Crítica: Austin Powers en Goldmember (Miembro de Oro) (2002)

Volver al Indice – Critica Filmes de Otros Espias – una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 1/5: mala USA, 2002: Intérpretes: Mike Myers (Austin Powers / Dr Evil / Johan ‘Goldmember’ van der Smut / Fat Bastard), Beyoncé Knowles (Foxxy Cleopatra), Verne Troyer (Mini Me), Michael Caine (Nigel Powers), Seth Green (Scott Evil), Michael York (Basil Exposition), Robert Wagner (No 2), Mindy Sterling (Frau Farbissina), Fred Savage (No 3), Nobu Matsuhisa (Mr Roboto) ).

Dirigida por Jay Roach. Guion de Mike Myers y Michael McCullers. Musica de George S. Clinton y Quincy Jones.

Trama: Austin Powers se entera que su padre, el famoso espía británico Nigel Powers, ha sido secuestrado por el Dr. Evil y se encuentra como rehén del último aliado de Evil, el holandés Johan van der Smut, también conocido como Goldmember. Evil y Goldmember planean pedir un cuantioso rescate al planeta entero ya que han desarrollado un dispositivo que puede atraer objetos del espacio hacia la superficie de la Tierra, y planean estrellar un enorme meteorito contra uno de los polos, provocando una inundación a nivel mundial. Austin Powers es el único que podrá impedirlo, aliado con su padre y con la sexy espía Foxxy Cleopatra. Pero en el camino de detener los planes del Dr. Evil, Powers descubrirá una shockeante verdad.

Austin Powers en GoldmemberEsta es la tercera (y hasta el momento, última) entrega de la saga de Austin Powers. La serie comenzó de manera muy fuerte, con una película innovadora que mezclaba un cálido homenaje a los bizarros filmes de espías de los 60 con un chispeante humor basado en lo ridículo de los clisés del género. The Spy Who Shagged Me fue la secuela, algo menos inspirada, en donde el intérprete y creador de la saga – Mike Myers – se atrevía a dar más vuelo al universo que había creado, pero alejándose de las raíces que habían convertido en éxito al personaje. En especial, el atroz personaje de Fat Bastard arruinaba el clima amable del filme, cuando no se repetía hasta el cansancio varios de sus gags.

Pero en la tercera entrega todo parece demostrar que la fuente se ha agotado. Sólo hay una secuencia memorable en el film y son los minutos iniciales, con el impresionante desfile de cameos de amigos de Myers (Tom Cruise, Steven Spielberg, Danny Devito, etc) haciendo la versión en celuloide de la vida del agente secreto. Lo que sigue es una pronunciada pendiente cuesta abajo que el filme no termina de remontar jamás. Hay algunas señales que parecen indicar que Myers leyó la crítica del anterior filme – Fat Bastard termina siendo radiado a escasos minutos de escena, y aparece Michael Caine (el otrora espía competidor de Bond en los sesenta en su personaje de Harry Palmer) como padre de Powers. Pero el ego de Myers es enorme y termina siendo auto indulgente, robando tiempo de pantalla para sí mismo a costa de toda la troupe de los filmes pasados – número 2, Scott Evil, Frau Farbissina, etc – que eran los que hacían un excelente coro de fondo. No solo Myers termina por saturar con los chistes de siempre, sino que sigue insistiendo en el humor escatológico, en las repeticiones de frases, y en repetir esquemas ya gastados a esta altura.

El guión está lleno de incoherencias. El viaje al pasado de Austin Powers dura un segundo, no tiene demasiada razón de ser, y sólo sirve para traer a Goldmember y Foxxy Cleopatra – un personaje moldeado sobre Cleopatra Jones, la espía negra que tuviera algún suceso en los 70 – al tiempo actual. Pero no hay mucho más aparte de eso (a pesar de la ocasión, prácticamente no hay bromas sobre el género blaxpoitation), y el libreto no sabe muy bien cómo seguir, por lo cual empieza a enredarse con sus propias tramas, complicadas y absurdas. Por supuesto hay varios homenajes, como un viaje a Japón donde la escena de la lucha de sumo está calcada de Sólo Se Vive Dos Veces, cuando no hay una caminata sobre una piscina al estilo de los saltos de Roger Moore sobre los cocodrilos en Vive y Deja Morir. Pero el film también rapiña cosas de Matrix, e incluso establece algunos paralelismos con la historia clásica de Superman – como Lex Luthor y Clark Kent, Austin Powers y el Dr. Evil se conocieron en la juventud -. Pero estas nuevas vueltas de tuerca sólo sirven para que la película caiga en monótonos discursos melodramáticos que terminan por ser deprimentes. Quizás Myers se encontraba deprimido por tener que finiquitar la franquicia, pero en vez de transmitir sentimientos sólo consigue aburrir soberanamente a la platea, incluso a los mayores fans de la saga (entre los que me incluyo).

El casting de Michael Caine podía haber sido genial – el inglés tiene un excelente timing cómico -, pero aquí resulta en un papel totalmente vergonzoso. Es un cameo sin gracia del cual el único culpable es el guión y no Caine. La película igual tiene algunos momentos cómicos, pero los chistes sobre el lunar del agente infiltrado o los problemas con los subtítulos termina siendo aburridor, sin mencionar al espantoso caracter de Goldmember que sólo irrita más que aportar algo a la trama.

Es un humor procaz y sin gracia; uno ha visto humor procaz muy divertido en los filmes de los hermanos Farrelly, pero aquí queda a nivel casi infantil. Como Foxxy Brown, Beyoncé Knowles no aporta nada, y sobre el resto de los personajes sólo participan como cameos extendidos. Incluso en los caracteres principales, hasta el siempre efectivo Dr. Evil parece totalmente deslucido. El filme encima se toma el permiso de introducir algunos números musicales que tampoco resultan graciosos, con lo cual el 95% del filme directamente no funciona.

Es una triste partida de un personaje tan querible. Pero, como citamos a Roger Ebert en otra ocasión, se trata de un claro ejemplo de actores que se creen su propia prensa. Y aquí Myers cree estar escribiendo el filme más gracioso de la saga, cuando lo único que hace es inflar su ego a costa del aburrimiento de la platea.

1 CONNERY: Aún para los fans a ultranza de la serie, es un filme que es preferible perder que encontrar. Exceso de soberbia e indulgencia, humor repetitivo, y la pérdida de todo el carisma que tenía la saga. Lo único que vale la pena son los cinco minutos iniciales.

LA SAGA DE AUSTIN POWERS

Austin Powers, International Man of MysteryThe Spy Who Shagged MeAustin Powers en Goldmember