Crítica: Blood Feast (1963) de Herschell Gordon Lewis

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1963: Mal Arnold (Fuad Ramses), Thomas Wood (Detective Pete Thornton), Connie Mason (Suzette Fremont), Scott H. Hall (Capitan Frank), Lyn Bolton (Dorothy Fremont)

Director: Herschell Gordon Lewis, Guión: A. Louise Downe, Musica – Herschell Gordon Lewis

Trama: Misteriosos asesinatos se suceden en un pueblo norteamericano, donde todas las víctimas son bellas mujeres a las cuales se les ha amputado una extremidad de su cuerpo. La investigación policial lleva la pista hasta el empresario gastronómico egipcio Fuad Ramses, que ha cometido los homicidios para rendir sacrificios a la diosa Ishtar y comercializar los miembros como si fuera carne del menú de su servicio de cateering.

Blood Feast (1963) – ¿Quién pudo haber cometido estos asesinatos?

– Solo alguien que tenía verdaderas ganas de matar.

Blood Feast es el primer film del auteur Herschell Gordon Lewis, y que por una cuestión de inercia de la historia, se le reconoce el mérito de haber sido la primera película gore. Si bien la Hammer ya había empezado a mostrar sangre en chirriante rojo technicolor (o a principios de los 60 ya había aparecido el primer documental de los Mondo Cane), Blood Feast va un paso más allá, y hace gala de muertes extremadamente gráficas y tripas por doquier. Lo que se dice, un auténtico predecesor del moderno cine de horror.

Pero Blood Feast, aún con su enfoque original, está a años luz de ser un clásico, siquiera un film decente. Es una película extremadamente amateur, incluso por debajo de los standares de calidad de Ed. Wood Jr. Al menos Wood Jr. se preocupaba por mantener cierto ritmo y había un argumento (delirante) central que cohesionaba las escenas. Por el contrario, la película de Gordon Lewis es un show de incompetencia generalizado, donde uno tiene serias dudas de si toda la historia no fue improvisada delante de cámaras. Los diálogos son lamentables, las actuaciones tristísimas, y las secuencias de violencia están rodadas con una torpeza salvaje. Es una cinta tan incompetente que ni siquiera posee el valor camp de los films de Ed. Wood Jr.

Sin embargo, a pesar de la terrible dirección y el espantoso libreto, uno puede rescatar algunas premisas que servirían para todo el género de horror posterior. Sin dudas es un film 100% exploitation, rodado con presupuesto cero y cuyo único argumento de venta es lo sangriento de sus escenas. Hay amputaciones por doquier, cabezas partidas al medio e incluso una lengua arrancada de cuajo (que es la escena más conocida de la película). Pero posee la calidad de un film porno, e incluso sigue una estructura similar. Todos los personajes hablan idioteces durante unos minutos, e inmediatamente viene un momento de shock (que en una cinta hardcore sería la escena de sexo explícito), para después repetir la rutina. Todas las víctimas son mujeres hermosas escasas de ropas (se están por bañar, se están cambiando de vestido, etc), y hay vistazos de desnudez. Las muertes son extremadamente gráficas (a machetazo limpio, a años luz de Jason Vorhees, o con las manos), aunque por su propia incompetencia no tienen capacidad de shock para un espectador de hoy – el asesino saca ojos, roba órganos o amputa piernas, pero se nota a la legua que son visceras animales o miembros de utilería -. Posíblemente por una cuestión de problemas de make up los asesinatos no son vistos directamente, sino que el homicida tapa la cámara y después aparece con alguna tripa en la mano, exhibida en primer plano. Entre los órganos visiblemente falsos y el rojo fosforescente de la sangre, es imposible que un espectador de hoy en día no se ría un rato de todos los trucos truchos que usa el director para intentar impactar a alguien.

¿Y si las muertes no impactan en un film splatter, qué es lo que queda?. Nada. Los policías hablan como drogados, y el actor que interpreta al asesino sobreactúa de modo salvaje. Ni siquiera el argumento se entiende demasiado, ya que Ramses comete los asesinatos como sacrificio a una diosa… pero esos sacrificios terminan reciclados en su servicio de cateering. Todo el climax final es de una torpeza increíble, con Ramses pidiendo a la posible víctima (la quinceañera del cumpleaños) que se acueste en la mesa de la cocina, la policía que llega y la salva sobre el minuto, una persecución en un baldío, y el asesino que se esconde en un camión compactador de basura para terminar prensado. Con frases como “señora, no deje que los invitados prueben la comida de Ramses, porque contiene evidencias!.” “Ok. Les daré hamburguesas”, es obvio que el libretista nunca va a ganar un Oscar.

Blood Feast es una curiosidad para los fans del cine de terror. Pero es incompetente y aburrida en el peor sentido de la palabra. Hay alguna que otra escena en la cual uno puede reírse de las idioteces del relato (y de la ejecución del mismo), pero no es tan salvajemente mala como para resultar en una excelente comedia inintencional. Es simplemente un bodrio que se animó a dar un paso atrevido contra la censura, y por eso figura en los libros de historia. Pero, salvo que desee perder una hora y media de su tiempo (tiempo que nadie le reintegrará jamás), evite Blood Feast.