Crítica: Rocknrolla (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 2008: Gerard Butler (Uno Dos), Tom Wilkinson (Lenny Cole), Thandie Newton (Stella), Mark Strong (Archy), Idris Elba (Murmullos)

Director: Guy Ritchie, Guión: Guy Ritchie

Trama: Lenny Cole es el mandamás de los bajos fondos de Londres, y un tipo sin escrúpulos que no duda en estafar a matones menores que viven en su zona. Ahora se le ha acercado un poderoso empresario ruso, el que desea sus contactos en el ayuntamiento para que le autoricen la construcción de un gigantesco centro comercial en los barrios que controla Lenny. Pero a su vez está Stella, la ambiciosa contadora del empresario ruso, la que tiene su propia agenda y planea robarle a su patrón los millonarios adelantos que éste le hace a Lenny. Para ello contrata a un par de matones de poca monta – Uno Dos y Murmullos -, los cuales han caído víctima del mismo Lenny hace cuestión de días. Y no pasará mucho tiempo hasta que la compleja trama de traiciones y revanchas cruzadas termine por salir a luz, generando una sangrienta batalla campal entre todas las partes involucradas.

Rocknrolla En una época Guy Ritchie era un buen imitador británico de Quentin Tarantino. Primero vino Lock, Stock and Two Smoking Barrels, y al tiempo llegó una especie de remake con Snatch, Cerdos y Diamantes. Y después Ritchie cayó en la desgracia. Bah, en realidad le pasaron dos cosas que hundirían su carrera: el casamiento con Madonna (que lo llevó a filmar un par de cosas horribles con su mujer, y completamente alejadas de su estilo), y la partida de su productor Matthew Vaughn, el que decidió desarrollar su propia carrera de director. En realidad uno llega a la conclusión que Vaughn era el espíritu de las peliculas de Ritchie, ya que su primer opus Layer Cake (2004) era esencialmente ritchiano, y sus filmes subsiguientes hicieron gala de un talento que, por su parte, el Sr. Ciccone parecía haber perdido. Después de una sarta de fracasos, Rocknrolla es un intento de Ritchie de regresar a sus fuentes. Pero a pesar de su mejor esfuerzo, éste es un filme que se queda a mitad de camino en todo, y en donde las confusiones de turno terminan siendo resueltas de manera excesivamente forzada, anulando su efecto cómico.

Esta es otra obra de enredos con mafiosos simpáticos. Está Gerard Butler, que desde 300 viene intentando hacer pie con otro megahit y sólo termina obteniendo tibias recaudaciones; está un desconocido Tom Wilkinson (pelado y con panza), sintonizando a su cínico Salvatore Maroni de Batman, el Caballero Oscuro; y está Mark Strong (con pelo!) en el que es el verdadero papel central de la historia, y que da una linda performance, lo que atraería la atención de Hollywood como para que lo empezaran a llamar de todos lados (Kick Ass, Sherlock Holmes, Robin Hood, la inminente Linterna Verde, y un largo etcétera). Hay una larguísima lista de secundarios conocidos de muchísimos lados, y en realidad no hay ni una performance de la cual uno se pueda quejar.

Es que en realidad los problemas de Rocknrolla pasan por otro lado. Uno ve que Ritchie intenta poner toneladas de extravagancias y enredos – mafiosos gays enamorados de sus compañeros del hampa; traicioneras damas que juegan a tres o más puntas; terribles secretos que salen a la luz y alteran la historia del 90% de los personajes de la historia; un “cuadro de la suerte” que cambia de manos cada cinco minutos; hijos no reconocidos de capos mafiosos, que son más letales que sus padres; y así un largo etcétera -, que son novedosas cuando recién aparecen pero que, cuando llega el último acto y hay que atar todos los cabos sueltos, resultan ser excesivas y al director no le alcanzan las manos para manipularlas. Eso no quita que la película sea muy entretenida la mayor parte del tiempo, pero la resolución se ve forzada, plagada de deux ex machinas y, para colmo, anticlimática – la gran balacera que uno espera termina por transformarse en un intercambio de palabras y un par de bizarros cambios de actitud -. Sencillamente es un final que atenta contra las expectativas creadas.

No es el mejor filme de Guy Ritchie pero al menos es un precalentamiento pasable. El director volvería a su mejor forma en Sherlock Holmes, demostrando que su talento ha estado durmiendo durante una década y ha logrado sobrevivir a su tempestuoso matrimonio con la ninfómana señora Ciccone.