Crítica: Superheroes: A Never Ending Battle (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2013: presentado por Liev Shreiber; con entrevistas de Stan Lee, Adam West, Carmine Fantino, Jim Steranko, Len Wein, Joe Quesada y otros

Director: Michael Kantor, Guión: Michael Kantor, Laurence Maslon

Trama: Un paseo por la historia de los comics de superhéroes, desde su inicio en 1938 con la aparición del primer número de Superman hasta el apogeo del género en los años 60 con el auge de la Marvel y la popularización mediática generada por las adaptaciones de comics a la pantalla grande a partir de la década del 70.

Otra vez sopa. Stan Lee vuelve a explicar por qué es un tipo tan genial en esta entrevista de Superheroes: a Never Ending Battle (2013) Otra vez sopa. Stan Lee vuelve a explicar por qué es un tipo tan genial en esta entrevista de Superheroes: a Never Ending Battle (2013)

Superheroes: A Never Ending Battle No existe género mas norteamericano que el comic de superhéroes. Nacieron en uno de los momentos mas oscuros de la historia estadounidense – la gigantesca depresión económica surgida tras el crack bursátil de Wall Street del año 1929, la cual dejó a millones de personas en la calle -, una época de desolación y desesperanza, y en donde todo el mundo precisaba algún medio barato de escapismo como para olvidar por unos momentos la cruel realidad que los acongojaba. Por otro lado, su popularidad sirvió para generar una industria – despreciada, mal pagada, pero constante y creciente – que le dió trabajo a una generación de artistas de enorme talento y los cuales cimentarían las bases del género en el transcurso de las siguientes décadas – cuando el comic dejara de ser lectura de niños y se convirtiera en un fenómeno de culto para gente de todas las edades -.

Superhéroes: A Never-Ending Battle es una miniserie documental de tres horas que analiza con cierta profundidad el génesis y evolución del género de los superhéroes. Nutrido de entrevistas a autores de primera línea, brinda una perspectiva bastante fresca sobre una epopeya conocida por todos los fans del género. Sea el dato de cómo Jerry Siegel y Joe Schuster tuvieron que deambular 5 años hasta conseguir que una editorial les comprara la idea de Superman, hasta su trágica vejez sumida en la miseria – Schuster casi ciego y trabajando de mandadero para la DC, Siegel empleado como cartero; recordemos que los autores de comics vendían su idea, con lo cual terminaban siendo empleados de la editorial para la que trabajaban, y carecían de derechos o regalías sobre sus creaciones -, una injusticia que fue emparchada de apuro poco antes del estreno de la película de Superman de 1978 al darles la gente de la Warner Brothersdueños de la DC Comics, propietaria de los derechos de Superman – una pensión vitalicia y un seguro médico sin cargo durante lo que les quedara de vida. Por otra parte es interesante notar que la mayoría de los autores de comics eran inmigrantes de ascendencia judía, individuos generalmente marginados que se habían visto obligados a tomar empleos poco prestigiosos – como era ser dibujante de historietas – con el fin de tener un ingreso mínimo y poder sobrevivir de alguna manera. Todos, en algún momento, pensaron en poder salir del gueto y obtener empleos mejor pagos y mas satisfactorios en lo personal – sea en el diseño gráfico, la publicidad o la arquitectura -, razón por la cual la mayoría terminó usando seudónimo y reservando su nombre real para una ocasión artística futura y mucho mas honorable.

Del mismo modo el surgimiento de personajes fantásticos y todo poderosos estuvo marcado por las miserias y la discriminación de los artistas judios empleados en su creación y redacción. Despreciados por sus pares – y ante la pesadilla de la persecución nazi en Europa -, estos autores desarrollaron alter egos indestructibles que vinieron a materializar sus fantasías de justicia y respeto. Tal como Superman eran inmigrantes, extranjeros en una tierra extraña que buscaban el respeto y la materialización de ese ideal conocido como el sueño americano, obteniendo fama, fortuna y admiración por parte de la comunidad artística. Lástima que pasarían décadas antes de que la industria obtuviera el reconocimiento como generadora de obras de valor, en especial con la aparición de los autores modernos y el surgimiento de las primeras novelas gráficas.

Mientras que los 40 los supheréroes se convirtieron en iconos panfletarios de la democracia contra el totalitarismo, lo cierto es que su caducidad quedó patente al final de la guerra. La desaparición del conflicto bélico y de Hitler no pudo ser reemplazada con el comunismo y la Guerra Fría, y las ventas se cayeron de punta. Sumada a la persecución por parte de organizaciones moralistas y politicos en busca de primera plana, la industria del comic sufrió un golpe enorme y sólo comenzó a recuperarse cuando comenzó a inventar su propio universo, plagado de reglas y villanos propios, y poniendo mayor atención en el contenido que en los medios. La reconversión del género a partir de la visión fresca de The Flashversión Silver Age – traería una bocanada de aire fresco, y el golpe de gracia sería el surgimiento de Stan Lee – hasta ese entonces, un veterano escritor de comics de Westerns y romances en la Marvel y que tendría la oportunidad de debutar en el género con la revolucionaria tira Los 4 Fantasticos (1961) -, quien dejaría una fuerte impronta en la industria y contribuiría a humanizar y desacartonar el mundo de la historieta.

Desde las fantasías sadomasoquistas de las primeras tiras de la Mujer Maravilla hasta los viajes existenciales del Silver Surfer; desde las aventuras con conciencia social de Linterna Verde y Flecha Verde hasta los mensajes antidroga de Spiderman; desde las viñetas sicodélicas de Nick Fury, Agente de SHIELD dibujadas por Jim Steranko, hasta las amargas (y adultas) utopías de Watchmen o The Dark Knight Returns, lo cierto es que el comic ha evolucionado y se ha transformado en un género artístico reconocido, cuya influencia y popularidad permanecen hasta nuestros días. Y, desde ya, Superhéroes: A Never-Ending Battle es una miniserie imperdible para los fans del género y para aquellos neófitos que deseen informarse sobre el origen de los personajes mas famosos e importantes del mundo de la historieta.