesante pobremente ejecutada. La fuente de inspiración es sin dudas el comic Doc Savage, y Buckaroo Banzai así como su equipo de científicos – rockeros están calcados del Hombre de Bronce y su grupo de genios. El aggiornamiento de la idea es muy bueno, ya que mantiene el tono a la vez que tiene su appeal para el público adolescente. El relato inicial del filme dispara unos argumentos delirantes sobre Banzai como humano superinteligente, brillante científico, estrella del rock y héroe de comics; dimensiones atómicas e invasiones alienígenas. Pero lamentablemente todo lo que sigue no le va en saga y el entusiasmo juvenil de la premisa termina por diluírse.

El gran problema de Las Aventuras de Buckaroo Banzai es que termina por tomarse demasiado en serio a sí misma. Esto le da credibilidad al universo que quiere crear, pero parece ir a contramano de las intenciones de los conceptos básicos de la idea – un super héroe pulp, colorido y definitivamente camp -. Por el contrario, todo se ve demasiado restringido y hasta moroso. Banzai nunca alcanza la estatura de héroe, el supuesto humor de la premisa queda diluído – acá se precisaba a un Adam West diciendo líneas completamente rimbobantes sin siquiera pestañear; Peter Weller (Robocop) está ok pero carece de carisma cómico -, y ni siquiera la acción está filmada de un modo excitante. A esto se le suma John Lithgow, que sobreactúa a niveles estratosféricos pero carece de líneas graciosas. Por lo menos Jeff Goldblum aporta su cuota de excentricidad en un elenco mayoritariamente chato.

Como aventura apenas funciona; como parodia de filmes de superhéroes no tiene mucha gracia; tiene su excentricidad pero nunca termina de despegar. Y es por ello que, tras años de preparativos, en su estreno se estrelló contra la taquilla. Sin embargo, con la salida en video comenzó a generar un status de culto creciente. El problema es que la productora se fundió y los derechos están perdidos en un limbo legal, razón por la cual diversos proyectos – series de TV, secuelas – quedaron definitivamente estancados, aunque han salido comics y libros sobre el personaje. Un curioso destino para un filme raro, excéntrico y algo chato, que terminó sobreviviendo a su propio fracaso.