Crítica: Arma Mortal 3 (1992)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaUSA, 1992: Mel Gibson (Martin Riggs), Danny Glover (Roger Murtaugh), Joe Pesci (Leo Getz), Rene Russo (Lorna Cole), Stuart Wilson (Jack Travis)

Director: Richard Donner – Guión: Jeffrey Boam & Robert Mark Kamen

Trama: Roger Murtaugh está a una semana del retiro. En el fondo su compañero de la fuerza, el sicópata pero extremadamente leal Martin Riggs, está sufriendo por su partida. Pero esos últimos siete días van a convertirse en el infierno mismo, cuando una tanda de armas clandestinas – y munición especial que atraviesa los chalecos antibalas de la policía – inunde las calles y conviertan a Los Angeles en una de las ciudades mas peligrosas del planeta. El responsable de esto parece ser un detective corrupto, Jack Travis, que usa su acceso indiscriminado al depósito de armas confiscadas de la fuerza como si fuera un shopping personal. Si por si Travis y sus esbirros no fueran lo suficientemente peligrosos, ahora hay una oficial de asuntos internos – llamada Lorna Cole – que investiga si Murtaugh y Riggs están vinculados con el caso. Pero Cole es tan salvaje como Riggs y de pronto el desquiciado suicida parece haber reencontrado el amor… un detalle que no se le escapa a Travis y que hará lo imposible por eliminar de su camino a los tres tenaces detectives que están tras sus pasos.

Arlequín: Crítica: Arma Mortal 3 (1992)

Arma Mortal 3 es otro de esos tantos casos que aparecen en la historia del cine, en donde grandes actores con gran química rescatan una película mediocre del fracaso. Para estas alturas la serie pasó de la oscuridad suicida de Martin Riggs (y su adopción de la familia de Murtaugh como propia y principal razón de su existencia) a una comedia pura con toques de acción. Hay algún detalle dramático perdido por ahí – cuando Murtaugh mata al adolescente amigo de su hijo, el cual está metido en negocios sucios de la droga y está armado hasta los dientes -, pero ni los actores se la creen. La escena en el bote entre Glover y Gibson (cuando éste viene a rescatarlo) está sobreactuada y hasta el mismo Gibson hace morisquetas a la cámara cuando se supone que la cosa va seria. Pero Glover y Gibson son una de las mejores duplas que dio el cine, y uno está en la butaca viendo la película sólo por ellos. Se disfruta, la magia está… pero el libreto deja mucho que desear.

La idea original era poner a Gibson y Glover peleando contra un grupo terrorista neo nazi, pero el director Richard Donner (dueño de la gallina de los huevos de oro, y obteniendo las mejores criticas y taquilla desde Superman, 1978) quiso un cambio de dirección y ahí llegaron una tonelada de escritores a reescribir la historia, muchos de ellos despedidos y recontratados, y recontra escribiendo el libreto día a día durante la filmación. El capricho de Donner fue meter con calzador a Leo Getz (Joe Pesci – es increíble que este petiso ridículo sea la furia asesina en persona de Buenos Muchachos, 1990 -), personaje molesto si los hay, y que sólo sirve como Deus Ex Machina para que Gibson y Glover encuentren sus pistas (además, no es muy creíble que un testigo super buscado por la mafia no cambie de nombre y ciudad y siga amigo de los tipos que lo protegieron). Por contra, lo mejor del filme es la introducción de René Russo como la contraparte femenina de Riggs, dura, cínica y sensual, formando una espectacular pareja. Con Russo y Gibson empardados – dando a entender que el suicida ahora tenía una razón mas para vivir -, la saga debería haber terminado ahí… pero 6 años mas tarde reflotaron a los personajes para una cuarta entrega, que no es ni mejor ni peor que ésta.

La idea del policía renegado devenido mafioso (y que usa su placa para encubrir sus crímenes) está ok (algo de eso había en Tequila Sunrise, también con Gibson y donde Raul Juliá era el capo mafioso que encubría sus pisadas haciendo carrera en la policía como detective). Stuart Wilson tiene carrera de sobra como villano pero acá no impresiona, y los malos solo están de relleno para que los héroes digan chistes y hagan de las suyas. Muy lejos queda esta parte del dramatismo del original y del fabuloso mensaje antiracista de la primer secuela.

Arma Mortal 3 es rutina bien hecha. Es como los filmes de Ocean’s Eleven, donde la gente va a ver cómo se divierten las estrellas y la trama es lo de menos – pero cuando la embocan con la historia, dan a luz algo memorable -. Acá Riggs y Murtaugh destilan carisma pero lo suyo es gracia por inercia frente a un villano débil, en donde sólo los chistes, las buenas performances, las excelentes escenas de acción compensan una historia de fondo sin mucha substancia.

LETHAL WEAPON

En este portal hemos comentado: Arma Mortal (1987) – Arma Mortal 2 (1989) – Arma Mortal 3  (1992) – Arma Mortal 4 (1998) – Arma Mortal: la Serie (2016)