Crítica: Scream of the Banshee (2011)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2011: Lauren Holly (Isla Whelan), Todd Haberkorn (Otto), Leanne Cochran (Janie), Lance Henriksen (Broderick Duncan), Kim Ormiston (Banshee)

Director: Steven C. Miller, Guión: Anthony C. Ferrante

Trama: La profesora Isla Whelan y su equipo se encuentra haciendo un inventario en el museo en donde trabajan. Ahora se encuentran revisando el misterioso sector 3, el cual no figura en sus planos, y descubren una extraña caja de hierro que data de la Irlanda del siglo XII. Luego de varios intentos logran abrirla, descubriendo la cabeza deforme de algún tipo de bestia, la cual se conserva sorprendentemente bien. Pero la cabeza parece volver a la vida y emite un grito desgarrador, desmayando a Whelan y a su equipo. Una vez recuperados descubren que la cabeza ha desaparecido… y a partir de entonces cada uno de ellos comienza a tener alucinaciones, viendo como una figura espectral los persigue. Pero cuando comienzan a aparecer personas brutalmente asesinadas, resulta evidente que no se trata del fruto de su imaginación, sino que han despertado a un ente maligno sediento de sangre. Ahora la única esperanza de detenerlo es contactar al profesor Broderick Duncan, el responsable de haber archivado la caja con la cabeza en el depósito del museo. Pero Duncan está retirado y paranoico, y parece poco probable que el anciano pueda servirles de ayuda.

Scream of the Banshee Si el canal SyFy ha producido cosas fabulosas como la remake de Battlestar Galactica o la miniserie Taken¿cómo puede parir engendros como éste?. Hasta ahora no he visto ni un telefilme potable de la emisora y Scream of the Banshee (traducción tentativa: El Grito del Alma en Pena) no es la excepción. Tiene un par de sustos buenos… pero el resto de la película es un bodoque que bordea lo intragable.

Ya arrancamos mal con el prólogo, en donde una secuencia medieval – que se ve extremadamente barata y mal dirigida – intenta abrirnos el apetito y nos deja con mal gusto en la boca. Se trata de un grupo de templarios que persiguen a una muchacha de capa roja (¿caperucita?) y, cuando la detienen, resulta ser un bicho horrendo con buenas curvas (¿alguien mencionó alguna jurado del Bailando?). El líder de los templarios le tira un escudo / caja (wtf?), el cual se cierra sobre la cabeza del bicho y lo guillotina. Fast forward hacia el presente, y tenemos a un cast de pésimos actores haciendo de catedráticos que realizan un inventario en un museo. Por un lado está Lauren Holly, que se ve deforme por el colágeno y el botox, y se la pasa exhibiendo sus siliconas recién adquiridas; por el otro lado, hay un puñado de jóvenes interpretes que carecen en absoluto de talento actoral. El peor de todos es un oriental de cejitas depiladas y apellido alemán (wtf!), que sobreactúa de manera salvaje. Para colmo el libreto lo pone a vivir un romance con su compañera de trabajo, cuando resulta evidente que el pibe es gay. Yo no tengo nada en contra de los gays (como algún idiota ha escrito a mi correo), pero cuando son amanerados de manera evidente no puede ir en papeles de ardientes seductores heterosexuales. Rock Hudson podría haber enamorado a una chica; este flaco, definitivamente no.

Como las ideas del libreto no alcanzan para cubrir la duración de un filme completo (a lo sumo, da para unos 40 minutos), el guión empieza a dar vueltas sobre sí mismo y ser redundante. Entre que encuentran la caja y la abren, pasan 20 minutos y el dichoso Otto – el amanerado oriental de apellido alemán, lo cual lo debe constituir en el único miembro de una minoría con esas 3 características – se la pasa diciendo y haciendo pavadas todo el tiempo. Cuando abren el cofre se topan con la cabeza de un bicho horrible y, durante un momento, uno frena por un rato las ganas de prenderle fuego al DVD. Hay algunas muertes bastante gráficas y bien coreografiadas – el autor del libreto es un especialista en efectos de maquillaje, y aquí demuestra que el tipo conoce bien su oficio -, pero los diálogos que hay en el medio son lamentables. Para colmo el guión inserta una mini trama dramática entre madre e hija que parece sacada de telenovela 101, y no le interesa a nadie. Pero a nadie nadie. ¿Se entiende?.

En realidad el mayor problema de Scream of the Banshee es que la historia tenía su potencial, pero el libreto está cargado de relleno y la dirección es tristísima. El cast de actores definitivamente no ayuda. Y si bien Lauren Holly no es una gran actriz – ¿cual fue el mayor hito de su carrera? ¿Tonto y Retonto (1994)? -, dan ganas de llorar al ver a lo que se ha visto reducido un actor de culto como Lance Henriksen. Acá hace de loco apocaliptico que vive en una mansión inundada de maniquíes, un detalle completamente gratuito que añade el libreto como para seguir haciendo tiempo y cumplir con los 90 minutos reglamentarios. Henriksen está muy viejo, gordo y sin chispa.

¿Hace falta que le aclare que NO debe alquilar Scream of the Banshee?.