Crítica: Asi no se Trata a una Dama (1968)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1968: Rod Steiger (Christopher Gill), George Segal (Morris Brummel), Lee Remick (Kate Palmer), Eileen Heckart (Sra Brummel), Michael Dunn (Kupperman), Murray Hamilton (inspector Haines)

Director: Jack Smight, Guión: John Gay, basado en la novela de William Goldman

Trama: El detective Morris Brummel investiga el asesinato de una anciana cuyo cadáver ha sido hallado en el baño de su departamento y al cual le pintaron con rouge un beso en la frente. Ese es el primer indicio de que han comenzado a tratar con un asesino serial obsesionado con mujeres mayores solas, como si fuera algún tipo de retorcido desquite con la memoria de su madre. Pero a raíz de un comentario sobre los homicidios – hecho a la prensa por Brummel -, el asesino cree haber encontrado en el inspector a un admirador y comienza a llamarlo directamente a la seccional de policía. Y ahora se ha establecido un peligroso juego del gato y el ratón entre el homicida y el detective, en donde éste último ha decidido comenzar a publicar noticias falsas – como el hallazgo de nuevos cuerpos o la detención de sospechosos – con tal de provocar al maníaco y hacerle salir de su escondite. Pero el asesino ha elaborado un meticuloso plan de revancha contra Brummel para castigarlo por intentar arrebatarle el mérito de sus crímenes.

El Hombre de la Cuarta Dimension (The 4D Man) Es posible que a lo largo de toda la historia hayan existido casos de asesinos seriales, pero los mismos comenzaron a tomar notoriedad – y conciencia pública – a partir de finales de los años 60. Desde el estrangulador de Boston hasta Zodíaco surgieron por esas fechas, y dieron el puntapié inicial para el surgimiento de tipos como Ted Bundy o el Hijo de Sam. Como explicaba Sigourney Weaver en Copycat, es posible que los asesinos seriales no sean más que un síntoma, tumores que surgen en una sociedad enferma predispuesta a producirlos en masa. Desde las enfermedades mentales urbanas hasta la obsesión por la fama han sido motivantes para el surgimiento de estos maniacos, y el cine inmediatamente puso manos a la obra para retratarlos, analizarlos y, sobre todo, explotarlos.

Si los asesinos seriales cinematográficos tomaron forma con Psicosis y A Sangre Fría, terminarían por afirmarse como modelo con El Estrangulador de Boston. Y, visto de ese modo, Asi no se Trata a una Dama vendría a ser la sátira espejo de este último filme – tal como han existido Fail Safe y Dr. Strangelove, o Dia de la Independencia y Marcianos al Ataque! -. Hay otro estrangulador de mujeres, otra ciudad en pánico y otro detective que debe librar juegos de ingenio con el asesino.

El tema con Asi no se Trata a una Dama es que el filme tiene un problema serio de identidad. Cuando comienza, parece una versión americana de Frenesi en clave de comedia – vemos la agria y cómica vida doméstica del detective, los asesinatos son tan excéntricos que tienen un toque de humor hitchcockiano -, pero después la película se empantana. Ni los homicidios son impactantes, ni el asesino es tan atemorizante, y el detective de turno es un palurdo con pocas ideas. Hasta el homicida se ve obligado a llamar al policía y darle pistas porque, si no, la trama se quedaba estancada. A esto se suma que Rod Steiger se hace un festín sobreactuando, pero su goce personal no se condice con lo que precisaba el filme.

Si como pelicula policial falla, al menos Asi no se Trata a una Dama empieza a redimirse en la segunda mitad gracias a la comedia. Hay una escena excepcional en donde un enano (Michael Dunn, Miguelito Loveless de la serie Wild, Wild West) viene a entregarse y a confesar los crímenes. “Pero los testigos han dicho que el homicida medía 1.80” “¿Ha visto?. Lo que pasa es que soy muy buen actor” (!!!). Lo otro que funciona muy bien es el romance entre Lee Remick y George Segal, que es muy cómico. Y casi sobre el final, cuando Rod Steiger irrumpe en el departamento de uno de los protagonistas, la cosa se pone muy condimentada. Lástima que ese nivel de equilibrio entre tensión y comedia negra está ausente en el 90% previo del filme.

Aún con todos sus problemas Asi no se Trata a una Dama es entretenida. Es una mezcla de policial y comedia que no siempre funciona como debe, y que muchas veces termina siendo arruinada tanto por la impericia del director como por la sobreactuación salvaje de Steiger. Pero tiene un puñado de perlitas, y eso es lo que la pone por encima de la media.