Crítica: Aguas de Muerte (Shock Waves) (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1976: Peter Cushing (comandante de la SS), Brooke Adams (Rose), Luke Halpin (Keith), Jack Davidson (Norman), Fred Buch (Chuck), D. J. Sidney (Beverly), John Carradine (Capitán Ben), Don Stout (Dobbs)

Director: Ken Wiederhorn, Guión: Ken Wiederhorn & John Harrison

Trama: Un grupo de aburridos turistas contrata un barco para que lo lleve a recorrer las islas del caribe. Pero debido a un extraño fenómeno meteorológico el yate pierde el rumbo y termina encallado en una isla aparentemente desierta. Allí la tripulación se termina por topar con un viejo ermitaño, el que les cuenta que fue un ex comandante de la SS en la Segunda Guerra Mundial y que ha venido a parar a esta isla que no figura en los mapas como parte de una misión secreta. Es que él tuvo a su cargo un grupo de super soldados creados a partir de experimentos con cadáveres y, debido al final de la guerra, debieron escapar y refugiarse en la isla. Pero los super soldados aún permanecen vivos y comienzan a acosarlos, ya que han quedado zombificados y poseen un irrefrenable instinto asesino. Ahora los viajeros deberán sobrevivir como puedan mientras intentan encontrar una manera de escapar sanos y salvos de la isla.

Aguas de Muerte (Shock Waves) Esta es una pequeña peliculita anónima que a veces uno descubre en video y que resulta estar mejor hecha de lo que uno esperaba. Están John Carradine y Peter Cushing en unos papeles que bien podría llamarse cameos extendidos, y la única estrellita del casting es Brooke Adams, la misma de la versión 1978 de Los Usurpadores de Cuerpos. La dirección corre a cargo del ignoto Ken Wiederhorn, cuyo título más conocido sería una de las flojas secuelas de la saga cómica El Regreso de los Muertos Vivos.

Pero aquí era la gran hora de Wiederhorn. Hay un presupuesto y un guión bastante potables. La historia se deja ver – ¿una isla llena de zombies nazis? ¡vaya! – e incluso crearía su propio subgénero (sino, vean la noruega Dead Snow). Acá las cosas van en serio, hay un par de muertes interesantes, y el ritmo es pasable. Pero lo mejor del filme es sin duda algunas escenas muy inspiradas en lo visual, lo que muestra que Wiederhorn estaba con toda la chispa en aquellos días. Los zombies nazis surgiendo del agua; siguiendo de manera submarina al bote de escape de nuestros héroes; o yaciendo en los lechos de los ríos y atacando a las víctimas desprevenidas que se acercan a beber un poco de agua.

El tema es que, aparte de esas buenas escenas – propias de un comic de terror -, el resto es mediocre. Con excepción de Brooke Adams, el resto de los actores secundarios apesta, comenzando por el idiota vendedor de autos que hace comentarios molestos cada cinco minutos. Por su lado, los veteranos Cushing y Carradine aportan aplomo pero duran muy poco en pantalla. Y el resto de la trama se reduce a persecuciones por la isla, alrededor de un gigantesco hotel abandonado, o cacerías en medio del mar cuando los náufragos intentan escapar. No hay nada excesivamente sangriento ni hay demasiado suspenso. Lo único, repito, son las secuencias coreográficas con los zombis nazis surgiendo de los lugares más raros que tienen algo visualmente fascinante. Por lo demás Aguas de Muerte no tiene nada memorable ni nada demasiado malo; simplemente entretiene de manera competente con los dos mangos que tenían para solventar la producción, y con una buena historia que podría haber dado para mucho más.