Crítica: The Host (Gwoemul) (2006)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorCorea del Sur, 2006: Song Gang-ho (Park Gang-du), Byun Hee-bong (Park Hie-bong), Park Hae-il (Park Nam-il), Ko Ah-sung (Park Hyun-seo), Dun-na Bae (Park Nam-ju)

Director: Bong Joon-ho, Guión: Bong Joon-ho, Musica – Lee Byeong-woo

Trama: En el año 2000, la base militar norteamericana establecida en Corea del Sur se ha deshecho de químicos altamente tóxicos en el río Han. Los mismos han provocado la mutación de la fauna de la zona, lo que termina por engendrar un enorme monstruo anfibio que comienza a asolar las riberas del río. Gang-du es un joven problemático que trabaja con su padre en un puesto de comida a las orillas del Han, y que tiene una hija adolescente llamada Hyun-seo. Gang-du contempla azorado el primer ataque del monstruo a la zona recreativa, así como el rapto de Hyun-seo por parte de la criatura. La familia se encuentra destrozada, pero un llamado telefónico de Hyun-seo prueba que ella se encuentra viva. Y pronto Gang-du, su padre y sus dos hermanos se lanzarán a rescatar a la chica, aunque deban lidiar con las barreras de seguridad que impone el ejército, así como la persecución que le realizan las autoridades ya que éstas creen que se encuentran infectados por un virus contenido en la sangre del monstruo y que son una amenaza para la población.

The Host Esta es una de las rarísimas excepciones en que un film surcoreano llega a las pantallas mundiales. En lo personal, desconozco las características de Corea del Sur como industria cinematográfica, pero eso se debe fundamentalmente a las trabas (mentales y culturales) de los distribuidores para importar productos de otros países que no sean EE.UU, Europa, Japón, China y Hong Kong. Sin ir más lejos, la India es el mayor productor de películas del mundo, y en estos pagos cada mil años se conoce algún film indio. Y en el caso de Corea del Sur, se le conocen algunas incursiones en el cine fantástico que nos llegan en forma de rumores, debido a la escasa disponibilidad del material. Uno sabe que los surcoreanos tienen su propio clon de Godzilla llamado Yongary (al cual filmaron en varias oportunidades), pero a duras penas puede obtener una foto (ni hablar de ver el film). The Host es la última entrega en el género por parte del cine surcoreano, y la verdad es que es un producto bastante atípico.

Como ha pasado en los últimos tiempos en el cine de Oriente, los rubros técnicos son descollantes. Los directores han mamado tanto el uso de alta tecnología como los códigos de lenguaje cinematográfico de sus pares americanos, y de no ser por la ausencia de grandes nombres (o de un casting occidental) prácticamente no hay diferencias con la producción industrial de Hollywood. En el caso de The Host no hay un tipo encerrado en un traje de goma haciendo de monstruo, sino una espléndida creatura hecha en CGI de altísima calidad insertado de modo impecable en la pantalla. Es una producción que incluso supera en calidad a sus pares japoneses.

Pero el tema de The Host es que termina por ser una bolsa de gatos, donde no siempre los tonos que quiere abordar son compatibles. Por un lado está el monstruo rampante que asola al río, pero por otro lado hay momentos de comedia slapstick que a veces resultan irritantes. Es cierto que el cine de Oriente tiene una debilidad por incluír humor basado en monigotadas y caídas; y también es cierto que en muchas películas de Godzilla la trama está saturada de ellos y nos quejamos menos. Pero este es un film que no tiene nada que ver con Godzilla. El ataque inicial del monstruo en las riberas del río está filmado de un modo salvaje, con la criatura despachando gente a diestra y siniestra. Es una secuencia rodada de modo exquisito, que sólo se me ocurre compararla con los ataques de los velocirraptores en la saga de Jurassic Park. La criatura desatada entre la muchedumbre, los cambios imprevistos de su conducta, y el sorpresivo rapto de Hyun-seo constituyen uno de los momentos formidables del film. Los problemas de la película comienzan después, cuando el libreto intenta desarrollar una carnadura a los personajes iniciales. No sólo el héroe, Gang-du, es uno de los menos carismáticos que hayan surcado la pantalla – vago, inmaduro, posiblemente con algún tipo de retraso mental -, sino que en su gruesa mayoría los personajes que lo acompañan tampoco resultan muy interesantes o están pobremente desarrollados. Sólo Hie-bong, el padre de Gang-du, parece un caracter interesante pero tampoco dura demasiado tiempo en pantalla.

Esto no significa que sean clisés – quizás el libreto intenta romper esa clase de moldes, haciendo que los héroes sean una familia de clase trabajadora repleta de problemas -, pero el intento de darle un trasfondo dramático funciona a medias. También es posible que la intención del director sea la de armar un espectáculo completo, con acción, drama, comedia e incluso protesta social (como es todo el tono anti norteamericano que se desprende de la historia). Pero a veces parece que son demasiadas cosas para un solo film – y por ello su duración se alarga y resulta algo excesiva -. Al menos el intento de dramatizar la trama hace que los caracteres no sean anónimos, pero realmente se ven como idiotas en algunos pasos de comedia. Uno ve que el guión tiene problemas de criterio cuando aparece el oficial de la cuarentena cayéndose accidentalmente y dando explicaciones ilógicas que supuestamente son cómicas. El guión abunda en secuencias similares, y quizás sea el concepto coreano de un libreto tongue in cheek – una gruesa señal de advertencia de que el guión no se toma demasiado en serio a sí mismo -. Pero incluso este postulado termina por contradecirse en el clímax; el final del film es sorpresivo y, posiblemente para muchos, deprimente.

Esto no significa que The Host sea un filme malo o aburrido; por el contrario es muy entretenido y tiene escenas excelentes, en especial en las apariciones del monstruo. Hay momentos de real tensión como los intentos de escape de Hyun-seo de la madriguera de la criatura, o la formidable batalla campal del final. El tema es que la mayoría de escenas cómicas están fuera de lugar o están jugadas en un tono tan exagerado que resultan chocantes. El discurso anti norteamericano sirve para poner a los yanquis en el rol de villanos encubiertos tras la historia, pero nunca resulta demasiado claro. Y sobre el clímax del final, lo que puede decirse es que es atrevido y sorprendente. Quizás sea una historia más sobre Gang-du que sobre el monstruo; el personaje termina por evolucionar a lo largo de la película y al final realmente alcanza estatura heroica. Quizás la enseñanza para Gang-du sea de que debió perder a sus familiares para poder madurar, y la última escena representa una segunda oportunidad para su vida.