Crítica: Atragon (1963)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1963: Tadao Takashima (fotografo Susumu Hatanaka), Yôko Fujiyama (Makoto Jinguji), Yu Fujiki (Yoshito Nishibe), Ken Uehara (Almirante retirado Kosumi), Jun Tazaki (Capitán Hachiro Jinguji), Kenji Sahara (periodista), Hiroshi Koizumi (detective), Yoshifumi Tajima (Amano), Akihiko Hirata (agente 23)

Director: Ishiro Honda, Guión: Shinichi Sekizawa, basado en las novelas de Shunro Oshikawa, Musica – Akira Ifukube

TRAMA: En Japon se suceden los misteriosos raptos de ingenieros y científicos. La próxima víctima parece ser el Almirante Kosumi, un militar retirado que se dedica a construir barcos y que está a cargo de Makoto Jinguji, la hija de su desaparecido compañero de armas. Pero Kosumi logra abortar el secuestro, para enterarse de que es la civilización del desaparecido continente de Mu (hoy sumergido en el Pacífico) quien se encuentra tras dichas operaciones. Acudiendo a la policía, Kosumi recibe un film que revela los verdaderos planes de Mu: conquistar al planeta, e ir destruyendo cada ciudad capital de la Tierra si no son detenidos los planes de construcción de un poderoso super submarino por parte del capitán Jinguji. Ante la sorpresa generalizada por la noticia de que Jinguji está vivo, un oficial de éste se presenta ante Kosumi y lo guía hasta su base en una isla secreta. Jinguji ha permanecido aislado del mundo durante más de 20 años desde el fin de la guerra, y ha desarrollado el Atragon, el submarino más poderoso sobre la Tierra y el único que puede detener a la amenaza Mu. Pero, entre el shock del encuentro entre padre e hija después de tantos años y junto con los antiguos deseos imperialistas del capitán para reestablecer el honor japonés tras la derrota de la Segunda Guerra, es difícil saber que curso de acción tomará Jinguji. Y mientras tanto los ataques de los Mu han comenzado ha hacer estragos en todas partes del mundo.

Arlequin: Critica: Atragon (1963)

  Atragon Kaitei Gunkan (o su nombre occidental más conocido, Atragon) es una entrada de la Toho en la sci fi pura y alejada de los habituales Kaiju Eiga (ergo Godzilla y toda su prole) que daban de comer a la compañía. Es un film bastante curioso ya que cuenta con un respaldo literario preexistente (las novelas juveniles escritas por Shunro Oshikawa entre 1902 y 1907!), obviamente influído por la obra de Julio Verne. Como puede verse, se tratan de libros bastante añejos, escritos en una época muy diferente a la que pertenece el film: mientras que la serie de Oshikawa tomaba elementos de la ciencia ficción victoriana, terminaba por mezclarlos con fuertes sentimientos nacionalistas y anti rusos – a principios del siglo XX, la presencia del imperio ruso era considerada una amenaza para la supervivencia del pueblo nipon -.

Esta adaptación toma algo de esa premisa para reciclarlo en forma del orgullo perdido de la derrota en la Segunda Guerra Mundial. Aquí hay un capitán japonés que era el encargado de diseñar los poderosos submarinos serie I 400 – una nave que existió realmente, y que eran en su momento los sumergibles más grandes del planeta, capaces de almacenar 3 bombarderos y diseñados originalmente para bombardear furtivamente el Canal de Panamá -, y que terminó con su tripulación en una isla desierta, donde comenzaría a montar una gigantesca base secreta para construir un super submarino aún más poderoso. Cuando el almirante Kosumi descubre que Jinguji está vivo (y logra encontrarse cara a cara) se produce un choque entre las culturas del Japon militarista Imperial y el Japón moderno de la post guerra. Los diálogos de esas escenas están construidos de manera muy fina; Jinguji, con su uniforme tradicional, honrando a Kosumi por su rango pero a la vez reclamándole por no haber defendido con su vida el honor del Japón. Como dice el capitán, el Atragon sólo se ha construido con un propósito: restaurar el poderío del imperio. “Pero la guerra ha terminado hace 20 años, el mundo ha cambiado” dice Kosumi, a lo que replica Jinguji: “Entonces el Atragón volverá a reestablecerlo”.

En ese sentido, Atragon es admirable y va más allá del habitual tono pulp del cine fantástico japonés. Por momentos roza las alturas artísticas del Godzilla de 1954. Si Godzilla era una alegoría sobre el horror de la bomba – el pueblo japonés con cicatrices por el holocausto nuclear -, Atragon es la evolución filosófica de dicho concepto: asumida la masacre atómica, ¿Japón debe occidentalizarse o volver a sus raices imperiales?. A su vez, si en Godzilla el pueblo japonés era la victima, en Atragon los nipones pasan al frente y toman la iniciativa: ahora son los japoneses los que pelean y recuperan su honor perdido ya que ellos son los únicos capaces de defender el planeta. El film de Ishiro Honda destila orgullo y nacionalismo (en el buen sentido); por fin los nipones son los héroes del día.

Es cierto que esa perla dramática – la confrontación entre la vieja cultura y la nueva – sólo dura unos escasos minutos, tras lo cual el relato vuelve a las rutinas habituales de la sci fi de la Toho. Al final uno deduce que Jinguji – interpretado aquí por Jun Tazaki, pero en un papel originalmente pensado para Toshiro Mifune, lo cual hubiera sido una delicia ver – termina obrando a regañadientes contra sus propios ideales, y por el hecho que debe rescatar a su hija de la garra de los invasores. Pero temáticamente daba para mucho más.

Mientras que la historia del capitán renegado y su submarino maravilla resulta fascinante, el resto es el pastiche usual del cine fantástico japonés. Las civilizaciones perdidas que reaparecen para invadir la superficie; los invasores con extraños poderes; la mascota de turno – aquí, un gigantesco y ridículo dragón llamado Manda – como para dar un poco de intensidad al climax … y el etcétera habitual sumado a unos cuantos agujeros en el guión. El rapto de científicos nunca termina de quedar explicado, los nexos entre los protagonistas – los fotografos y la hija del capitán – están hechos a las apuradas y sin mucha lógica; la gente de Mu sabe que Jinguji está construyendo el Atragon… pero no saben dónde (¿y entonces, cómo lo saben?); en la isla donde está el capitán hay maquinarias y autos modernos, a pesar de que Jinguji y su gente vivían en el ostracismo… A esto se le suma que el libreto tiene un par de argumentos realmente bizarros, como los espías de Mu teniendo frio y usando sobretodo en verano, o frases inmortales como: “no intentes dañarme, pues estoy hecho de energía y no podrás hacerme nada” o “este es un poderoso explosivo capaz de destruir las piedras como se hacia en el paleolítico”. En fin.

Pero entre tanto delirio, hace su aparición el Atragon (o Gotengo, en el original japonés), el submarino volador que también vimos en Godzilla Final Wars. Es bastante impresionante y está bien hecho, aunque lamentablemente el film sea algo expeditivo sobre el clímax: uno esperaba una sensacional batalla entre el I-400 de los Mu y el Gotengo, pero el último es tan poderoso que los contrincantes duran dos minutos.

Atragon es una verdadera curiosidad y sin dudas es un pequeño clásico de la Toho. No tanto por su historia fantástica que es bastante rutinaria, sino por el trasfondo y el clima que posee. Es una película que exalta el orgullo de ser japonés. No por ello es que Atragon ha sido reestrenada numerosas veces, a lo largo de todos estos años, y siempre con considerable éxito de público. Otra perla más de Ishiro Honda y cia a su larga lista de clásicos de la sci fi de la tierra del sol naciente.

EL CINE FANTASTICO JAPONES DE INOSHIRO HONDA

Godzilla, King of the Monsters! (1954) – Half Human (1955) – Rodan (1956) – The Mysterians (1957) – The H-Man (1958) – Varan the Unbelievable (1958) – Battle in Outer Space (1959) – The Human Vapor (1960) – Mothra (1961) – Gorath (1962) – King Kong vs. Godzilla (1962) – Matango (1963) – Atragon (1963) – Mothra vs. Godzilla (1964) – Dogora (1964) – Ghidorah, the Three-Headed Monster (1964) – Frankenstein Conquers the World (1965) – Invasion of Astro-Monster (1965) – War of the Gargantuas (1966) – King Kong Escapes (1967) – Destroy All Monsters (1968) – Latitude Zero (1969) – Godzilla´s Revenge (1969) – Yog, The Space Amoeba (1970) – Terror of Mechagodzilla (1975)