Crítica: Austin Powers 2, un Espía Seductor (Austin Powers, The Spy Who Shagged Me) (1999)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 3/5: buena USA, 1999: Intérpretes: Mike Myers (Austin Powers / Dr Evil / Fat Bastard), Heather Graham (Felicity Shagwell), Verne Troyer (Mini-Me), Seth Green (Seth Evil), Mindy Sterling (Frau Frabissina), Michael York (Basil Exposition), Rob Lowe (Joven No 2), Kristen Johnson (Ivana Humpalot), Will Ferrell (Mustafa), Jerry Springer (como él mismo), Gia Carides (Robin Swallows), Robert Wagner (No 2), Elizabeth Hurley (Vanessa), Tim Robbins (Presidente de los EEUU).

Dirigida por Jay Roach. Guion de Mike Myers y Michael McCullers. Musica de George S. Clinton y Quincy Jones. 94 minutos

Trama: El espía internacional Austin Powers se encuentra ahora casado con Vanessa Kensington, pero en la noche de bodas descubre que es una robot y termina por explotar. Por otro lado, el Dr. Evil ha regresado y, en un viaje al pasado, le roba la líbido a la versión de Powers que se mantiene congelada criogénicamente, lo cual debería quitarle su efectividad para oponerse a sus planes. Pronto Austin nota los efectos en el presente. Mientras Evil viaja a los 60 para lanzar sus planes de dominación mundial con tecnología de los 90, Powers deberá seguirlo en el tiempo: no sólo para detenerlo, sino para recuperar su deseo sexual.

Austin Powers: The Spy Who Shagged MeAustin Powers, International Man of Mistery fué lo que los americanos suelen denominar un hit dormilón (sleeper hit): un film modesto y con escasa publicidad que aparece de la nada y termina por arrasar las taquillas y las ventas en video, lenta pero incansablemente. Incluso en su momento, el film fue directo a video en la mayoría de los países, considerándolo un film muy menor. Pero el humor inteligente del guión, la ternura de sus personajes, y la calidad en la dirección de la obra lo convirtieron en un clásico de culto casi instantáneo. Los clásicos de culto generalmente son filmes que uno recuerda y revee todo el tiempo, con escenas memorables y frases pegadizas, y que no necesariamente son buenos filmes, pero son cintas que a la gente le gusta a rabiar. Mientras que la crítica considera a Citizen Kane un clásico del cine, Plan 9 From The Outer Space – en el otro extremo de la barra calificadora – también lo es a su manera, y es un film inmensamente popular. Y Austin Powers 1 consiguió el status de culto no sólo entre los fans Bond, sino entre la mayoría de la gente, gracias a su avispado guión.

Lo cual no puede decirse de Austin Powers 2: The Spy Who Shagged Me. El inesperado suceso de la primera parte indudablemente afectó al ego de Mike Myers, cuya carrera se había estancado por la falta de éxitos post Wayne´s World. Y consideró que el público le había dado carta blanca para desarrollar lo que quisiera. Lo que olvida Myers es que el éxito del primer film se basaba en comedia de calidad; por el contrario, en la segunda parte, el humor adolescente – contenido en International Man of Mistery – brota con toda la furia, y arruina mucho de lo que es un muy buen film, amén de comenzar a caer a repeticiones que pierden la gracia. Como dijimos, los clásicos de culto se caracterizan porque todos memorizamos partes de dicho film; el problema es que The Spy Who Shagged Me, al reiterar ciertos mecanismos – el ingreso de la nave espacial del Dr. Evil a la atmósfera, las sombras chinescas, etc. – pierde toda la originalidad y frescura porque repite lo que ya todos recordábamos de sobra. Y, lo que es peor, Myers tiene la tendencia de que, si encontró una broma, la reitera y la alarga hasta el hartazgo. Al menos un 30% de lo que uno ve en The Spy Who Shagged Me ya lo vió en International Man of Mistery, y resulta triste, porque con otras ideas (y chistes) hubiera sido igual o superior a la primera parte.

Sin duda hay ideas en el film que son geniales: por ejemplo, que el Dr. Evil tenga su propio clon que resulta siendo un enano de tendencias caníbales – por falta, ejem, de “material” -. Como alguna vez expresó Myers en la prensa, la idea proviene de la adaptación de The Island of Dr. Moreau (1996), donde Marlon Brando tenía su propia versión a escala. Pero mientras que Mini Me es un personaje que roba escenas enteras, por otro lado Myers tiene la desafortunada idea de introducir a Fat Bastard – un velludo escocés de más de 200 kilos, secuaz del Dr. Evil – que sólo sirve para incluír el humor escatológico a full en la serie. Quien escribe estas líneas ha disfrutado del humor escatológico en muchos otros filmes (Dumb And Dumberer, There’s Something About Mary, y en general casi toda la filmografía de los Hermanos Farrelly), pero las escenas que escribe Myers para Fat Bastard son deleznables. Una cosa es el humor adolescente, el tomar al espectador por sorpresa, y otra cosa es bombardear con el mal gusto y lo desagradable. Ver a Fat Bastard desnudo y comiendo comida grasosa en la cama con Heather Graham – y que ésta le coloque un mini transmisor en el peludo trasero – es el colmo de lo repulsivo. Todas las escenas de Fat Bastard rozan el asco, y bien Myers podría haber escrito un mejor personaje para ocupar su lugar como secuaz. Si van a hacer humor escatológico, tomen lecciones de calidad de los Hnos. Farrelly.

En cuanto al resto del film, no se trata ciertamente de una unidad, sino que parecen piezas aisladas, sketches unidos por un delgado hilo argumental, y que es menos sólido que Austin Powers 1. Hay gags brillantes como introducir al Dr. Evil con su hijo en el amarillista programa de Jerry Springer (“padres que desean dominar el mundo”), la parodia del tema musical del título a lo Goldfinger, o el torpe asesino encarnado por Will Ferrell, que termina siendo un Willie E. Coyote humano. Pero por el otro lado, el regreso a los 60 no resulta tan gracioso como el despertar en los 90 del primer film, si bien los homenajes y los apuntes inteligentes sobre el género siguen: la discoteca en la que aparece Powers nuevamente en los 60 parece un calco de la del film de Matt Helm Murderers Row, el Dr. Evil tiene una isla al estilo de Blofeld en You Only Live Twice, Austin llega a la misma con un bikini como el de Ursula Andress en Dr. No, las secuencias finales toman mucho de Moonraker, y así un largo etcétera.

Myers establece una linda química con Heather Graham, que despide mayor simpatía que Elizabeth Hurley en el primer film (y que daba la sensación que la mayoría de los chistes de Myers le resultaban chocantes). Pero el verdadero astro es sin dudas el Dr. Evil, ahora acompañado por Mini Me, y con sus chirriantes relaciones con el resto del personal y con su hijo. A pesar de su carácter, despide una ternura increíble, y repite buena parte de la magia del primer film, ahora con ribetes expandidos. En el fondo Powers y Evil son dos chicos peleándose por el dominio de algo (el mundo en este caso), pero con la abundancia de recursos que sólo los adultos pueden tener.

Sobre el resto del casting, repiten la calidad de sus actuaciones. Además de Mini Me, entra a jugar el amigo de Myers, Rob Lowe, como una versión joven de Número Dos, en una parte pequeña y disfrutable. Kristen Johnson figura en un par de escenas demasiado largas y con poca gracia. Y Tim Robbins hace un cameo como un clon de John F. Kennedy negociando con las amenazas de Evil.

Sin duda, hay muchos huecos – por qué no matar a Powers en vez de robarle el líbido (el mojo); la utilidad de construir un laser gigante en la Luna; y muchas otras cuestiones excesivamente elaboradas que vive cuestionando Scott Evil -, hay muchos chistes fallidos, y están las mencionadas escenas escatológicas que, más que gracia o sorpresa, sólo provocan asco. Pero, al final de cuentas, sigue siendo una comedia bien intencionada, y son más los pros que las fallas. Indudablemente a esta altura ya hay una corriente de seguidores de la serie, que convirtieron a la segunda entrega en un nuevo éxito (sorprendentemente, The Spy Who Shagged Me esperaba modestos rendimientos en la taquilla; después de todo, era la época del estreno del Star Wars Episode I: The Phantom Menace; y se anunciaba con el Dr. Evil sentado en el sillón del Emperador Palpatine, diciendo “si va a ver un film este verano, vea Episode I; si va a ver dos filmes, entonces debe ver The Spy Who Shagged Me … sin saber que Austin Powers 2 iba a desbarrancar al débil regreso de George Lucas en las taquillas). El problema es que el éxito afecta a Myers y le hace perder foco sobre las bases realmente efectivas de la serie, transformándola cada vez en un show personal de sus propios tics y manías, y repitiéndolo hasta el hartazgo. Por eso, le seguirá la terrible Austin Powers 3: Goldmember.

3 CONNERYS: Un buen film, con algo de la magia de la primera entrega. Lamentablemente Myers se despacha en exceso con humor escatológico del grueso, y simplemente si hubieran suprimido a Fat Bastard, obtendría una puntuación superior.

LA SAGA DE AUSTIN POWERS

Austin Powers, International Man of MysteryThe Spy Who Shagged MeAustin Powers en Goldmember