Crítica: Bastardos Sin Gloria (Inglourious Basterds) (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2009: Brad Pitt (teniente Aldo Raine), Mélanie Laurent (Shosanna Dreyfus), Christoph Waltz (coronel Hans Landa), Eli Roth (sargento Donny Donowitz), Michael Fassbender (teniente Archie Hicox), Diane Kruger (Bridget von Hammersmark), Daniel Brühl (Fredrick Zoller), Til Schweiger (sargento Hugo Stiglitz)

Director: Quentin Tarantino, Guión: Quentin Tarantino

Trama: Francia ocupada por los nazis, año 1941. Un grupo comando americano conocido como los Bastardos se dedica a sembrar el terror entre las tropas alemanas, masacrando y mutilando nazis. Ahora han recibido la orden de ejecutar un atentado contra un cine parisino en donde se va a realizar la premier de una película de propaganda alemana, y a la cual van a asistir Hitler y los más altos jerarcas nazis. Pero a su vez el cine es propiedad de Shosanna Dreyfus, una judía exiliada que también planea aprovechar el evento para ejecutar su venganza contra los militares alemanes. Sin conocimiento mutuo, ambos planes fluirán en paralelo hasta la noche del estreno. Pero después nada saldrá como estaba previsto.

Bastardos Sin Gloria Bastardos Sin Gloria es el regreso a las pantallas de Quentin Tarantino desde el estreno de su filme por partida doble Grindhouse con Robert Rodriguez en el 2007. Acá Tarantino parece seguir en su sintonía pro comic a lo Kill Bill, con la excepción de que el tema que le ocupa es la Segunda Guerra Mundial. Y, si bien tiene una formidable introducción y está plagada de momentos excelentes, el último acto de Bastardos Sin Gloria deja algo que desear. Hay algo que no termina por cerrar, y quizás parte de ello tiene que ver con su falta de precisión histórica – o el tono en que semejante giro se encastra con el resto de la trama -.

Aquí hay dos historias que van en paralelo hasta el final, que es donde se entrecruzan. La primera es la de un grupo comando americano llamado los Bastardos, compuesto por un puñado de soldados de origen judío comandados por el despiadado teniente Aldo Raine (Brad Pitt). Los bastardos no tienen empacho en liquidar a cuanto nazi se le cruce por el camino de la manera más cruel y despiadada. Raine es conocido como Aldo el Apache, ya que su marca de fábrica es quitarle las cabelleras a los nazis que asesina, y de esa manera siembra el terror entre las fuerzas alemanas. Su tropa es una galería de sicóticos como el Oso Judío (Eli Roth, el director de la saga Hostel), que se dedica a dejar a los oficiales nazis reducidos a pulpa con su bate de baseball; Hugo Stiglitz (Til Schweiger), que es un alemán renegado dedicado a exterminar militares del Tercer Reich con sus manos o a puro machete; y así con el resto de los reclutas. Es como una versión comic de Los Doce del Patíbulo, con Pitt haciendo su mejor imitación de Clark Gable. Y cuando los bastardos aparecen en acción, es como la versión spaghetti de la Segunda Guerra. La música, las tomas, las muertes exageradas es muy a lo Sergio Leone, sólo que con más sangre y humor negro.

Por el otro lado tenemos una historia de venganza. Hay una refugiada judía (Melanie Laurent) que ha visto cómo masacraban a su familia, y ahora se encuentra oculta con otra identidad, regenteando un cine de Paris. Hay un oficial alemán enamorado de ella, que incluso termina por convencer al alto mando alemán de que una película sobre su vida – un filme de propaganda, ya que como héroe de guerra, liquidó a 300 rusos durante la campaña en el frente oriental – termine por estrenarse en el cine de Laurent, y de ese modo ganarse sus favores. El colmo de los colmos es cuando el personaje de Melanie Laurent termina por cruzarse con el asesino de sus padres, el coronel alemán encarnado por Christoph Waltz, el cual se encargará de la seguridad de la ceremonia y decide investigarla para ver si es fiable.

Aquí hay muy buenos personajes y muy buenas escenas. Es como si Tarantino hubiera pulido su estilo, creando secuencias que arrancan con una absoluta normalidad y terminan por degenerarse en el caos y la muerte, cuando no que el nivel de tensión resulta tan alto que es insoportable. Esas secuencias – la investigación rutinaria del coronel Landa a la granja donde se oculta la familia de Shosanna Dreyfus en Francia; el interrogatorio de Brad Pitt a un sargento alemán; la presentación de Shosanna a Goebbels con la súbita aparición de Landa en el almuerzo; la reunión en la taberna subterránea de algunos de los bastardos con su contacto alemán – son excepcionales. Todo empieza de manera absolutamente normal, y empieza a degradarse lenta y progresivamente. En algunos casos las cosas se hacen demasiado largas como en la secuencia de la taberna, pero el desenlace compensa de sobra sus detalles menores. A esto se suma un puñado de papeles escritos de manera impecable, en especial el rol del villano. El coronel Landa es inteligente, expeditivo, y ante todo un caballero de costumbres y modos impecables. Simplemente es un adversario formidable.

Pero el último acto empieza a patinar. No es que no sea entretenido, pero hay algo que falla y que tiene que ver con las expectativas creadas. Tarantino se despacha con una serie de sorpresivas vueltas de tuerca, lo cual terminan por demoler expectativas y clichés de este tipo de filmes, pero en el fondo terminan por resultar poco satisfactorias. Por ejemplo, uno espera que Shosanna materialice su venganza contra el coronel Landa; también espera que los bastardos hagan justicia a su nombre y se despachen con un acto heroico o una sagacidad de último momento. Pero Brad Pitt y los suyos terminan por perder el rumbo, Landa recibe un castigo bastante diferente al esperado, y el desenlace – si bien es novedoso y tiene algo de revancha cinematográfica contra los hechos históricos que realmente ocurrieron en la Segunda Guerra Mundial – termina por resultar bizarro. Es un final propio de un comic escrito en los años 40 – como esas fantasías en las que Superman le daba su merecido a Adolf Hitler -; el tema es que el filme, si bien había empezado con esa onda comiquera, a mitad de camino se pone más serio y menos exagerado. Simplemente el final parece pertenecer a otra película mucho más pulp, y no cumple con las expectativas creadas del gran choque de soldados americanos implacables + venganza de la refugiada judía versus el alto mando nazi.

Bastardos Sin Gloria tiene una gran cantidad de méritos, pero el final no me resulta satisfactorio. Sorprende, pero no tiene mucha lógica. Es como si Tarantino se hubiera salido de la vaina a último momento y se despachara con un delirio pergeñado sólo para sorprender al espectador, pero hubiera resultado mucho mejor seguir la trayectoria natural de los hechos – refugiada vs Landa; bastardos vs Hitler y su comitiva – en vez de plantar un final forzado y poco creíble. Si no fuera por esto, podría haber resultado otra obra maestra del director. Casi lo es, sólo que falla sobre la recta final.

QUENTIN TARANTINO

Filmes comentados en este portal: Perros de la Calle (1992) – Pulp Fiction (1994) – Cuatro Habitaciones (1995) – Jackie Brown (1997) – Kill Bill Vol. 1 (2003) – Kill Bill Vol.2 (2004) – Grindhouse: A Prueba de Muerte (2007) – Bastardos Sin Gloria (2009) – Django Sin Cadenas (2012) – Los 8 Mas Odiados (2015) – Había una Vez… en Hollywood (2019)