Crítica: Bates Motel (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2013, miniserie: Vera Farmiga (Norma Louise Bates), Freddie Highmore (Norman Bates), Max Thieriot (Dylan Massett), Nicola Peltz (Bradley Martin), Olivia Cooke (Emma Decody)

Director: Tucker Gates, Guión: Carlton Cuse, Kerry Ehrin & Anthony Cipriano, basados en los personajes creados por Robert Bloch

Trama: Después que falleciera su padre, Norman Bates y su madre se mudan a White Pine Bay, decididos a reiniciar sus vidas. Para ello han adquirido un derruído motel al costado de la carretera, el cual piensan regentear para ganarse la vida. Pero la madre de Norman es una mujer extraña y de carácter fuerte, lo cual influye severamente en el caracter del tímido joven. Sin embargo las cosas se salen de control cuando el antiguo dueño del motel comienza a acosarlos, reclamándoles por la propiedad – aún cuando el motel fuera embargado por deudas, rematado y adquirido por los Bates de manera completamente legal -. Ese hostigamiento termina por explotar una noche, cuando el individuo irrumpe en el motel y viola a la señora Bates, tras lo cual ésta termina por asesinar a su agresor. Ahora madre e hijo se verán envueltos en una misión tan oscura como perversa – la de ocultar el cuerpo del asaltante, e intentar proseguir con sus vidas como si nada hubiera pasado -, una tarea que comenzará a dejar profundas huellas en la mente del inquieto adolescente.

Bates Motel Psicosis (1960) es el gran clásico de culto de Alfred Hitchcock. Sin dudas el director inglés ha hecho cosas monumentales, pero pocas han sido tan influenciales como Psycho: el filme creó el género slasher, dió los primeros pasos en la llamada sicología forense – o el análisis científico de la conducta de los criminales -, y popularizó el concepto (hasta entonces desconocido) de lo que son los asesinos seriales. Para la pulcra élite de Hollywood, Psicosis era un salivazo a la cara, una infamia incompatible con los lujosos musicales y los ambientes de grand hotel en donde prosperaba la alta alcurnia de la meca del cine en las suntuosas cintas de aquel entonces. En sí, Psicosis era más material de auto cine (o de los sórdidos lugares donde exhibían filmes de Roger Corman), que de un ostentosa sala de la época, de ésas en donde Cary Grant o Doris Day asomaban sus cabezas todas las semanas y despedían carisma y glamour.

Durante mucho tiempo la Universal consideró a Psicosis su vaca sagrada (eso que renegó muchísimo en la hora inicial de distribuirla; para más datos, vean sino Hitchcock, 2012) y la veneró con pleitesía…hasta que murió don Alfred y decidió desangrarla, convirtiéndola en una infame franquicia que alternaba entregas mediocres con fuleras. La saga disparó tres secuelas, una cuestionable remake, un piloto de serie de TV, y la miniserie que ahora nos ocupa. Mientras que muchas de esas entregas contaron con miembros del staff original – desde el protagonista Anthony Perkins hasta el libretista Joseph Stefano -, la baja calidad de los productos demostraron que el éxito de Psicosis se basaba estrictamente en el talento de Robert Bloch (autor de la novela) y Alfred Hitchcock (director de la adaptación cinematográfica original). Curiosamente Bloch siguió la franquicia por su cuenta con dos libros, los cuales fueron menospreciados de arranque por la gente de la Universal… aunque dudo muchísimo que fueran peor que los aburridos experimentos que terminaron montando a partir de 1982.

Ahora llega el turno de esta miniserie, planeada para 10 capítulos, y que ha obtenido tan buen suceso que ha logrado su renovación por una segunda temporada. Curiosamente lleva el mismo título del fallido filme piloto de 1987, protagonizado por Bud Cort y el cual no vio casi nadie.

Me animaría a decir que Bates Motel 2013 es lo mejor que le pudo pasar a la franquicia desde que rodaran el filme original en 1960. Si hay manera de ejemplificar con una imagen, diría que el filme de 1960 equivale al Batman de Tim Burton, y la versión 2013 sería (exagerando un poco) la versión del encapotado dirigida por Christopher Nolan. La versión 2013 está ambientada en la época actual, aunque muchos de sus personajes tienen una onda tremendamente sesentera – pullovers deslucidos, sin logos ni colores brillantes; muchas zapatillas de lona, mucho jeans; autos viejos y polvorientos -. Todo esto le da una conexión estética con el filme original, amén de usar de la iconografía clásica de la saga: la casona en la colina, el derruído motel, Norman masticando caramelos y rodeado de cuadros de pájaros, etc.

Mientras que uno podría rasgarse las vestiduras diciendo a) que el pueblo no es el mismo del filme; b) que la acción no transcurre en la década del 50 como para que funcione como precuela textual de Psicosis, las bondades de Bates Motel rápidamente hacen olvidar esos detalles. Tal como ocurría con el Batman de Nolan, aquí la miniserie toma elementos del original pero los reelabora a su manera: no está la música de Bernard Herrmann, ni hay planos idénticos a la película de 1960, ni insertaron diálogos calcados de manera textual (todo lo cual es de agradecer). Incluso la miniserie (lo que aquí comentamos es el capítulo inicial) arranca con una intriga y se da maña para crear sus propias situaciones de suspenso, sin caer en la imitación barata de Hitchcock. He aquí un homenaje inteligente al maestro del suspenso, a la vez que desarrolla como corresponde los elementos claves de la mitología.

Si uno analiza en detalle, no es difícil ver por qué las cadenas decidieron financiar una serie precuela de Psicosis. Bates Motel tendrá los genes de Psycho pero se encuentra más emparentada con Dexter, ya que decide explorar en detalle la mentalidad de un asesino serial (aquí, en potencia). Entonces, lo que uno obtiene, es un sórdido drama en donde el resultado natural es el asesinato. Mientras que uno podría pensar que el tema de la tira es ver a Norman Bates matando a alguien nuevo todas las semanas, acá la cosa va de espeso trasfondo familiar, viendo bajo un microscopio cómo la cabeza de este tímido adolescente terminará degenerando en una personalidad múltiple homicida. El escenario de inicio es una madre sobreprotectora y estricta, la cual ha quedado viuda recientemente y decide adquirir el motel de marras. No falta ser un ingeniero nuclear para darse cuenta que a la señora Bates el coco no le funciona como corresponde: cuando fallece el marido, tiene una reacción apática (casi como si esperara el acontecimiento), hay claras señales de un celo enfermizo (rozando lo incestuoso) entre madre e hijo; y cuando ocurre la violación, su reacción es salvaje. Luego, cuando lo peor pasa, se transforma en una persona fría y calculadora.

Por supuesto la performance de Vera Farmiga es excepcional. Su señora Bates es inquietante, oscura, retorcida. Por otra parte tenemos al joven Norman, el que ahora usa iPods y maneja iPhones, aunque vive en una casona adusta carente de televisores. Su timidez atrae a las chicas, y él recibe todo tipo de señales sexuales (directas e indirectas)… pero su madre es demasiado absorbente y parece siempre estar al tanto como para arruinarle los planes. Ahroa su obediencia debida llegó al punto de transformarse en su cómplice, ayudándola a hacer desaparecer el cadáver del agresor. No es muy difícil darle un aire perkiniano a Freddie Highmore (qué grande que está este pibe!), pero el peinado y el maquillaje son complementados en gran forma por una performance sutil e inteligente. Highmore no imita a Perkins, sólo toma algunos manerismos y los reelabora, haciéndolos suyos. Es por eso que su joven Norman Bates se ve natural, frágil, temeroso, y desconfiado.

El capítulo inicial tiene su cuota de momentos de tensión, especialmente cuando una patrulla nocturna de la policía cae en el motel, justo la madrugada en que los Bates está a punto de deshacerse del cadáver. Por supuesto hay guiños – el cuerpo es escondido en la misma habitación donde años más tarde perecerá Marion Crane; el policía va a orinar al baño mientras el cadáver yace en la bañera, apenas oculto por la cortina de la lluvia, y a escasos centimetros de su pierna -, pero que se sienten con personalidad propia y no como calcos hitchockianos.

Ciertamente es apresurado anticipar en qué quedará Bates Motel. A final de cuentas, quien produce la serie ha estado madurando la idea desde hace tiempo, y por ello los capítulos iniciales serán seguramente ricos… pero el tema es ver como irán madurando el concepto a partir de las bases iniciales. Lo que vi me gustó mucho y me pareció muy inteligente y prometedor, y quizás si Hollywood se decidiera a hacer productos tan cuidados como éstos, las palabras “precuela”, “remake” y “secuela” no sonarían a sucia herejía cometida a costa del vil dinero. Ojalá Bates Motel cumpla lo que promete, y ojalá pueda hacer escuela como para que otros artistas se aproximen, con respeto e inteligencia, a expandir el concepto de una franquicia tan famosa como venerada.

ALFRED HITCHCOCK

Filmes de Alfred Hitchcock que hemos comentado en este portal: La Soga (1948) – La Ventana Indiscreta (1954) –  Intriga Internacional (1959) – Psicosis (1960) – Los Pajaros (1963) – Topaz (1969) – Frenesí (1972). A su vez de Los Pájaros se hizo una horrenda secuela para cable, Los Pajaros II: El Fin del Mundo (1994). Psicosis (1998) es una remake realizada por Gus Van Sant. Bates Motel (2013 -) es una miniserie que narra los años de juventud de Norman Bates y su madre. Hitchcock (2012) y La Chica (2012) son dos filmes biográficos que documentan respectivamente los rodajes de Psicosis, Los Pájaros y Marnie.