Crítica: Star Trek: El Futuro Comienza (Viaje a las Estrellas XI) (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2009: Chris Pine (James T. Kirk), Zachary Quinto (Spock), Leonard Nimoy (Spock), Eric Bana (Nero), Bruce Greenwood (capitán Christopher Pike), Karl Urban (Dr. Leonard ‘Bones’ McCoy), Zoe Saldana (Nyota Uhura), Simon Pegg (Scotty), John Cho (Hikaru Sulu), Anton Yelchin (Pavel Chekov)

Director: J.J. Abrams, Guión: Roberto Orci & Alex Kurtzman, sobre la serie de TV creada por Gene Roddenberry

Trama: El USS Kelvin es enviado a explorar una enorme tormenta espacial, la que termina por transformarse en un agujero negro. Del mismo surge una gigantesca nave romulana – el Narada -, la cual entabla combate con el USS Kelvin y termina por abatirla. Segundos antes de su destrucción, el primer oficial George Kirk ordena evacuar a la tripulación, incluyendo a su esposa que se encuentra en trabajo de parto. La única opción que Kirk encuentra para salvar a su gente es estrellar su nave contra el Narada, dándole tiempo para la fuga. Ahora han pasado 25 años y James Tiberius Kirk es un joven rebelde que es reclutado para la federación por el capitán Christopher Pike – quien fuera amigo de su padre -, como método para disciplinar al muchacho. Pero una vez a bordo de la nave de Pike – el USS Enterprise -, reciben un llamado de emergencia. El Narada ha reaparecido, y está atacando implacablemente al planeta natal de los Vulcanos. Y el Enterprise parece ser la única nave capaz de detenerlos.

Star Trek: El Futuro Comienza Viaje a las Estrellas X: Nemesis fue un fracaso de crítica y taquilla. Parecía que para el 2002 la franquicia había entrado en una espiral de decadencia creativa y sobreexposición – las series Next Generation, Deep Space 9, Voyager y Enterprise; las películas para cine – que semejaba mortal e inevitable.

La idea de una precuela ya la había tirado al ruedo el propio creador de la serie – Gene Roddenberry – en 1968, tras la cancelación de la tira original. El proyecto dió vueltas durante años, sin llegar a nada. En el 2005, después del final de la serie Enterprise, el líder creativo de la franquicia – Rick Berman – volvió a retomar la idea de Roddenberry y se acercó a la gente que estaba desarrollando la serie de TV Lost – Roberto Orci y Alex Kurtzman -, quienes a su vez llamaron a su jefe y máximo pope J.J. Abrams. Al principio Abrams simplemente quiso acompañar a Orci y Kurtzman como productor, pero tras leer el libreto se entusiasmó de tal modo que terminó por convertirse en el director del proyecto.

Ciertamente la idea de reflotar al Enterprise y a la troupe de personajes legendarios con otros actores es temeraria. Durante 30 años William Shatner, Leonard Nimoy y compañía hicieron propios esos caracteres, como trajes a medida. Es un poco el síndrome de Superman Regresa, en donde cualquier otro actor que no sea el original puede ser visto como un imitador o un impostor.

Aquí J.J. Abrams le inyecta una enorme cantidad de energía a la saga y al filme, pero roza el límite de la pérdida de personalidad. La idea de Abrams es la de respetar la leyenda y darle un aire renovado, de manera que seduzca a trekkers y al público en general. Para los fans incluye a Leonard Nimoy, la referencia al capítulo piloto de la serie original – The Cage, donde al mando de la Enterprise estaba el capitán Christopher Pike, encarnado por Jeffrey Hunter, que luego sería reemplazado por William Shatner -, y guiños a diversos episodios de la tirae, como la presencia de un trebble (la criatura que acompaña a Scott en la base helada en Delta Vega). Para los novatos, el filme está despojado de la profundidad intelectual habitual de la franquicia – la exploración de ideas que la convertían en sci fi pensante – y se encuentra más orientado a la acción.

Ciertamente Star Trek: El Futuro Comienza recicla muchas ideas de las películas y de las series. He aquí otro villano al estilo de Kahn, buscando venganza. Un genocida con una nave gigantesca, como Nemesis. Viajes en el tiempo, como Misión: Salvar la Tierra. En el conjunto, no resulta tan evidente la copia de ideas.

Pero Star Trek: El Futuro Comienza no termina de impresionarme. Hay varios problemas de coherencia y tono que empañan al filme. En particular no digiero la necesidad de crear un orígen épico para James T. Kirk, el cual suena demasiado artificial – nacido en medio de una batalla, un adolescente rebelde y brillante que se disciplina cuando se enrola en la Federación, una oportunidad de tomar revancha con el enemigo que mató a su padre -. La famosa escena en la que escapa con su auto y termina por lanzarlo en el precipicio parece exclusivamente pensada para el trailer, ya que no tiene demasiada conexión con el resto de la historia de la película (y se podría haber omitido olímpicamente). Y hay momentos en que la actitud del guión hacia Kirk suena demasiado prepotente, como si fuera el nacimiento de una leyenda cuando en realidad Kirk es solo uno más de un grupo que funciona muy bien como equipo – en todo caso, es su líder -. Es absurdo tener que generar una historia de origen pintoresca para Kirk como si fuera la de Batman.

También tengo inconvenientes con el origen de Spock, aunque son menores ya que consume mucho menos tiempo de pantalla. El guión pareciera que se da cuenta que tiene problemas para generar algo novedoso o interesante con el origen de los personajes, y por suerte decide seguir adelante. Así llegamos a la Enterprise, el resto de la troupe a bordo y el duelo con el Narada. Pero en la necesidad de mantener la adrenalina, la mayoría de los personajes terminan siendo devorados por la acción.

Pero donde el libreto queda ruedas para arriba, es con la inclusión forzada de Leonard Nimoy en la historia. Es verdad que su presencia es un guiño y un pase de posta de la generación vieja a la nueva, pero el libreto podría haber reemplazado a Nimoy con cualquier otro vulcano y el resultado podría haber sido levemente mejor. Al meterlo con calzador, la historia se sumerge en una maraña de paradojas que están mal resueltas. (alerta spoilers) Que aparezca el Spock del futuro conviviendo con el del presente no tiene mucho sentido. Para colmo, cuando le toca a Zachary Quinto compartir escenario con Nimoy, termina ensombrecido de una manera enorme – y eso que Nimoy se ve muy avejentado -. No sólo eso; la idea de que alguien del futuro aparezca, vuele el planeta Vulcano, y cambie la historia es un disparate en todo sentido, incluso en el seguimiento de la coherencia lineal que mantenía la serie original. Resultaría inexplicables muchos de los capítulos de la tira y de películas del resto de la franquicia (¿una colonia vulcana? ¿razas que desaparecen? ¿dos Spock conviviendo en el tiempo?). En la segunda mitad del filme el guión se embarca en tirar una tonelada de Deus Ex Machina para emparchar las cosas, pero las empeora en vez de mejorar (¿Kirk expulsado de la nave y cayendo en el mismo recóndito planeta que Spock? ¿Spock viviendo en el hielo, pero sabiendo que hay una base de la federación a pocos kilómetros de allí?… ¡Vamos!). Incluso la toma de mando del Enterprise se ve soberanamente forzada – si Spock debe renunciar al mando por tener motivos personales como la destrucción de su planeta natal, ¿qué se puede decir de Kirk, cuyo padre murió a manos del villano que va a combatir ahora? -. La lógica y los tiempos no cuadran. La acción disfraza la artificialidad de toda la historia (fin de spoilers).

En cuanto a las performances, el nivel es irregular. Chris Pine está bien como Kirk, pero no es el personaje que conocemos. Es un soberbio al estilo de los caracteres de Tom Cruise – Pine admite que basó su performance en el Maverick de Top Gun -, pero le falta algo de carisma. Zachary Quinto se ve demasiado adolescente e inseguro como Spock. Karl Urban se relame imitando a DeForest Kelley, y es el mejor del grupo. Zoe Saldana es una Uhura convertida en una criatura sexual – para colmo, involucrada sentimentalmente con Spock (WTF?!) – que tiene poco que ver con el original. John Cho, Simon Pegg y Anton Yelchin están ok en sus papeles, aunque sus personajes siempre fueron secundarios. Nimoy y Bruce Greenwood aportan brillo y aplomo; Eric Bana está criminalmente desperdiciado. Pero lo que se ha perdido es la química de grupo. Si bien es un relato de origen, las relaciones interpersonales no tienen el brillo esperado. Son un grupo de extraños, donde algunos se llevan mejor con otros, pero están mayormente desconectados.

Star Trek: El Futuro Comienza es entretenida. Lamentablemente la cámara y el guión sufren a veces de epilepsia. Se mueven demasiado, disparan cosas no muy coherentes, las disfrazan con el ritmo. Pero le falta naturalidad y consistencia, ya que muchas veces lo que quiere contar termina en pose para la foto, lo cual no era necesario para hacerla interesante.

STAR TREK – VIAJE A LAS ESTRELLAS

Los filmes que componen la saga Star Trek son: Viaje a las Estrellas: La Película (1979), Viaje a las Estrellas II: La Ira de Khan (1982), Viaje a las Estrellas III: En Busca de Spock (1984), Viaje a las Estrellas IV: Mision: Salvar la Tierra (1986), Viaje a las Estrellas V: La Frontera Final (1989) y Viaje a las Estrellas VI: Aquel Pais Desconocido (1991). La serie seguiría posteriormente con el elenco televisivo de Star Trek: The Next Generation en los filmes: Viaje a las Estrellas: Generaciones (1994), Viaje a las Estrellas: Primer Contacto (1996), Viaje a las Estrellas: Insurreccion (1998) y Viaje a las Estrellas: Nemesis (2002). Star Trek: El Futuro Comienza (2009) es una precuela dirigida por J.J. Abrams; sus siguientes capítulos son Star Trek 2: En la Oscuridad (2013), y Star Trek Sin Límites (2016). Star Trek: Discovery (2017) es una precuela ambientada 10 años antes del vuelo inaugural del Enterprise. También comentamos la tercera (y mejor) temporada de Picard (2023).