Crítica: The Bag Man (El Hombre de la Bolsa) (2014)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2014: John Cusack (Jack), Rebecca Da Costa (Rivka), Robert De Niro (Dragna), Crispin Glover (Ned), Dominic Purcell (Larson)

Director: David Grovic, Guión: David Grovic & Paul Conway, basados en el texto de Paul Conway

Trama: Jack es un matón en decadencia. Ahora lo ha llamado su jefe, Dragna, quien le ha hecho un encargo tan único como misterioso: debe recoger un bolso y llevarlo a un derruido motel sobre la carretera, alojándose en la habitación 13 y quedando a la espera de su próximo contacto. La única condición es que, por ningún motivo, debe mirar el contenido del bolso. A regañadientes Jack toma el trabajo, pero pronto descubre que todas las personas con las cuales se topa en el motel – sea el dependiente paralítico, la prostituta mitómana, el desquiciado chulo negro y su guardaespaldas enano, o el sádico sheriff del pueblo – saben de la existencia del bolso y están dispuestos a matarle con tal de quitárselo. Sin poder moverse del cuarto 13, Jack deberá resistir como pueda hasta el amanecer… un plazo que parece tan lejano como imposible de alcanzar.

The Bag Man - El Hombre de la Bolsa Tarantino encuentra a David Lynch. O al menos, eso es lo que parece. Los personajes bizarros y los monólogos tarantinescos abundan en la trama, pero ello no alcanza para que The Bag Man sea una buena película. Será porque se trata de una mala imitación del estilo de dos maestros, o será porque el desenlace es tan tonto como insatisfactorio. Como sea, The Bag Man no es bizarramente sofisticada sino estúpidamente rebuscada. Las explicaciones del final solo terminan por agrandar los agujeros de lógica del libreto, el cual abunda en pretensiones pero no en inteligencia.

En un principio la premisa suena interesante. Un matón venido a menos – un John Cusack en decadencia, fuera de estado físico y con el pelo pintado de color negro cuervo, intentando reinventar su carrera después de una seguidilla de fracasadas comedias – debe llevar un bolso misterioso a un motel de la carretera y aguardar en el cuarto número 13 – no el 12 ni el 14 – a que su jefe venga a buscar el paquete. Condición indispensable: no debe abrirlo ni ver su contenido bajo ninguna circustancia. De mal humor agarra viaje y, aún cuando sea un tipo desvencijado y alcohólico, ello no quita que aún mantenga intacto su instinto de peligro y supervivencia. Es por ello que ve un par de tipos sospechosos, irrumpe en su cuarto, los aniquila sin miramientos, y descubre que son falsos agentes del FBI… los cuales llevan en una valija una foto del misterioso bolso en cuestión.

Lo que sigue es una serie de encuentros con personajes bizarros varios, los cuales hablan en clave o tienen sus propios mambos mentales. La más peculiar del grupo es la prostituta vestida como la Mujer Maravilla, la cual es regenteada por un chulo moreno (dotado de un parche en el ojo) y un enano ruso que hace de guardaespaldas (!). Lamentablemente el aire de excentricidad ganado por la aparición de estos personajes en escena se pierde cuando toda esta gente empieza a hablar. Nada de lo que dicen es interesante o, siquiera, tiene cierto vuelo filosófico. La prostituta es una mentirosa empedernida y una caprichosa de aquellas, y uno se sorprende al ver que el expeditivo John Cusack – que para esa altura asesinó a la mitad del cast – la siga manteniendo viva como rehén / compañía forzada / aliada de última hora. La chica es un auténtico dolor testicular y ni siquiera un par de movidas heroicas que ejecuta terminan por redimirla. El resto intenta impresionar, pero a David Grovic le falta tomar mucha sopa para llegar siquiera a los talones de David Lynch. El peor de todos es Robert DeNiro, el cual intenta hacerse el exótico – disparando parrafadas como si se tratara de un super cerebro criminal -, y termina aburriendo. Todos sus razonamientos son tan retorcidos como absurdos y monótonos, ya que en ningún momento logra hacer algo que realmente sorprenda al espectador. Incluso la revelación del contenido del bolso llega demasiado tarde, ya que para esa altura el soporífero DeNiro ha dejado a toda la audiencia en estado de coma 4. Honestamente no creo que sea problema de interpretación del actor, sino que simplemente el personaje está escrito como el tuje.

Mientras va durando, The Bag Man es pasable. No sé si Cusack es creíble como asesino a sueldo – tiene cierta vibra de tipo bueno que resulta imposible de sacársela; es como intentar disfrazar a Lassie de perro Doberman -, pero al menos logra que el público se ponga de su parte. El resto se regodea haciéndose los misteriosos, lo cual da bastante resultado hasta que comienzan las explicaciones, las cuales son una catarata de burradas y cosas extremadamente traídas de los pelos. Al contrario de lo que decía Hitchcock, uno no debe esperar a ir a buscar un bocadillo al refrigerador a las tres de la madrugada para repensar la película y darse cuenta de sus fallos, simplemente porque aquí se encuentran insidiosamente a la vista y son tan evidentes como una manada de elefantes rosados. En todo caso el gran problema de The Bag Man es que implosiona bajo el peso de sus propias pretensiones, porque las respuestas no están a la altura de las expectativas y la película jamás da un giro de vuelta que a uno lo deje con la boca abierta. Es otro caso de premisa prometedora y desenlace decepcionante, el cual – lamentablemente – ha pasado de ser algo aislado a convertirse en el común denominador del grueso de las películas de hoy en día.