Crítica: Rescaten al Titanic! (1980)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 1980: Jason Robards (almirante James Sandecker), Richard Jordan (Dirk Pitt), David Selby (Dr. Gene Seagram), Anne Archer (Dana Archibald), Alec Guinness (John Bigalow)

Director: Jerry Jameson, Guión: Adam Kennedy, basado en la novela homónima escrita por Clive Cussler

Trama: Década del 80, en plena Guerra Fría. El doctor Gene Seagram acaba de diseñar un complejo sistema de defensa láser, el cual iría montado en toda la costa este de Estados Unidos y protegería al país contra un masivo ataque con misiles intercontinentales nucleares. El problema es que semejante complejo requiere una fuente de energía potente, barata y duradera, y Seagram parece haberla descubierto en el rarísimo mineral conocido como Byzanium. Pero la única explotación conocida de Byzanium data de 1900, en donde se extrajeron unas 500 toneladas que fueron embarcadas – años más tarde – en el Titanic. Ahora el aventurero Dirk Pitt ha convencido al presidente de los Estados Unidos para montar un gigantesco operativo de rescate del barco; y ya que es imposible sumergirse a esa profundidad, la única opción es hacer emerger todo el barco para obtener el Byzanium de sus bodegas. Pero los soviéticos han seguido de cerca todo el operativo, y se aprestan a sabotearlo, amén del surgimiento de numerosos imprevistos en la concreción del plan.

Rescaten al Titanic! Hablemos de delirios compartidos. El primero es el del autor Clive Cussler, un tipo al que le encanta el mar. Cussler había escrito un par de novelas sobre aventuras marinas (y submarinas), hasta que en 1976 se despachó con una alucinógena historia sobre minerales radiactivos desconocidos atrapados en las bodegas del Titanic, razón por la cual debían hacer emerger todo el barco para obtenerlo mientras se desarrollaba toda una intriga de espionaje entre americanos y sovieticos como telón de fondo. El libro resultó ser un gol de media cancha y sacaría a Cussler del anonimato para ponerlo en la lista de best sellers. A partir de allí el tipo se despacharía con todo tipo de relatos fantasiosos que involucraran el mar (su principal pasión), versiones alternativas de la historia, tramas de espionaje, y su superhéroe Dirk Pitt metido en todo esto. Oh sí, a Pitt ya lo conocemos, sólo que en su versión reciente Sahara (2005) y con el rostro de Matthew McConaughey. Para la trivia quedaría el dato que Clive Cussler odió tanto la adaptación de Rescaten al Titanic!, que terminaría por demorar un cuarto de siglo para volver a ceder los derechos cinematográficos sobre sus novelas. Y cuando lo hizo con Sahara, su odio hollywoodense regresó y empezó a hacerle tanta mala publicidad – llegando incluso a recomendar a sus lectores que boicotearan al film – que terminó por comerse un juicio por parte de los productores y debió abonarles una indemnización de u$s 20 millones de su bolsillo. Si al menos sus obras valieran la pena para embarcarse en semejantes cruzadas (asumo que él piensa que es Shakespeare reencarnado, y por eso cela tanto sus libros); pero lo cierto es que lo de Cussler no deja de ser tramas disparatadas baratas (aunque espectaculares) que resultan en novelas fáciles de digerir y vender, y que contienen muchos elementos cinemáticos.

El siguiente delirio compartido pertenece al productor británico Sir Lew Grade, quien pensó que el pastiche de Cussler era digno de un blockbuster y se jugó una fortuna a la producción de Rescaten al Titanic! (36 millones de dolares, todo un disparate para el año 1980), la cual terminó de recaudar menos de la mitad a nivel mundial. Vale decir, Lew Grade se fundió, y él y la ITC se retiraron del negocio cinematográfico, y todo esto pasaba mientras el público y la crítica abofeteaba al filme de cabo a rabo.

Y lo cierto es que Rescaten al Titanic! no es una basura sobreproducida, pero tampoco es un buen filme. Aquí hay una producción costosa, buenos actores (largamente desperdiciados en papeles pobremente escritos), buenos FX, una trama internacional… pero hay un mediocre director (Jerry Jameson, que lo único que hizo en toda su vida fue dirigir episodios de series de TV como Dallas, Dra Quinn, Walker Texas Ranger, etc) y un guionista sin talento (tercer y último libreto que escribiría Adam Kennedy, quien era habitualmente un actor de tercera línea). O sea, no terminaron de poner dinero en la parte creativa que era la más importante, y con ello terminaron engendrando una historia larga e insulsa. Toda la historia del Byzanium es, como mínimo, bizarra, y a los 20 minutos de comenzado el filme ya sabemos que hay que rescatar al transatlántico hundido más famoso de todos los tiempos… pero aún queda una hora y media de película!. Es cierto que hay otras desprolijidades que tienen que ver con los preconceptos existentes en aquella época – como que el Titanic estaba en una sola pieza, cosa que James Cameron se encargó de desmentir a partir de los innumerables documentales que rodó con posterioridad a su opus de 1997 -, pero eso es perdonable. El problema es que todo el operativo de rescate se hace eterno y, en el medio como para matizar las cosas, el guión inserta una subtrama sobre un posible triángulo amoroso entre Richard Jordan, David Selby y Anne Archer que no le interesa a nadie. A esto se suma el molesto perfil del protagonista Dirk Pit (Jordan) t que es una especie de super… no se qué (el libreto jamás explica por qué Dirk Pitt tiene tanto dinero e influencia sobre el gobierno norteamericano, ni como está a cargo de todo siendo un civil).

Y mientras el rescate se demora varios siglos, hay viajes fugaces a todos lados (como si Estados Unidos o Inglaterra estuvieran a la vuelta de la esquina), una subtrama con los soviéticos que está pobrísimamente desarrollada, y un accidente idiota de último momento, en donde el genial Richard Jordan decide acelerar el rescate de todo el Titanic, pasando de dos semanas a menos de seis horas (wtf??!) (¿pero entonces que? ¿esta gente estaba trabajando a media máquina porque cobraban por hora?). Al menos la potente banda sonora de John Barry y los buenos efectos especiales compensan bastante un show bastante desabrido. El momento en que el Titanic resurge de las aguas es una escena gloriosa, y hay otras secuencias notables como cuando el transatlántico entra a la bahía de Nueva York. Pero el resto de la trama es estúpida, insulsa o demasiado estirada (o las tres cosas al mismo tiempo). El clímax del film es algo tan rebuscado que carece de explicación posible.

Rescaten al Titanic! es una mediocre película de matineé. Cuando la trama se mete bajo el agua, la oscura fotografía y la blanda dirección de Jerry Jameson empiezan a hundir a la historia, y más tarde el guión se encarga de arruinar el resto. No es un filme estrictamente malo, sólo que es largo, bastante aburrido y tan excitante como un témpano de hielo; y ni aún ver el sensacional rescate del Titanic de su tumba helada termina de compensar lo soso de la historia.

LAS AVENTURAS DE DIRK PITT EN EL CINE

Rescaten al Titanic! (1980) – Sahara (2005)