Crítica: Bienvenidos al Fin del Mundo (The World’s End) (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 2013: Simon Pegg (Gary King), Nick Frost (Andy Knightley), Paddy Considine (Steven Prince), Martin Freeman (Oliver Chamberlain), Eddie Marsan (Peter Page), Rosamund Pike (Sam Chamberlain), Pierce Brosnan (Mr Shepard),

Director: Edgar Wright, Guión: Simon Pegg & Edgar Wright

Trama: Sumido en la crisis de los cuarenta, Gary King está convencido de que el mejor momento de su vida fue un raid de borracheras por 12 pubs de su Inglaterra natal en compañía de sus amigos de la adolescencia, un suceso que ocurrió hace más de 20 años. Ahora está decidido a revivirlo a toda costa, razón por la cual se vuelve a contactar con sus antiguos camaradas de aventuras. Pero todos ellos están asentados y llevan vidas más o menos monótonas, con lo cual ven a la aventura de King como un disparate. Reticentes, terminan por prenderse a la movida y pronto salen a relucir sus dramas personales. Y todo hubiera terminado en una triste rutina de remembranzas de no ser que, a mitad de camino, comienzan a notar actitudes extrañas en la gente que los rodea. Lo que al principio parece una actitud paranoide de King pronto termina por confirmarse cuando, en medio de una bravata provocada por su borrachera, termina por desmembrar a un robot humanoide contra el cual peleaba. Ahora King y los suyos han comenzado a atar cabos, llegando a la conclusión que toda la gente que los rodea – y que los conocían desde hace tiempo – han sido reemplazados por réplicas robóticas perfectas, androides alienígenas que esperan la ocasión perfecta para terminar de conquistar el planeta. Pero en vez de huir y alertar a las autoridades, King se ha empeñado en terminar el raid de los 12 pubs – bebiendo una pinta de cerveza en cada uno -, algo que atenta contra la lógica a utilizar en semejante situación. Y grande será su sorpresa cuando descubran que, en el último de los bares – llamado El Fin del Mundo – se esconde la clave de toda la invasión alienígena.

Bienvenidos al Fin del Mundo Hace 9 años un trío de comediantes ingleses saltaba a la palestra internacional con Shaun of the Dead, una deliciosa parodia del género de zombies que tenía un adorable costado sentimental. La fama bañó las carreras del director Edgar Wright, y de los actores Simon Pegg y Nick Frost, los cuales pronto se encontraron muy solicitados por la industria. El trío volvería a reunirse en otra parodia – esta vez, del género de acción – en el 2007 con Hot Fuzz, y ahora llega The World´s End, la que viene a cerrar una especie de trilogía temática. En realidad lo único en común – aparte del director y los protagonistas – es tener alguna mención graciosa a una marca de helados ingleses, razón por la cual Wright la llamó la trilogía de los tres sabores de Cornetto, un chiste interno que sólo ellos sabrán interpretar. Bienvenidos al Fin del Mundo posee una estructura similar a la de las otras obras del trío Wright / Pegg / Frost: parodia de género, un trasfondo dramático personal, y un humor típicamente británico, caracterizado por hacer bromas absurdas en los momentos más inapropiados. Posiblemente Bienvenidos al Fin del Mundo sea la más floja de las tres, debido a que la parte cómica no resulta tan aceitada y el climax está plagado de improbabilidades, aunque termina por salir a flote gracias a una actuación sacadísima de Simon Pegg.

Si uno no vió los trailers y no sabe de qué trata realmente el filme, verá que los primeros 30 minutos van lentos y algo tediosos. Acá el protagonista es Simon Pegg, un cuarentón fracasado que vive en crisis, y que cree que el único momento feliz de su vida fue un tour de borracheras por doce pubs de su pueblo natal Newton Haven ocurrido durante el final de su adolescencia. El tipo vive pasado de rosca, asaltando y prepoteando a otros, y permanece en un estado de adolescencia permanente, razón por la cual es despreciado por sus antiguos amigos. Por otra parte, éstos viven en estancadas y aburridas rutinas, infestados de hijos y esposas que los explotan, soportando abusivos jefes, y llevando grises existencias que disfrazan bajo un baño de normalidad. En el fondo las palabras del personaje de Pegg terminan por hacerles mella, con lo cual los cinco salen de partuza, la cual resulta ser mucho más aburrida de lo que se esperaba. Mientras que Pegg se baja galones de cerveza (y bebidas alcoholicas de los más variados colores), el resto está infectado de un contundente conservadurismo que termina por ser inquietante. En el medio de todo ese raid comienzan a salir sus miserias y reproches mutuos, en especial un antiguo conflicto entre los personajes de Pegg y Frost por lo que pasó en un accidente automovilistico décadas antes. Todas estas situaciones afloran al final de la media hora y, si bien la comedia para ese momento venía floja, al menos el tibio desarrollo dramático termina por compensar un poco las cosas.

Desde ya la historia da un giro inesperado cuando Pegg se mete en una bravata con un puñado de adolescentes en el baño de un bar, y pronto descubre que son robots humanoides relativamente fáciles de desmembrar. En ese momento es cuando el grupo y la historia se vuelven interesantes, aunque no por ello más cómicos. Mientras que el resto está intrigado, Pegg insiste en terminar el raid de borracheras siguiendo al pie de la letra las visitas a los pubs. Mientras tanto los extraños comienzan a vigilarlos – muy en la onda de La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos (1956), con tipos moviéndose al unísono, señalándolos y observándolos en silencio de manera inquietante -, y pronto queda en evidencia que falta poco para que sus intenciones se vuelvan hostiles.

De todos los elementos que posee Bienvenidos al Fin del Mundo el más flojo, por lejos, es la comedia. Es simpática pero no hilarante, y el filme parece regodearse más en la acción y el drama. Aún cuando tenga ribetes ridiculos, el componente dramático es movilizante, especialmente cuando los personajes sacan a relucir sus frustraciones personales. Por otra parte la acción es disparatada y enérgica – en un momento Nick Frost se convierte en una especie de wrestler asesino de robots, algo que no va con la imagen pulcra y aburrida que mantenía su personaje hasta ese momento -, y hace las cosas llevaderas, aunque a veces da la impresión que resulta excesiva y que sabotea la substancia del relato. Pero sin dudas lo peor del filme es el climax, el cual es espectacular y tiene sus méritos, pero se origina en una batalla dialéctica de los protagonistas con la inteligencia cibernética que controla los robots; el problema es que los argumentos utilizados en la refriega verbal no tienen la gracia que deberían, y sólo sirven de flaca excusa para disparar una injustificada parafernalia de efectos especiales. El otro punto debatible sobre el climax es que no logra resolver los conflictos personales planteados durante el desarrollo: no estoy seguro de que la nueva vida del personaje de Simon Pegg termine por darle un cierre al drama de su vida personal.

Bienvenidos al Fin del Mundo es tibiamente recomendable para los fans de Wright, Pegg y Frost. No es tan efectiva como sus títulos anteriores, pero se deja ver. Lo único notable es ver a Pegg ir contra su naturaleza sumisa y actuar pasadísimo de vueltas, lo cual casi vale el costo de la entrada. Pero por lo demás es tibia y algo inconsistente, y dudo de que valga realmente el esfuerzo de verla en cine.

LA TRILOGIA DE LOS TRES SABORES DEL CORNETTO

Shaun of the Dead (2004) – Hot Fuzz (2007) – Bienvenidos al Fin del Mundo (2013)