Crítica: Muertos de Miedo (Tu Madre Se Ha Comido a Mi Perro) (Braindead) (1992)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Nueva Zelandia / Japon, 1992: Tim Balme (Lionel Cosgrove), Diana Peñalver (Paquita), Elizabeth Moody (Vera Cosgrove), Ian Watkin (tío Les), Stuart Devenie (padre McGruder)

Director: Peter Jackson, Guión: Peter Jackson, Stephen Sinclair & Frances Walsh

Trama: Nueva Zelandia, 1957. Paquita es una joven española que se encuentra enamorada de Lionel Cosgrove, pero Vera – la dominante madre del muchacho – se opone a ello. Mientras el trío se encuentra de visita en el zoológico, Vera resulta mordida accidentalmente por un raro especímen – el mono rata proveniente de la isla Cráneo – y es llevada de urgencia al hospital. Pero la herida comienza a descomponerse y Vera empieza a mutar hasta transformarse en un zombie agresivo, mordiendo e infectando a sus víctimas. Lionel esconde todos los cuerpos en el sótano de su casa, pero su tío Les descubre su secreto y comienza a chantajearlo para quedarse con su herencia. Y ahora que Les ha organizado una multitudinaria fiesta en la casa del joven para celebrar su malhabida fortuna, los zombies del sótano se han desatado, atacando a todos los asistentes. Lionel y Paquita deberán luchar por sus vidas contra interminables hordas de zombies, liderados por la deforme madre del joven.

Muertos de Miedo (Braindead) Antes que Peter Jackson fuera un director prestigioso y oscarizado suelto en Hollywood, había comenzado en su Nueva Zelandia natal rodando experimentos en el género fantástico hechos con dos pesos y toneladas de mal gusto. Precisamente su primer título fue Mal Gusto (1988), al que siguió Meet the Feebles (1990) – acerca de unos muppets drogones y escatológicos -; y Braindead sería el tercer filme de su carrera.

Con el tiempo esta trinidad de filmes se convertiría en objeto de culto. Braindead tiene todas las características de esta clase de favoritos: producción barata, ideas salvajes y ejecución potable. Aquí la idea de Jackson es hacer una comedia con zombies, pero el resultado termina siendo más o menos – hasta ahora el cetro del subgénero está dividido entre Shaun of the Dead y El Regreso de los Muertos Vivos -. El mayor problema con el filme son los dos tercios iniciales, en donde el timing cómico es algo fallido. No pasa por un problema de situaciones o performances, sino porque Jackson no es muy bueno para rodar comedia física o slapstick. Hay algún que otro gran momento – como el cura “que le patea el culo a los demonios del infierno” -, pero resulta bastante tibio.

Pero en donde la película se redime es en el final salvaje. Es el festival del jugo de tomate literalmente, y con Jackson sacando a luz sus ideas más salvajes. Ahí es cuando director y película se ponen a sintonizar a Sam Raimi en Noche Alucinante (Evil Dead II) (1987), con héroe implacable destruyendo muertos vivientes de las maneras más delirantes. Es tan sangrienta que figura en el libro Guinness de records como el filme que más litros de sangre falsa usó en toda la historia. En particular me mató el bicho hecho de tripas y cerebro de uno de los zombies que empieza a perseguir a Tim Balme por toda la casa, intentándo enlazarlo con su intestino, y suplicando por su vida cuando lo van a liquidar – juntando los dos pulmones como si fueran manitos (!!) -. Simplemente es alucinante y compensa de sobra todos los defectos de los minutos anteriores.

Braindead es ideal para los incondicionales del gore. La comedia no es muy brillante que digamos, y hay bastantes chanchadas de esas que te hacen sacar a luz el almuerzo del viernes pasado. Pero cuando llega al clímax, es un festival digno del aplauso. Y sólo por éso resulta más que recomendable.

En un dato para la trivia, el mono rata que infecta el germen zombie proviene de la isla Cráneo (Skull Island), la misma en donde vivía King Kong (y que después Jackson filmara una remake en el 2005)