Crítica: Blood Father (2016)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2016: Mel Gibson (Link), Erin Moriarty (Lydia), Diego Luna (Jonah), Michael Parks (Preacher), William H. Macy (Kirby), Miguel Sandoval (Arturo Rios)

Director: Jean-François Richet, Guión: Peter Craig & Andrea Berloff, sobre la novela homónima de Craig

Trama: Lydia anda en malas compañías. Está juntada con Jonah, hijo de un poderoso narcotraficante, el cual esconde armas y drogas en barrios cerca de la frontera. Pero algunos de sus habitantes no están de acuerdo con el accionar de Jonah y, por ello, el criminal ha decidido darles un escarmiento. Para probar el amor que le tiene Lydia, le ha dado la orden de asesinar a uno de los inquilinos rebeldes pero la chica se ha negado y, en medio de un ataque de nervios, le ha disparado a Jonah. A las corridas y sin otro prospecto de supervivencia, Lydia acude a su distante padre, John Link – un ex convicto que vive en un modesto parque de casas rodantes y que sobrevive haciendo tatuajes -. Link pronto entiende que la versión de su hija de 16 años no se acerca ni por asomo a la verdad y, ante la visita de un grupo de sicarios que masacran su camper, entiende que huir es la única alternativa. En la fuga, huyendo de la policía y de los asesinos, padre e hija reharán sus vínculos familiares… aunque sepan que al final del camino sólo les depara mas sangre, muerte y tragedia.

A los 60 Mel Gibson sigue demostrando que es un durísimo bad-ass en Blood Father (2016) A los 60 Mel Gibson sigue demostrando que es un durísimo bad-ass en Blood Father (2016)

Blood Father Mel Gibson. Genio. Rey del carisma. Director virtuoso. Uno que, increíblemente, se la creyó – cuando uno pensaba que ya estaba curtido y asentado con la fama – y se despeñó mal. Largó a la familia, se metió con una pendex re-loca que le arruinó la vida, se sumergió en la bebida y disparó un montón de insultos antisemitas que le sepultaron la carrera. Pero Gibson es Gibson – tiene algo eternamente comprador – y ha comenzado un lento comeback. Hubo gente mas jodida que él que pudieron hacerlo – Travolta, Rourke, Caan, Quaid -; entonces,¿por qué negarle la oportunidad?.

Gibson ahora está viejo. Recontraviejo. Pero, a diferencia de Schwarzenegger o Willis, no se ve decrépito. Sus brazos parecen dos troncos de Ombú, y es un tipo que – enojado – te inspira miedo. Sigue siendo lacónico al hablar y certero al disparar, y posiblemente sea uno de los héroes de acción vintage mejor conservados. Porque al tipo le queda mejor una Harley que un bastón, y porque es muy creíble que una trompada suya pueda arrancarte la cabeza.

En los últimos años Gibson ha agarrado papeles secundarios, roles de villano y protagónicos en series B; pero el tipo da para mas. Blood Father, por ejemplo, es un excelente vehículo para su regreso. Parece escrita por un fan de Gibson – imaginen a un Martin Riggs jubilado aún viviendo en un parque de casas rodantes, retirado de todo y viviendo de hacer tatuajes; incluso hay una balacera en el camper (¿alguien dijo Arma Mortal 2?) y se tirotea en la carretera usando una escopeta recortada (¡Mad Max!) -, y el australiano se regodea. No está para jugar de super héroe; lo suyo es un rol mas tridimensional, un padre convicto y ausente de la mayor parte de la vida de su hija, que ahora siente que es la oportunidad de redimirse. Hay algo de acción, pero el filme es mas una road movie. La contraparte es la deliciosa Erin Moriarty en un rol para el estrellato: es sensible, desbocada, brillante, y le da veinte mil vueltas al vetusto Gibson como si fuera una actriz veterana; aún con ello, el australiano se las apaña para descollar cuando le toca un parlamento.

El filme viene dirigido por el francés Jean-Francois Richet, el mismo de la excelente remake Asalto al Precinto 13 (2005). Richet junta un cast de lujo y los deja brillar. Diego Luna sorprende en un papel amenazante; el tipo ha madurado e inspira confianza frente a cualquier prejuicio previo (en lo que me incluyo); Michael Parks sigue haciendo de viejo loco, vicioso y peligroso; y la otra sorpresa es el siempre educado Miguel Sandoval, acá rapado, tatuado, con dentadura de oro y destilando un aire vicioso propio de los sicarios.

Blood Father es una muy buena película. Hay muchos diálogos deliciosos – sobre todo uno de Erin Moriarty haciendo referencia a la ubicación fisica del Paraíso – y escenas rodadas con mucha tensión. Hay menos accion de lo que uno esperaría, pero es Richet construyendo momentum y dejando lo mejor para el final. Quizás la pega del libreto sea el personaje de Michael Parks, el cual es un elaborado Deus Ex Machina ubicado conveniente cerca del lugar de la frontera donde se encuentran los malos y dotado de todas las armas y municiones que precisa Mel para batirse en el duelo final. Es el único reparo que pongo ya que sin él, Gibson y Moriarty estarían irremediablemente perdidos.

Recomendada, Blood Father es un grato reencuentro con Gibson. El tipo sigue demostrando que es una estrella, y tiene lo suyo para magnetizar la pantalla… aunque esté canoso, velludo y arrugado como un cuero viejo.