Crítica: Acorazado Espacial Yamato (Space Battleship Yamato) (2010)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2010: Takuya Kimura (Susumu Kodai), Meisa Kuroki (Yuki Mori), Toshiro Yanagiba (Shiro Sanada), Reiko Takashima (Dra. Sado), Tsutomu Yamazaki (capitán Juzo Okita)

Director: Takashi Yamazaki, Guión: Shimako Sato, basado en el manga y la serie animada creada por Leiji Matsumoto sobre una idea de Yoshinobu Nishizaki

Trama: Año 2199. La raza alienígena de los Gamilas ha decidido apoderarse de la Tierra y ha comenzado a bombardearla con asteroides radiactivos que contaminan la superficie del planeta. Los humanos ha salido a darles batalla, pero su flota espacial ha sido exterminada en cuestión de escasos minutos. Ahora la humanidad se ha resignado a vivir bajo tierra, y a aguardar lo que les depare el destino. Pero desde el espacio ha surgido una esperanza, en la forma de una sonda alienígena que ha llegado hasta la Tierra. La sonda contiene un mensaje proveniente del lejano planeta Iskandar, en donde una desconocida raza extraterrestre le ofrece a los terrícolas solucionar los problemas de radiación de la Tierra así como darles tecnología para detener a los Gamilas. Mientras que al principio las autoridades creen que se trata de una trampa, la situación se ha vuelto tan desesperante que no les queda otra que confiar en la buena fe del mensaje. Para realizar el viaje – y ante la carestía de materiales – los terricolas han decidido reciclar el mítico acorazado Yamato, hundido durante la Segunda Guerra Mundial, y convertirlo en una astronave formidable. Y ahora el Yamato se dirige al lejano planeta Iskandar mientras hordas de naves de asalto Gamilas le siguen el rastro, tal como los depredadores persiguen a su presa herida para darle el golpe de gracia.

Acorazado Espacial Yamato (2010) En 1973 el productor televisivo Yoshinobu Nishizaki andaba madurando ideas para una nueva serie animada, concebida como una especie de El Señor de las Moscas pero en el espacio. La idea era más o menos así: una tripulación multinacional compuesta básicamente de adolescentes iba en misión de exploración a un lejano planeta y, durante el camino, debían vivir diversas aventuras que terminaban por templarlos y convertirlos en adultos. Pero el proyecto estaba estancado y no fue sino hasta la incorporación del dibujante Leiji Matsumoto al equipo de desarrollo que Space Battleship Yamato pudo ver la luz. La serie se estrenó en simultáneo con el manga, y enseguida se transformó en una gran éxito. Al toque comenzaron a explotar la franquicia: primero vino el filme en 1977, el cual se devoró a la mismísima La Guerra de las Galaxias en la taquilla japonesa; luego siguieron las secuelas, nuevas series y, en el 2010, la película con actores que ahora estamos comentando.

No estaría muy errado si me atreviera a calificar a la versión 2010 de Acorazado Espacial Yamato como la mejor space opera de toda la historia del cine fantástico japonés. Es épica, emocionante y visualmente impactante. Los nipones no escatimaron en gastos y se despacharon con un presupuesto de 20 millones de dolares… que para sus standares es demasiado – consideren que los filmes nipones sólo recaudan en su pais y en el sur de Asia, y venden muy poco en el resto del mundo; en este último caso, a través de DVDs para fans de culto como nosotros -. El tema es que esos 20 millones se ven en pantalla como si fueran 200; Space Battleship Yamato no sólo tiene los mejores combates espaciales que he visto desde la nueva trilogía de La Guerra de las Galaxias, sino que éstos tienen un nivel de detalle fabuloso. A esto se suma que la dirección en las secuencias de acción es excelente – da la impresión que Takashi Yamazaki hizo escuela visual en la nueva versión de Battlestar Galactica – , en donde uno puede seguir todo lo que pasa en pantalla y saber en dónde están los protagonistas.

En cuanto a la historia, está dirigida con talento pese a que no se trata de nada del otro mundo. Hay unos aliens que pretenden invadir la Tierra y la bombardean todo el tiempo. Los humanos le hicieron frente y perdieron casi todas sus naves, con lo cual han quedado en una situación de indefensión total. Cuando todo parece perdido, llega a la Tierra una sonda espacial procedente del planeta Iskandar. La sonda trae un mensaje inusual: una desconocida raza extraterrestre nos ofrece tecnología tanto para reparar el daño planetario como para vencer a los alienígenas invasores. Como no hay muchas opciones, los humanos agarran viaje y deciden construir la nave espacial mas formidable de todos los tiempos. Y como el material escasea, deciden arreglarse con lo que hay. Esperen: ¿ese cacharro gigante no es el Yamato, el gigantesco acorazado que fuera la gloria de la flota imperial japonesa durante la Segunda Guerra Mundial?.

Ya que la historia data de 1974 hay que reconocer que primero fue el huevo y no la gallina. Si uno no tuviera estos datos podría decir que la trama de Space Battleship Yamato está calcada de Battlestar Galactica, cuando lo más probable es que se trate del caso contrario. Eso no quita que la versión 2010 recicle elementos visuales tanto de Galactica así como de La Guerra de las Galaxias y Viaje a las Estrellas. Los alienigenas malvados toman posesión de algunos tripulantes como para transmitirle a los humanos, en su propio idioma, sus siniestras intenciones (¿alguien mencionó a Illia de Star Trek: The Motion Picture?). Los combates espaciales semejan a las maniobras navales al estilo de Galactica (incluyendo el disparo masivo de misiles y el despliegue de cazas similares a los Vipers), e incluso el Yamato tiene lanzaderas posteriores. Hay saltos Warp (un término que parece haberse standarizado en la ciencia ficción) y pilotos intrépidos que se enamoran el uno del otro. Ciertamente ha corrido tanta agua bajo el puente que hoy en día resulta difícil encontrar algo totalmente original, pero al menos Space Battleship Yamato le pone tanta actitud a la cosa que uno puede perdonarle la abundancia de similitudes.

Como la elección del Yamato no suena casual, resulta interesante encontrarle una segunda lectura a la historia. Uno podría argumentar que la situación de los humanos no difiere demasiado de la devastación que padecían los japoneses en su propio suelo en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, y que los norteamericanos vienen a ser los aliens – bombardeo atómico incluído -. Y por supuesto está la elección de la mitica nave insignia de la armada japonesa. El Yamato fue un prodigio de la ingenieria nipona y, hasta el día de hoy, sigue siendo el acorazado más grande y más artillado jamás construido (si no tengo mal el dato). Los nipones estaban convencidos que el Yamato encarnaba a la invencibilidad de Japón y que, mientras estuviera a flote, el imperio sería imparable. Semejante leyenda contrastaba fuertemente con la realidad, en donde el Yamato resultaba ser un mamotreto gigante a la que las autoridades escondían todo el tiempo en las bahias mas recónditas, evitando su destrucción segura a manos de cazas torpederos norteamericanos. Vio muy poca acción y fue hundido sin pena ni gloria en Abril de 1945, cuando los japoneses ya estaban cortos de combustible y materiales como para mantener apropiadamente la continuidad de la guerra en el Pacífico.

Aún cuando los nipones se entusiasmen en creer sus propias fábulas, lo cierto es que Space Battleship Yamato despide un tufillo a nacionalismo recargado, algo muy similar a lo que ocurría con Atragon (1963). A uno le da la impresión de que los japoneses están convencidos de que la derrota de la Segunda Guerra Mundial fue injusta. Esto los pone en un plano de excepcional altivez nacional, al contrario de Alemania o Italia en donde los pueblos han aceptado su suerte y le han echado la culpa de lo ocurrido al despótico poder de turno. Para tener una idea más clara del punto que quiero demostrar, imaginen una película alemana de ciencia ficcion en donde los humanos combatieran a los aliens a bordo de tanques Panzer. Aún cuando los Panzer fueran máquinas excepcionales, todo el asunto tendría aristas políticamente incorrectas.

Dejando de lado el subtexto, Space Battleship Yamato es una space opera más que competente. Hay buen clima y hay diálogos muy buenos. Hay un clima épico logrado, y los combates son emocionantes. Quizás los personajes no son tan tridimensionales como debieran, pero es lo de menos. En todo caso lo que lastra al filme son tres cosas: (alerta spoilers) uno, el exceso de lo que yo llamo “melodrama kaiju” esta gente, cuando se pone emotiva, se la pasa gritando cosas como “NO TE MUEEERAAASSS” o “GAMMEERAA NO TE SACRIFIQUEES POR NOSSOOOTROOOS” -; dos, las revelaciones de los aliens en el último acto, las cuales no suenan muy convincentes. Quienes mandaron el mensaje a los humanos resultaron ser una versión buena de los alienígenas invasores, con quienes están en desacuerdo. Estos últimos vinieron a conquistar la Tierra porque su mundo se estaba muriendo contaminado… ¿¿pero bombardean la Tierra con radiactividad tóxica??. No sólo eso, sino que los aliens buenos tienen la capacidad para regenerar el medio ambiente con lo cual uno se pregunta: ¿y por qué no hicieron eso mismo en su planeta natal, mucho antes de que vinieran a invadirnos?. Y el tercer y último detalle son las interminables despedidas del final. Una gigantesca nave alien se encuentra a punto de evaporar la Tierra … y nuestro héroe se toma media hora para dar discursos patrióticos, echar al resto de la gente de la nave y despedirse de su amada. Es una escena tan estirada que resulta absurda y daña seriamente a una película que venía impecable hasta ese momento. (fin spoilers)

Acorazado Espacial Yamato es un filme espectacular y bien hecho. Las desprolijidades del final son una macana, ya que lastiman lo que podría haber sido un clásico. Pero dejando de lado esos detalles, es un filme recomendadísimo y un favorito de esta columna a partir de este momento.