Crítica: Plaga Zombie: Zona Mutante (2001)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Argentina, 2001: Berta Muñiz (John West), Pablo Parés (Bill Johnson), Hernán Sáez (Max Giggs), Paulo Soria (Max), Esteban Podetti (James Dana), Sebastian Tabany (Rebelde), Alejandro Nagy (jefe del FBI)

Director: Pablo Parés y Hernán Sáez, Guión: Pablo Parés y Hernán Sáez

Trama: La Tierra ha sido atacada por una plaga alienígena, quienes han convertido en zombies a gran parte de la población. Ante lo imparable de la infestación, el presidente decide hacer un trato con los extraterrestres, otorgándoles una zona restringida. Pero la plaga se ha extendido más allá de los límites acordados, y ahora todo el planeta está en peligro. Los supervivientes de la zona infectada – el luchador de catch en decadencia John West; el jardinero Bill Johnson, y el nerd Max Giggs – son abandonados por el FBI en medio del poblado. Mientras el trío pelea desesperadamente por sus vidas, han logrado capturar un diskette que contiene el mapa con la ruta de escape del pueblo. Pero desencriptar el plano lleva un tiempo de procesamiento de 12 horas, un plazo demasiado largo para que John, Bill y Max puedan resistir el ataque de numerosas hordas de zombies que les siguen los talones.

Plaga Zombie: Zona Mutante Si hay algo que escasea, es el cine de género nacional en Argentina. Ciertamente uno no es especialista en tal terreno pero, que yo recuerde, las producciones de tal tipo son contadas. Quizás tenga que ver con cierta mentalidad idiota e intelectualoide de quienes ponen el dinero – institutos de cine, una gruesa parte de los productores privados -, de que creen que en este país sólo merece producir cine arte, pero terminan generando filmes que lo ven 5 personas, dan pérdidas y resultan soberanamente pretensiosos. No todo el cine arte genera nominaciones al Oscar y, aún en los casos de directores exitosos – en lo comercial y/o en lo crítico – terminan padeciendo penurias para poder generar nuevas producciones. Cuando las productoras de TV comenzaron a participar del negocio, empezaron a desarrollar productos de calidad mediana para arriba, que casi siempre resultaban en buenos rendimientos de taquilla. Pero aún así, son contados con los dedos de una mano aquellos cineastas argentinos contemporáneos que han logrado filmar más de dos películas en toda su vida.

Y si el cine de género es escaso, las producciones de terror / cine fantástico criollas son ínfimas. Uno puede contar alguna adaptación de Borges como Invasión (1969) – que parece una Illiada adaptada al Buenos Aires de entonces -, Sangre de Virgenes (1967, con vampiros en Bariloche), Extraña Invasión (1965) con Richard Conte de visita en nuestras pampas, La Sonámbula (1998) y Condor Crux (2000) por mencionar todo lo que ahora recuerdo de cine fantástico argentino (debe haber algunos títulos más, pero vaya uno a saber…). Pero menospreciado por la crítica y los productores – que no entienden que Roger Corman amasó una fortuna desarrollando cine serie B -, la ciencia ficcion y el horror parecen ser dos extraños que nunca terminarán por integrarse a la cinematografía nacional (¿para cuando la esperada adaptación del comic de culto El Eternauta?).

Curiosamente en semejante terreno inhóspito es en donde se metió la gente de Farsa Producciones. Este era un emprendimiento de un grupo de adolescentes – Berta Muñiz, Pablo Parés, Paulo Soria, Hernán Saez, Diego Parés y Walter Cornás – que comenzaron a desarrollar cortometrajes de terror como pasatiempo. En plena temporada de fin de cursos comenzaron a elaborar lo que sería su primer largo – Plaga Zombie – durante 1996 y 1997, y tras mucho sacrificio lograron estrenar el video en el circuito under, donde lograron llamar la atención de los medios. Si uno considera que un puñado de chicos de 17 años había logrado narrar la historia de una invasión extraterrestre a la Tierra, con zombies y tripas por doquier, y con un presupuesto de $ 300.-, no deja de pensar en que se trata de una versión criolla del trío compuesto por Sam Raimi, Bruce Campbell y Rupert Tappert – que financiaron la primera Evil Dead con dos mangos y después se convirtieron en figuras de Hollywood -. Inmediatamente se pusieron a planear una secuela, pero demorarían dos años en terminar – en el medio publicaron Nunca Asistas a Este Tipo de Fiestas (2000), rodada en tan sólo tres días! -, y el resultado sería Plaga Zombie: Zona Mutante (2001). Posteriormente Pablo Parés sería llamado por Hollywood para rodar Jennifer´s Shadow (2004), un thriller con Faye Dunaway y Gina Phillips junto a un cast de actores argentinos; y la gente de Farsa obtendría una carrera estable en la dirección de videoclips para artistas tan dispares como Los Pimpinela, Ataque 77, Arbol o Kapanga.

Pero volviendo a Plaga Zombie: Zona Mutante, desde el primer fotograma no quedan dudas de que es una producción clase Z, rodada – eso sí – con mucho más esmero que lo habitual de este género. La música es muy buena, los efectos van de lo pasable a excelente, y la dirección es mucho más profesional de lo que uno podría anticipar. Sin dudas el experiencia acumulada por la gente de Farsa en la producción de numerosos cortos le dió suficiente calle como para manejar todas las herramientas cinematográficas profesionales con holgura, y se nota. Las actuaciones son amateur pero no molestan, y la historia va bastante bien encarrilada. Habiendo rescatado a unos supervivientes de la anterior masacre, el FBI decide que no tiene tiempo para dedicarse a ellos y decide abandonarlos en medio de la zona de desastre. Lo que sigue es una catarata de escenas de acción a pura sangre y tripas, con toneladas de fluídos de todos colores salpicando la pantalla.

En ese sentido, Plaga Zombie: Zona Mutante funciona muy bien como comedia negra, y Parés & Saez parecen sintonizar tanto Evil Dead II como los filmes del inicio de Peter Jackson Bad Taste y Brain Dead. La película dispara una serie de gags hilarantes en cada una de las sangrientas peleas de los supervivientes con los zombies – hay un momento genial en el que Pablo Parés se enfrenta a un tipo con las tripas afuera, que le tira gases con su intestino hecho pedazos, y al cual el héroe termina por atarlo a un poste con ellos (!) -. A su vez, y para que no queden dudas de que todo va en broma, nuestros protagonistas usan nombres yanquis y hablan en castellano neutro, tal como las películas dobladas. Escuchar las toneladas de clisés que tiene el libreto, dichos con el tono que tenía McPhantom, es graciosísimo.

El problema con Plaga Zombie: Zona Mutante es que las luchas se suceden de manera interminable, pero pareciera que la película solo se restringiera a eso. Al rato bastante largo parece llegar a lo que es la trama central – sobrevivir a los zombies mientras una computadora descifra el mapa de escape que le quitaron a un agente del FBI -, y el film decide parar un poco la pelota para pintar un poco mejor a los personajes – en especial a John West, que es un luchador de catch en desgracia (¿alguien dijo Jim Brown en Mars Attacks?) -, sumando a esto el misterio de la desaparición de los cuchillos en las casas de toda la zona. Pero a partir de allí, la película empieza a patinar un poco y pierde eficacia. Lo que uno termina por pensar es que los entretelones del rodaje – dos años filmando entrecortadamente por falta de presupuesto, viajes escolares de post grado, mermas de elenco – culminaron por atentar contra el proyecto. Mientras que en la primera mitad resultaba creíble que nuestros héroes estuvieran en peligro, en la segunda comienzan a saturar de situaciones extremas salvadas por un pelo o de modo imposible. A uno le da la impresión de que al final los creativos empezaron a probar alternativas para ver cómo podían darle un cierre a la película con los recursos que tenían – y aún así, el final del film no es tan satisfactorio ni coherente como debiera -. A falta de un villano, la historia saca uno de la galera, pero desprolijidades en el giro final, varios Deus Ex Machina e inseguridades del guión terminan por desmerecer el clímax, que carece del empuje inicial del film.

Dato para la trivia: además de la gente de Farsa y amigos del barrio, figuran en el cast columnistas de la revista La Cosamagazine argento de ciencia ficcion amado por el autor de estas líneas – en roles menores como Sebastián Tabany, Nicanor Loreti, Ximena Batista y Junior Luchessi.

Aún con las fallas de sus minutos finales, Plaga Zombie: Zona Mutante es muy buena. Provee una gran cantidad de masacres exageradas y graciosas, y los protagonistas tienen suficiente carisma como para llenar la pantalla. Quizás le faltaba una edición más ajustada – nunca me quejo de la duración de las películas, pero aquí sobran como 20 minutos – y un mejor redondeo de la historia, pero para ser un film hecho a pulmón y con pocos pesos, es formidable. Y desde ya quedo a la espera de la próxima Plaga Zombie – Zona Mutante: Revolución Toxica, a estrenarse en el 2009, en donde todas estos pequeños fallos sin dudas estarán enmendados.

CINE FANTASTICO ARGENTINO

Otros títulos del cine fantástico argentino: El Hombre Bestia (o las Aventuras del Capitán Richard) (1934); Obras Maestras del Terror (1960), Extraña Invasión (1965), Sangre de Virgenes (1967), Invasión (1969), Snuff (1976), Moebius (1996), La Sonámbula (1998), Déjala Correr (2001), Plaga Zombie: Zona Mutante (2001), Adios Querida Luna (2004), Tiempo de Valientes (2005), Zenitram (2010), Fase 7 (2011), Mamá (2013), Kryptonita (2015)