Crítica: Tron (1982)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1982: Jeff Bridges (Kevin Flynn / Clu), David Warner (Dillinger / Sark), Bruce Boxleitner (Alan Bradley / Tron), Cindy Morgan (Lora / Yuri), Barnard Hughes (Dr Walter Gibbs / Dumont)

Director: Steven Lisberger, Guión: Steven Lisberger

Trama: Dillinger, presidente de la empresa informática ENCOM, se ha apoderado de la propiedad intelectual de numerosos videojuegos, los cuales han terminado resultando fabulosos éxitos comerciales. El ex programador Kevin Flynn está sumamente molesto con ello, y ha decidido escabullirse en las oficinas de la empresa para buscar pruebas y demostrar el robo de sus proyectos. Flynn es ayudado por dos amigos programadores, Alan Bradley y Lora, quienes a su vez están disconformes con las políticas de Dillinger y su manejo del ordenador central en donde depositan sus proyectos de investigación. Pero Flynn es interceptado y es atacado por un rayo desmaterializador experimental que, en vez de matarlo, lo digitaliza y lo transporta al interior del computador maestro de ENCOM. Allí existe un mundo virtual, en donde el sistema operativo se ha vuelto inteligente y está devorando información y programas a un ritmo creciente. La única manera de detenerlo es que Flynn encuentre y active a TRON, un software desarrollado por Bradley para controlar y eventualmente apagar las actividades del sistema operativo; pero éste está consciente de la amenaza y ha comenzado a perseguir a Flynn y a Tron por las infinitas galerías que componen el mundo virtual.

Tron Tron (1982) fue, en su momento, un filme revolucionario. Fue la primera película que hizo uso intensivo de una nueva técnica digital conocida como CGI – gráficos creados por computadora -, los que terminarían por convertirse en el standard de la industria en cuanto a efectos especiales a partir de los años 90, con otros títulos pioneros como Terminator 2 y Jurassic Park. Aún cuando los FX de Tron hoy se vean anticuados, uno debe pensar en el enorme esfuerzo que debió haber representado generar semejante parafernalia de gráficos con el hardware de aquel entonces.

A su vez Tron tiene algunas ideas interesantes pero pésimamente ejecutadas. La idea central aquí es que un humano ha sido digitalizado y absorbido por un mundo virtual viviente que reside en el interior de una computadora. Si bien eso suena fascinante en los papeles, en la práctica el desarrollo es poco menos que mediocre. Todo da la impresión que el director y guionista Steven Lisberger estaba fascinado con las posibilidades futuras que ofrecía la computación … pero que jamás había tocado un ordenador. Es un filme sobre una fantasía informática escrito por un individuo completamene ignorante de cómo funciona una computadora. Las escenas iniciales con los actores en el mundo real son bochornosas – Jeff Bridges le ordena a la terminal que le busque un programa determinado, escribiendo “Control Maestro, ¿me podrías conseguir el software XX?” o ” por favor, ¿podrías ejecutar el programa YY?”, lo que demuestra que el libretista nunca usó un sistema operativo -, y las cosas no mejoran demasiado cuando Bridges termina siendo digitalizado. Por suerte los fascinantes efectos – que se mantienen bastante en pie a pesar de los años – compensan (y tapan) los problemas conceptuales del guión. Como que los programas sean personitas electrónicas con conciencia y que tengan la cara de sus usuarios (¿no debería ser la cara de sus programadores?). Eso lo voy a tener en cuenta la próxima vez que desinstale un software espía de mi computadora (que seguramente tendrá el rostro de Sean Connery).

A su vez aquí hay un sistema operativo que se ha vuelto independiente, devora otros programas y planea dominar el mundo (¿alguien dijo Windows?). Pero el mundo virtual en donde se desarrolla la acción parece pertenecer en realidad a un reciclado de segunda mano de ideas a la Star Wars. Hay guardias imperiales, programas renegados, celdas de prisioneros, interrogatorios, un guardian del dispositivo de entrada / salida que colabora con los renegados, circos mortales, un esbirro letal y el emperador… ejem, el sistema operativo que desea apoderarse de todo el mundo (virtual y real). En un momento, Jeff Bridges se cruza con otros programas que andan con túnicas; lo único que faltaba era un bar con unos macacos tocando el clarinete.

En sí es una idea que podría haber funcionado mucho mejor con cualquier otro enfoque que el realmente tomado por el filme. Si uno analiza, en el fondo no hay mayores diferencias conceptuales entre Tron y Matrix, con la excepción de que los hermanos Wachowski sabían cómo funcionaba realmente una CPU y generaban un mundo virtual mucho más creíble – la figura del arquitecto y de oráculo, por ejemplo; las puertas traseras (backdoors) que le permitían saltar de una punta a la otra del mundo virtual; y un montón de etcéteras -. Otra opción hubiera sido eliminar la subtrama del programador buscando sus archivos en ENCOM, y planteando todo como un mundo electrónico que existe en algún confin de la galaxia, terminando por revelar hacia el final que todo ocurría en el interior de una computadora. Pero la versión en pantalla tiene sus momentos de estupidez sideral; como cuando los programas beben agua y recargan energía porque encontraron una fuente (tsunami de wtf!!!)

La única manera de entretenerse con Tron es poner el switch del cerebro en off y disfrutar de los efectos visuales – basados en diseños de Syd Meier, quien más tarde participaría en otros filmes como El Vengador del Futuro -. Es lo único que vale la pena, ya que el desarrollo dramático roza lo terrible.

TRON

Tron (1982) – Tron: El Legado (2010)