Crítica: Terror en Silent Hill 2: la Revelación (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: Adelaide Clemens (Rose Da Silva / Heather Mason / Alessa), Kit Harrington (Vincent Cooper), Sean Bean (Christopher Da Silva / Harry Mason), Carrie-Anne Moss (Claudia Wolf), Malcolm McDowell (Leonard Wolf)

Director: Michael J. Bassett, Guión: Michael J. Bassett, basado en el videojuego de Konami

Trama: Rose Da Silva ahora es una quinceañera y ha pasado la mayoría de su vida mudándose de pueblo en pueblo, en compañía de su padre Christopher. Es que ambos desean perderle el rastro a la Orden, un grupo de fanáticos que se encuentran atrapados en el pueblo maldito de Silent Hill y que precisan sacrificar a Rose para liberarse del hechizo. Pero las cosas se salen de control cuando Christopher es secuestrado y Rose se ve obligada a regresar a Silent Hill para rescatarlo. Es que aparte de poseer a Rose, la Orden desea apoderarse de un amuleto que posee la muchacha, el cual servirá para restituir sus oscuros poderes y lanzarse a conquistar el mundo. Pero la travesía hacia Silent Hill será un descenso hacia los infiernos, en donde las mas aberrantes criaturas harán lo imposible para que Rose alcance su objetivo.

Terror en Silent Hill 2: la Revelacion La primera señal de que algo anda realmente mal con una franquicia es cuando la secuela se demora un siglo en ver la luz. Si un filme tiene éxito, es necesario armar una continuación en dos años o menos como para mantener viva la llama que encendió la película original; pero si se demoran seis años, los fans del primer filme ya se han olvidado siquiera de qué se trataba. La primera Silent Hill era una sólida película de terror, pero no una que haya despertado pasiones a nivel popular como para, siquiera, hacer el esfuerzo de re-verla antes de presenciar la secuela y entender de qué cacso trataba toda la trama. Si la historia de la original era complicada, era necesario hacer un pasteurizado resumen para poner en autos a todos los sufridos fanáticos del cine de terror que adquirieron entradas para ver la parte dos. Como Terror en Silent Hill 2: la Revelación omite cualquier intento mínimo de explicación que sirva para refrescar lo que ha ocurrido entre un film y otro, lo que ocurre es sencillamente el abismo: un vacío enorme en donde la gente se siente totalmente extraviada y se limita a ver, con absoluta indiferencia, como una avalancha de bizarros monstruos pretenden devorarse a la sufrida protagonista.

Terror en Silent Hill 2: la Revelación es un filme mal escrito y mal dirigido. Es frustrante y, lo que es peor, carece de efectividad a la hora de los sustos. Empieza a vomitar datos inconexos y, como carece de clima (o uno está tan enojado por la falta de información coherente que sirva para entender qué es lo que ocurre) cada secuencia de destripamiento resulta totalmente superficial y fútil. La primera Silent Hill no era precisamente Matrix algo de culto que los fans vieron 20 veces intentando descifrarla y que terminaron por aprender de memoria – sino un filme pasatista muy logrado. Pero aquí en menos de cinco minutos tenemos a una enfermera sin ojos y con brazos con forma de cuchillos intentando desollar a Adelaide Clemens – la que parece la versión quinceañera de Michelle Williams, aunque con el 5% de su talento actoral -. Los ataques de las criaturas son aquí y allá, totalmente carentes de lógica y parecen tener lugar sólo cuando el libreto precisa inyectarle algo de ritmo a la trama. Después hay una avalancha de personajes anodinos que aparecen / mueren / son torturados por el camino, cosa de justificar el baño de sangre que precisa la cinta para ser calificada “como una de terror”.

Quizás el mayor problema de Terror en Silent Hill 2: la Revelación es que intenta ser demasiado fiel al espíritu del videojuego. La cuestión con los videogames es que son por naturaleza episódicos – están construidos para generar momentum entre un nivel y otro – y que, cuando se resume toda la historia en un párrafo de cinco líneas, uno termina por descubrir que son un gran disparate sin pies ni cabeza. Pasa con todos los juegos sin importar el género, sea Silent Hill, Resident Evil o Call of Duty. Aquí uno percibe que ciertas secuencias son propias del video juego – la escena en donde Clemens debe rescatar a Kit Harrington de una sala infestada de enfermeras mutantes armadas con cuchillos es un típico nivel stealth de un videogame (perdón el nerdismo de semejante expresión!) -; pero de allí a que tengan utilidad para la historia es otra cuestión muy diferente. En general toda la estética de las criaturas es tan bizarra como ridícula e injustificada (¿por qué tienen en sus cabezas un yelmo piramidal gigante los verdugos? ¿por qué la mayoría de bichos no tienen ojos pero sí dientes enormes?), y esto no supondría un problema grave si el director se hubiera molestado en crear un ambiente de credibilidad en donde el espectador pudiera asimilar (o, al menos, tolerar) semejantes bizarreadas. Pero tal parece que Michael J. Bassett (un tipo al que le tenía mucha fe, ya que dirigió la excelente Solomon Kane) parece no comprender cómo manejar la historia, cómo depurarla y lo que es peor, cómo hacerla mínimamente excitante.

El filme se la pasa cambiando las reglas todo el tiempo, con lo cual cualquier cosa puede pasar en cualquier momento y, al cabo de un tiempo, termina por resultar aburrido. Obtenemos cero explicaciones sobre el significado del conejo que aparece en todos lados, por qué Malcolm McDowell tiene medio amuleto incrustado en su cuerpo, o cómo diantres es que Kit Harrington es uno de los pocos que puede escapar de un pueblo maldito del cual nadie sale. En realidad el filme de Michael J. Bassett parece un producto netamente orientado a los fans del videojuego, no asi de la película original. Hay personajes y sub historias que se relacionan con diversas secuelas del videogame, datos que pasarán a millones de kilómetros por encima de la cabeza del espectador común,… a menos que sondee en la Wikipedia o en algún portal especializado (como es, por ejemplo, el personaje del camionero que aparece en los últimos cinco minutos del filme). Pero todos esos detalles nerd, sumados a la excesiva fidelidad al videojuego en el que se basa, terminan por lastimar de manera irremediable la efectividad de la película como entretenimiento cinematográfico, sumiéndola en la confusión de una vorágine de datos vomitados sin demasiado talento. Todo ello termina por sepultar (y de manera muy lamentable) a una franquicia que poseía un enorme potencial y que había hecho una gloriosa entrada en el 2006… lástima que estos seis años de demora no sirvieron para hacer madurar el proyecto como correspondía y, por el contrario, solo hicieron que la idea pasara (por lejos) su fecha de vencimiento.

SILENT HILL

Silent Hill (2006) – Terror en Silent Hill 2: la Revelación (2012)