Crítica: Los Ultimos Días en Marte (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 2013: Liev Schreiber (Vincent Campbell), Romola Garai (Rebecca Lane), Elias Koteas (Charles Brunel), Olivia Williams (Kim Aldrich), Johnny Harris (Robert Irwin)

Director: Ruairi Robinson, Guión: Clive Dawson, basado en el cuento The Animators de Sydney J. Bounds

Trama: El futuro. La misión Aurora está establecida en Marte desde hace seis meses, y su período de permanencia está a punto de vencer en menos de 19 horas – cuando llegue el equipo de reemplazo -. Las cosas han transcurrido con demasiada tranquilidad, y el equipo se encuentra decepcionado por la falta de hallazgos científicos relevantes. Pero uno de los oficiales científicos parece haber encontrado algo, y se ha escabullido de la base para investigarlo en profundidad. Vincent Campbell y el resto del equipo salen a buscarlo, pero encuentran que el oficial ha caído en una grieta y resulta imposible rescatar su cuerpo. De regreso a la base, comienzan a chequear los papeles del científico, sólo para encontrar que el mismo se había topado con una forma de vida bacteriana propia de Marte. Y mientras salen de su estupor, las cosas se saldrán de control cuando descubran que el científico fallecido ha regresado a la base… habiendo mutado en una criatura horrenda que comienza a asediarlos desde fuera del edificio. Y sin armas y con escasez de energía y recursos, los miembros del equipo deberán lidiar con la criatura mientras encuentran un modo de exterminarla.

Los Ultimos Dias en Marte Los Ultimos Días en Marte es una producción independiente de ciencia ficción. En muchos aspectos me hace acordar a Moon o Love, producciones muy dignas hechas con escaso presupuesto y, en algunos casos, con el reclutamiento de nombres conocidos a muy bajo precio. Aquí prestan su marca Liev Schreiber, Olivia Williams y Elias Koteas; lamentablemente sus quilates como intérpretes no alcanzan a garantizar la calidad del producto, el cual es algo dispar y bastante rutinario.

En realidad Los Ultimos Días en Marte tiene problemas de dirección y libreto. No hay desarrollo de personajes y, los que hay, son bastante anodinos. El único caracter más o menos interesante es la científica que compone Olivia Williams, la que parece una versión bitchy del señor Spock; es una máquina de lógica despiadada, a la vez que una prepotente amoral que se lleva a todo el mundo por delante – sólo le interesa obtener resultados para volver con prestigio a la Tierra, y opera con un grado de altanería notable, por lo cual nadie la soporta -. Es una lástima que dicho personaje no llega al final del camino, ya que ella es la que provee las decisiones más importantes sobre la supervivencia del grupo a la hora de que las cosas se salen de control – imaginen una versión cerebral de la Ripley de Alien -.

Lamentablemente el resto no es ni por asomo tan interesante (o intenso) como Olivia Williams. Schreiber anda como un sonámbulo todo el tiempo, Koteas parece un sapo de otro pozo en una película de ciencia ficción, y el resto es un bostezo. Lo más lindo de todo es que yo creo que son actores muy capaces, sólo que aquí están mal dirigidos o no se les ha dado el estímulo pertinente. También es cierto que el libreto no se esfuerza en lo más mínimo por darles algún trasfondo personal, sino que son carne de cañón para la amenaza de turno.

El otro punto en contra es el libreto. La historia está bastante buena y tiene sus momentos – uno de los miembros de la misión se infecta con una bacteria marciana y se convierte en una especie de zombie espacial -, pero el guión cae en lugares comunes, cuando no en serios problemas de lógica. Cuando el zombie aparece, irrumpe en la base, y comienza a atacar a uno de los miembros con un taladro, la lógica salta por la ventana. O cuando infecta a varios astronautas, formando una pequeña horda que queda encerrada en la base… y de la cual se libera, instalando explosivos que había en el depósito. La macana con todo esto, es que después esos mismos bichos son incapaces de abrir una puerta o, siquiera, de regresar con explosivos a volar las paredes del domo donde se refugiaron los sobrevivientes. Cuando al libreto le conviene, los zombies son estúpidos; cuando no, son una especie de MacGyvers marcianos capaces de construir una bomba atómica con un escarbadiente y un fósforo.

Esa inconsistencia en la amenaza – que es bruta o inteligente cuando le conviene al libretista – es lo que daña seriamente al filme; porque aquí hay escenas interesantes – como la horda de zombies caminando sin cesar por todo el desierto marciano y persiguiendo al transporte que maneja Schreiber, o la idea de criaturas reptando en la oscuridad (y por afuera de la base) en la hostil atmósfera del planeta rojo -, que terminan siendo boicoteadas por un director muy blando y un libreto inconsistente. Ni siquiera Ruairi Robinson es capaz de manejar con decencia los momentos dramáticos – por ejemplo la infección de Elias Koteas, en donde todo el mundo actúa realmente mal! – como para compensar su falta de destreza en las secuencias de tensión o en los ataques de las criaturas.

Los Ultimos Días en Marte está apenas ok; pero es una historia que hubiera funcionado muchísimo mejor con otro director más efectivo y con un guionista menos proclive a los clichés. No asusta, apenas entretiene y es meramente prolija; y quizás su mayor pecado es que desperdicia recursos que podrían haber rendido mayor fruto en manos de artesanos más talentosos, los cuales aquí figuran con parte de ausente.