Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 1997: Matthew Settle (Guy Gardner / Linterna Verde), Kimberly Oja (Tori Olafsdotter / Hielo), John Kassir (Ray Palmer / Atom), Michelle Hurd (B.B. DaCosta / Fuego), Kenny Johnston (Barry Allen / Flash), David Ogden Stiers (J’onn J’onzz), Miguel Ferrer (Dr. Eno / El Hombre del Tiempo)
Director: Félix Enríquez Alcalá, Guión: Lorne Cameron & David Hoselton, basados en los personajes de la DC Comics
Trama: Extrañas tormentas afectan a la ciudad de New Metro. Una empleada del instituto meteorológico del Dr. Eno ha comenzado a encontrar pruebas de que dichas tormentas han sido provocadas por alguien de la corporación. La chica es contactada por los miembros de la Liga de la Justicia, quienes se reúnen en una nave alienígena sumergida en las profundidades de la bahía de New Metro. Pero el tiempo apremia, especialmente cuando el villano – que se hace llamar El Hombre del Tiempo – amenaza sumergir a toda la ciudad bajo un gigantesco tsunami si su demanda de rescate de 20 millones de dolares no es pagada a tiempo.
La Liga de la Justicia de America es uno de los tantos inventos a los que acuden las empresas editoriales de comics para aumentar su recaudación. En este caso, es de la DC Comics y fue creada en 1960 para contrarrestar las historietas de equipos de super héroes que provenían de la Marvel, como Los 4 Fantasticos, X-Men, Los Vengadores, etc. En un principio la Liga de la Justicia tenía la flor y nata de la DC, incluyendo a Batman, Superman, la Mujer Maravilla y otros personajes ilustres de la editorial; pero con el tiempo (y las sucesivas adaptaciones) el staff de la Liga fue perdiendo brillo y nombres. En el que aquí comentamos – un piloto para TV de 1997 -, la Liga jamás se vió tan opaca, careciendo de los nombres principales del comic por una cuestión de derechos legales.
Y en vista de La Liga de la Justicia de America (1997), uno piensa seriamente en crear una calificación aún más baja que simplemente una estrella para poder definir lo malo que puede ser un film. Es una aberración por donde se lo mire. Malos actores, horrendos diálogos, FX que costaron dos pesos y unos trajes de carnaval que son abominables.
Uno ya sabe que las adaptaciones televisivas de super heroes caen más en el terreno de lo bizarro que en alcanzar el éxito. Pero lo de La Liga de la Justicia de America es sencillamente espantoso. Comenzando con el enfoque, en donde los productores han querido transformarlo en una comedia. Cada uno de los super héroes realiza una falsa entrevista, contando sus problemas personales de combatir al mal. Por si esto no fuera poco, el film dedica un montón de tiempo a ver los trabajos tristísimos que poseen en su vida civil, los problemas con sus novias, las largas filas para presentarse a un empleo, etc. Y todo con un nivel de actuación propio de las peores sitcom – el caso de Kimberly Oja es un flagrante atentado a la decencia -. Como si el repertorio de situaciones estúpidas no fuera suficiente, cuando estos personajes pasan a modalidad de super heroe lo hacen del peor modo posible: el traje de Atom es un mamotreto ridículo que no disimula los kilos de más de John Kassir; los actos heroicos involucran el rescate de gatos y de ancianas en apuros; y todos los caracteres se portan como lobotomizados. Incluso el climax es de una tristeza enorme, con Linterna Verde generando sombrillas – helicoptero y motosierras hechas con una Commodore 64, y derrotando al Hombre del Tiempo en menos de dos segundos.
No hay nada rescatable en el film; como ha sucedido otras veces, los productores han asumido que un grupo de héroes en disfraz es una idea tan ridícula que sólo se puede adaptar de modo camp al estilo de la serie clásica Batman de Adam West. El problema es que todos los proyectos que han intentado seguir esa línea – desde Superman II, Batman y Robin, el piloto fallido de William Dozier sobre La Mujer Maravilla en los años 60, etc – se han hundido de manera estrepitosa. Y La Liga de la Justicia de America es uno de los peores exponentes del género, una abominación que merece el más completo de los olvidos.