Crítica: Capitan Sky y el Mundo del Mañana (Sky Captain and the World of Tomorrow) (2004)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2004: Jude Law (Capitan Joseph “Sky” Sullivan), Gwyneth Paltrow (Polly Perkins), Giovanni Ribisi (Dex), Angelina Jolie (Comandante Frankie Cook), Omid Djalili (Kaji), Trevor Baxter (Dr Walter Jennings), Bai Ling (asesina), Michael Gambon (Paley), Julian Curry (Dr Jorge Vargas)

Director: Kerry Conran, Guión: Kerry Conran

Trama: Ciudad de Nueva York, en un 1939 alternativo. El científico Walter Jennings llega a la ciudad y contacta a la periodista Polly Perkins, advirtiéndole de un perverso científico llamado Dr. Totenkopf que posee peligrosos planes en contra de la humanidad. Pero la cita es interrumpida por el masivo ataque de robots gigantes a la ciudad, que vienen a desagotar las fuentes de energía. En la emergencia es llamado el Capitán Sky, el que acude al rescate a bordo de su caza P-40. El ataque de los robots resulta imparable pero al menos una de las unidades resulta capturada. Polly – un ex amor del Capitán Sky – lo contacta y le brinda la información que posee, a cambio de acompañarlo en la aventura. Pero un nuevo raid a la ciudad – y en especial, a la base del Capitán Sky – provocan un desastre masivo y Dex – el científico compañero del aviador – es secuestrado. Poco antes de su desaparición Dex había logrado detectar los orígenes de las ondas de radio que controlaban a las máquinas. Con esa pista, Sky y Polly se dirigirán a Nepal, para ubicar y destruir la descomunal base de Totenkopf y detener sus planes de dominación mundial.

Sky Captain y el Mundo del Mañana Kerry Conran era un animador al que un día se le ocurrió homenajear a la sci fi retro de los años 40. En primera instancia creó un pequeño corto en su Mac hogareña – tarea que le demandó casi cuatro años -, sobre una idea pergeñada con su hermano acerca de un héroe a bordo de un avión que combatía robots gigantes. El corto comenzó a ser presentado entre gente del cine, pero quien realmente se entusiasmó a fondo fue el director Jon Avnet. Pronto Avnet se convertiría en productor del proyecto de Conran y comenzaría a tocar las puertas de medio mundo – los De Laurentii, Jude Law (que también se sumaría como productor) – para subirlos a bordo.

La idea de Conran era revolucionaria. Mas allá de la historia – un homenaje a los seriales de los 30 y los 40 -, el gran avance de Conran era que el film entero iba a ser filmado sobre pantalla verde, y todos los decorados, efectos y máquinas iban a ser agregados por computadora. Obviamente hay antecedentes – Radioland Murders de 1994, una fallida comedia producida por George Lucas, fue el primer film en utilizar decorados digitales -, pero en ningún caso los inserts digitales habían sido llevados a semejante extremo (salvo los actores, el resto es todo computadora). Sky Captain and the World of Tomorrow es el primer gran antecedente de una nueva era de cine digital, a la que le seguirían Sin City, The Polar Express, 300 o BeoWulf, por mencionar algunos ejemplos.

Avnet tuvo una participación radical en la génesis del film; puso una gran cantidad de dinero de su bolsillo, apadrinó a Conran y lo protegió de los estudios, ayudando a que el film fuera lanzado de modo independiente (y que se pudiera respetar la visión del director). Y a pesar de todos los enormes esfuerzos, Capitán Sky y el Mundo del Manaña tuvo una tibia taquilla que apenas llegó a cubrir los costos de producción. No resultó el megaéxito esperado, y no es difícil saber el por qué.

Y es que el film, que sin duda es una obra de arte en lo visual y una obra de amor por parte del director, no deja de ser un grandioso proyecto nerd. Hay cientos de referencias a filmes de género – desde lo visual, tomando estilos de artistas de los años 40, de la famosa Feria Mundial de Nueva York de 1939, incluso de los cortos de Superman de Max Fleischer y, cuando no, de los filmes de propaganda alemanes; la Nueva York idealizada está extraída de King Kong, del mismo modo que la isla de Totenkopf e, incluso, cuando Sky bucea para penetrar a la isla se ve el Venture, el barco que Denham & Co utilizaron para llegar a la isla Craneo; y así un largo etcétera -, pero como film carece de cierta personalidad. El problema aquí pasa porque la película homenajea tan fielmente a los seriales que no termina por agregarle algo más substancioso, y termina por transformarse en uno de ellos. Sin dudas el apartado visual es fascinante y las escenas de acción están espléndidamente filmadas, pero los caracteres son tan estoicos (o tan clisés) que lo que terminan por ejecutar es una rutina y no una mirada avezada del género. Si uno lo compara con otro film similar – como puede ser la saga de Indiana Jones – Spielberg y Lucas desconstruían y rearmaban la fórmula de un modo más moderno e inteligente. Eso de ningún modo indica que Capitán Sky y el Mundo del Mañana sea un film malo; el problema es que su respeto reverencial a la ingenuidad del heroismo fantástico de los 40 es su principal virtud y también su principal desventaja.

Obviamente como en toda obra nerd hay material de sobra para analizar. El Capitán Sky está modelado sobre el corte de los héroes radiales de los 30 y los 40, tal como The Shadow, aunque lo más próximo sería Doc Savage. Nunca queda explicado si Sky es un millonario dedicado a la defensa de Norteamérica, o el líder de un escuadrón especial de avanzada. Todas sus proezas son en solitario, a pesar de contar con gigantescas instalaciones de investigación en materia aérea, y se maneja de modo expeditivo sin rendir cuentas a nadie.

Y mientras que Sky es un seudo paralelo de Doc Savage, Polly Perkins (sí, dos veces con P) es la Lois Lane de turno. Esa reportera insidiosa, persistente e inconsciente que se mete en la boca del lobo con tal de obtener la primicia. Mientras que Gwyneth Patrol se regodea con el personaje – lo mismo que la durísima Angeline Jolie -, Jude Law resulta algo blando para el papel. Hay cierta química con Patrol, pero carece del carisma que requiere el caracter.

Las escenas de acción son realmente excitantes, y el estilo supera de sobra la substancia. Todo ese pasado alternativo, esa onda sci fi retro (y art decó) son maravillosas y un deleite para la vista. Todo está concebido de modo monumental – los hangares, la guarida de Totenkopf, las plataformas voladoras, la Nueva York estilizada – y, con el color fuertemente desaturado, da la impresión de estar viendo un film de animación de los 40. Toda la secuencia inicial del ataque de los robots parece extraída de los filmes de propaganda nazi – las cabezas oteando el cielo, los miles de robots sobrevolando Nueva York, los dedos indicando el firmamento -. Sin dudas en lo visual es una auténtica obra de arte.

Pero la trama es algo rutinaria y, sobre el final presenta algunos agujeros de lógica. No resulta muy claro cómo todo el proyecto de Totenkopf demoró 20 años en implementarse, ni cómo lo hizo en piloto automático ya que el científico estaba muerto. Todo el arribo de Polly y Sky a la guarida sobre la hora final del conteo es muy artificial, e incluso su salvataje final de la arca espacial construída por el científico. Es obvio que Conran se esfuerza al máximo por incluir todo tipo de cliffhangers posibles – al estilo de los seriales -, pero el recitado de esas formulas trae aparejado las debilidades de las mismas; es difícil que el espectador se conecte con los personajes, que sienta que los mismos realmente están en peligro, y de que exista alguna amenaza que ellos no puedan resolver. Sin dudas es un entretenimiento más que agradable, pero posiblemente otro director mucho más experto podría haber pulido mucho más el guión para hacerlo algo más profundo que una simple fantasía adolescente en tono retro.